GARCÍA-ABADILLO: “LA SALUD DE UNA DEMOCRACIA SE MIDE POR LA CALIDAD DEL PERIODISMO”

- Pampliega ('freelance'): “La indiferencia mata más que las balas”. El fundador y director de ‘El Independiente’, Casimiro García-Abadillo, manifestó este miércoles que “la salud de la democracia de un país se puede medir por la calidad de su periodismo”.
Durante su participación en el curso de verano organizado por Servimedia y la Universidad Rey Juan Carlos ‘#PeriodismoEnRealidad. El periodista frente a un mundo convulso’ que se celebra hasta este viernes y cuyo número de asistentes ha batido el récord de participación, García-Abadillo dijo que comparte la definición de lo que significa ser profesional de la información de uno de los periodistas que ayudó a destapar el ‘caso Watergate’, Bob Woodward: “Ser periodista es ser siempre de mentalidad joven, no dejar de sorprenderse por todo”.
Explicó el cambio radical que supuso pasar de uno de los periódicos más leídos y con más historia de la democracia y tirada en papel, 'El Mundo', a un uno digital que no llega en la actualidad al año de vida, y relató que lo fácil para él hubiera sido seguir de colaborador o estar en otros medios pero indicó que “las ganas de hacer cosas para las que había estado limitado me empujaron a que, a pesar de que no tenía muchos criterios tecnológicos, en pocos meses pusiéramos en marcha este proyecto”.
Además, manifestó que fue intencionada la idea de no incluir en 'El Independiente' secciones como “cotilleo, eventos deportivos, contenidos morbosos o eróticos”, porque quería que este periódico fuera “serio y respetable, aun a sabiendas de que esas áreas dan el 65% del tráfico a la mayoría de periódicos”.
En la misma línea que comentara en la jornada de ayer Ignacio Escolar, García-Abadillo también cree que la publicidad tenderá a desaparecer y en su periódico se están orientando hacia un modelo donde ésta sólo llegue a ocupar un máximo del 33%, a repartir en partes iguales con la realización de eventos y los ingresos por suscriptores.
También consciente de que casi la mitad del flujo de lectores proviene de las redes sociales, el periodista cree que hay que trabajar más la información que se ofrece a través de las mismas. "Lo que más me preocupa es la gente que no se cuestiona la veracidad y, con tal de leer algo que les agrada, da por buenas" informaciones que no son veraces.
Para finalizar, el también autor de libros como ‘La Trampa’, ‘11M: la venganza’ o ‘Alicia Koplowitz: a solas con el poder’ animó a los asistentes a que, “a pesar del panorama desolador de noticias falsas o interesadas, no dejéis de intentar nunca ser periodistas, porque es la profesión más bonita del mundo”.
Asimismo, quisó reincidir en lo que implica para él ejercer esta profesión: “Periodista es el que no se conforma con lo aparente. Además, la información no es de los periodistas sino de los ciudadanos y por ello debemos darla de la mejor manera posible”.
PAMPLIEGA, EMOCIÓN EN ESTADO PURO
Otro de los ponentes de ka jornada ha sido Antonio Pampliega, periodista 'freelance' que a sus 35 años de edad lleva más de una década dedicándose al periodismo de guerra. Ha estado en Afganistán, Pakistán, Irak, Líbano, Egipto, Somalia, Sudán del Sur, Haití, Honduras y ha trabajado para medios como laSexta, Cuatro, El País, El Mundo, La Razón, Público, agencia EFE, la BBC o CNN. Sufrió un secuestro de 10 meses en Siria del que fue liberado en mayo del año pasado.
“Sé que muchos me conocéis porque he estado secuestrado pero aunque responderé si hay preguntas no vengo a monopolizar la charla con este tema, quiero hablaros de periodismo”. Pampliega ha explicado la negativa rentabilidad del periodismo de guerra, “donde te juegas la vida y los medios no te quieren publicar estos contenidos porque te dicen que no vende”.
“Cuando estuve en Líbano invertí 1.500 euros de los que recuperé 800", señaló. "Entonces, ¿por qué sigo invirtiendo en este tipo de periodismo? Porque el periodismo consiste en dar voz a los que no la tienen y en dar visibilidad a lo que no se ve”, explicó.
Según afirmó Antonio Pampliega, con “este panorama desolador”, al que dice que no sólo contribuye la ciudadanía consumiendo un tipo de contenido u otro, sino los medios, pensó en abandonar la profesión en alguna ocasión pero agregó que "he arriesgado mi vida por contar lo que está sucediendo y a día de hoy no estoy arrepentido, porque no me arrepiento de ser periodista”.
De su experiencia en el frente de guerra dice que, además de lo traumático de un secuestro del que pensaba que no saldría con vida, se dan dilemas como el hecho de ayudar a los que están sufriendo y/o seguir “filmando”. “Ante esas situaciones, hubo médicos que nos decían que nuestro cometido era contar al mundo lo que estaba sucediendo, que los están matando, y que eso era lo mejor que podíamos hacer por ellos”. Pampliega se vio en otra situación similar cuando grababa el funeral de un joven asesinado de 15 años en el que al verse increpado por algunos familiares, la abuela del fallecido salió a airear que lo que tenía que hacer Pampliega como periodista era contar lo que estaba pasando, “contárselo a todo el mundo para que se sepa”, decía. “La indiferencia ante un conflicto tan cruento como el sirio mata mucho más que las balas”, concluyó.

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