Así salió Argentina de la crisis

A falta de otros héroes, Néstor Kirchner se enfundó la armadura del salvador de la Argentina a mediados de la década pasada. Por lo menos, en opinón de sus conciudadanos.

Tras el cataclismo económico de antes, durante y después del 'corralito', la segunda economía de América del Sur no empezó a ver la luz hasta mediada la legislatura del político fallecido hace poco más de un año. Hoy día, presume de un crecimiento que es la envidia del primer mundo. Que sea sostenible o no, es otra cuestión.

Cuando llegó al poder, en mayo de 2003, el país estaba en default, el paro alcanzaba a uno de cada cuatro ciudadanos y la pobreza superaba a la mitad de la población. Los ciudadanos huían del país, como demuestran los datos de emigración a España y Argentina de la época.

El año clave fue 2005. Fue entonces cuando Buenos Aires decidió que la quita de su deuda acumulada ascendería a un 65% y quiso zanjar sus números con el FMI, para no depender más de una institución demonizada por los argentinos. Aún una parte importante de los inversores internacionales espera una resolución judicial.

Sin embargo, eso sólo atañe a la gestión que se hizo de la deuda generada tras la crisis de principios de siglo. También en aquellos días el Estado destinaba cada vez menos dinero al mantenimiento de los planes especiales para contener el alto desempleo.

De hecho, en 2004, la mayor parte del gasto social se iba en sufragar el Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados y, a partir de entonces, el número de beneficiarios se incrementó en el Plan Familias. Poco a poco, el Estado recuperaba capacidad de ingresos.

De forma paralela, se mantuvo un tipo de cambio alto (tras tanto tiempo sin poder tocarlo y devaluado), lo que generó un fuerte superávit comercial y, en consecuencia, de divisas, durante siete años. No en vano, las exportaciones experimentaron un empujón considerable, como demuestran los 47.000 millones de dólares ingresados en 2007, un 46% más que el año anterior. El ritmo se ha mantenido muy fuerte desde entonces.

¿A quién y qué vendía? A los países emergentes, con China y la soja como protagonistas.

De puertas hacia dentro, el Estado experimentó cierto efecto rebote: tras una crisis tan aguda, la recuperación tendría que ser intensa casi por fuerza. No obstante, nada de eso hubiera servido sin el estímulo interno en la creación de empleo, primero con la puesta en marcha del Consejo Nacional del Salario Mínimo Vital y Móvil y luego con las Convenciones Colectivas de Trabajo.

El propio Ministerio de Economía lo resume así:"Una serie de políticas macroeconómicas dieron lugar a una fase de crecimiento sostenido de la producción, generación de empleo y extensión de la protección y promoción social que se orienta a lograr una mayor equidad en la distribución del ingreso".

Lo que es muy bonito como declaración institucional, pero es evidente que la economía argentina nunca hubiera salido del bache sin el factor de las exportaciones. Precisamente, esa ventaja (que no existe en Grecia o en España, ya que no hay producción agrícola o materia prima que se pueda vender a ese nivel) es su talón de Aquiles. La supuesta gallina de los huevos de oro de jugar con el tipo se acerca de igual modo a su fin.

"Argentina no es un ejemplo de nada, ni mucho menos. Tiene graves problemas en pagar su deuda una vez más y la inflación está descontrolada", afirma Estefanía Ponte, directora del departamento de Economía de Cortal Consors. El tipo de cambio, de hecho, terminará volviéndose en contra de un Gobierno que quizá abusó de tributar las exportaciones y de generar una burbuja en torno a su propia materia prima.