Apertura del sector energético mexicano recibe el último aval del Congreso

  • El proceso legislativo de la reforma energética impulsada por el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, en 2013 para romper con setenta años de monopolio estatal del gas y el petróleo concluyó hoy con la aprobación del último de los seis dictámenes reglamentarios que permitirán su aplicación.

Raúl Cortés

México, 6 ago.- El proceso legislativo de la reforma energética impulsada por el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, en 2013 para romper con setenta años de monopolio estatal del gas y el petróleo concluyó hoy con la aprobación del último de los seis dictámenes reglamentarios que permitirán su aplicación.

En una sesión de siete horas los senadores aprobaron con 90 votos a favor, 27 en contra y ninguna abstención reformar, añadir y derogar varias disposiciones de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (tributaria) y de la Ley General de Deuda Pública.

Ahora solo falta que Peña Nieto promulgue esos dictámenes, algo que podría producirse la próxima semana como anticipó el mandatario este miércoles a la prensa.

El documento aprobado hoy faculta al Gobierno a absorber parte del pasivo laboral de las estatales Petróleos Mexicanos (Pemex) y Comisión Federal de Electricidad (CFE) para fortalecerlas, y regula el destino de los recursos derivados de la exploración y extracción de hidrocarburos.

"Pemex y CFE tendrán que competir en igualdad de condiciones con otras empresas que han operado en mercados abiertos y por tanto han optimizado sus condiciones laborales", indicó el senador David Penchyna para justificar ese punto, muy delicado porque afecta a las pensiones y jubilaciones de los empleados de ambas entidades.

Penchyna, presidente de la Comisión de Energía y que pertenece al gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), equiparó la reforma con la expropiación de la industria petrolera del presidente Lázaro Cárdenas en 1938, lo que le valió duras críticas.

El senador Mario Delgado, del opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD, izquierda), que rechaza la reforma, coincidió en la necesidad de reformar Pemex, pero antepuso eso a la inminente apertura del sector al capital privado.

"Por qué todas estas medidas que se están tomando no se hicieron primero", cuestionó Delgado, quien calificó de "falso" el argumento "de que no se puede generar un mercado competitivo donde ha habido una empresa monopólica".

Pemex, que por sus ingresos es la 34 mayor empresa del mundo según la revista Fortune, registró en el primer semestre del año una pérdida neta de 6.772 millones de dólares, cifra 65,3 % mayor a la del mismo periodo de 2013.

Entre los aspectos más delicados de la reforma está la firma de contratos de servicios, de utilidad o de producción compartida en el sector del gas y el petróleo con empresas privadas nacionales o extranjeras, y la entrega de licencias, siempre sin perder la nación la propiedad de esos recursos.

Penchyna consideró que Pemex "necesita reubicar su modelo para aumentar la renta petrolera no solo a partir del monopolio", al recordar que "ha generado corrupción" y reclamarle "finanzas claras".

El sindicato de la empresa, uno de los más poderosos del país y liderado desde 1996 por Carlos Romero Deschamps, ha sido vinculado a varios casos de corrupción, como el "Pemexgate", de financiación ilícita al PRI en las elecciones de 2000.

La reforma también permite el ingreso de nuevos participantes para la generación y comercialización de electricidad.

Otro punto espinoso es la ocupación temporal de tierras para ser explotadas por las empresas a cambio de la entrega de una mínima parte de las ganancias a los propietarios de los terrenos.

La reforma energética, que modifica los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, fue anunciada por Peña Nieto en agosto de 2013, comenzó a debatirse al mes siguiente en el Congreso y fue aprobada en diciembre y respaldada luego por los Congresos de 24 de los 32 estados mexicanos.

Tras su aprobación, las agencias calificadoras de riesgos subieron la nota de la deuda soberana de México, mientras las autoridades del país anunciaron que gracias a ella captarán unos 10.000 millones de dólares anuales de inversión extranjera directa.

Los principales partidos políticos coincidían en que Pemex debía modernizarse y convertirse en palanca del desarrollo pero diferían en las formas de lograrlo, pese a lo cual el opositor Partido Acción Nacional (PAN) apoyó al PRI en el proceso legislativo.

El PRD ha reclamado un plebiscito para revertir la reforma en 2015, pese al rechazo abierto del PRI a esa opción y a la falta de algunas reformas legales en la ley para que se haga realidad.

Desde la expropiación de Cárdenas, el petróleo es un símbolo de la soberanía nacional y varios presidentes anteriores que intentaron abrir el sector al capital privado vieron frustrados sus proyectos.

Además de la reforma energética el actual Gobierno ha impulsado otras en materia educativa, de telecomunicaciones y fiscal.

En el debate ha llegado a intervenir hasta la Iglesia católica, que el domingo pasado a través de un editorial de la Arquidiócesis de Ciudad de México exigió sanear las finanzas de Pemex, empresa que en su opinión "ha sido botín de pocos".

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