Aplausos, lloros y gritos de esperanza para recibir a los 7 mineros de Tremor

  • Tremor de Arriba (León).- En una vagoneta comandada por un calendario en el que estaban tachados los 24 días que se han pasado dentro de la mina, con largas barbas, gafas de sol y traje de faena han salido hoy del Pozo Casares, de la localidad leonesa de Tremor de Arriba, los siete mineros que ahí permanecían encerrados.

El Gobierno aprueba el Real Decreto del Carbón autorizado por Bruselas
El Gobierno aprueba el Real Decreto del Carbón autorizado por Bruselas

Tremor de Arriba (León).- En una vagoneta comandada por un calendario en el que estaban tachados los 24 días que se han pasado dentro de la mina, con largas barbas, gafas de sol y traje de faena han salido hoy del Pozo Casares, de la localidad leonesa de Tremor de Arriba, los siete mineros que ahí permanecían encerrados.

Recluidos en una mina de un pueblo del noroeste de la provincia de León, de complicado acceso por una intrincada carretera que atraviesa el valle del río Tremor (traducido al gallego como Temblor), los siete hombres han abandonado su encierro después de que el empresario para el que trabajan, Manuel Lamelas Viloria, se haya comprometido a que les ingresará el dinero que les adeuda el próximo martes.

Pocos minutos después de las 17.30 horas se ha comenzado a mover el cable que conecta la mina con el exterior, donde familiares, amigos, vecinos y compañeros del tajo les han recibido entre lágrimas, aplausos, espontáneos petardos y gritos aludiendo a que son los mejores.

"Lo que han hecho es inhumano, aguantar tanto donde están es fuera de lo normal", relataba momentos antes de recibir a sus compañeros uno de los siete mineros que se encerraron el día 6 de septiembre y tuvo que abandonar el encierro antes de tiempo por problemas de salud, Constantino Chico.

Para Chico, el que arriesga su salud por los demás, "como han hecho ellos", debe ser considerado un héroe, y como tal los ha recibido al salir de la mina, haciéndoles pasillo junto con sus compañeros de la empresa Alto Bierzo y lanzando al aire gritos de ánimo y admiración.

Niños de la mano de unos padres que tenían cuidado de que no rozaran el cable, "no sea que al arrancar les fuera a dar un latigazo", señoras sentadas junto a la vegetación conversando sobre el estado en el que saldrían los mineros, algunos de los caminantes que completaron el pasado miércoles la "marcha negra" o el padre de uno de ellos, ayudado por un aparatoso respirador, han acudido a media tarde a la entrada de la mina para recibir a los suyos.

"Los niños solidarizados con los mineros encerrados" o "Empresarios ladrones, ¿dónde están los millones" eran los lemas presentes en algunas de las pancartas situadas en la entrada de la mina, en la que sus compañeros y familiares habían colocado durante estos días un calendario similar al que exhibía el vagón en el que han salido de ella, una carta de apoyo firmada por los doscientos mineros de la "marcha negra" o un cartel donde se trasladaba a las familias mineras en apuros la posibilidad de recibir alimentos donados por la gente de las cuencas.

Contento por la salida adelante del Real Decreto que incentiva el uso del carbón nacional y que garantizará su puesto de trabajo en la mina durante los próximos cuatro años ha emergido de la mina Dario, enjuto y despierto minero polaco que se ha reunido en el exterior con su mujer.

Nada más bajar del vagón, con la barba de varios días comandando un rostro dominado por el clásico casco con luz de minero, el portugués Pedro Leite se ha fundido en abrazos y besos con su mujer, Marta Álvarez, uno de los rostros más conocidos por su estancia a pie de mina durante la protesta y de la que no se ha soltado de la mano desde el momento del recibimiento.

Tras esta calurosa acogida, los mineros han bajado por la empedrada senda de unos quinientos metros que separa Tremor de Arriba de la mina para pasar un reconocimiento médico.

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