Brasil se despide de superávit fiscal y proyecta déficit este año

  • Brasil dijo adiós el martes a la posibilidad de cerrar 2015 con un pequeño ahorro fiscal y anunció un déficit primario de 0,9% del PIB tras recortar por cuarta vez la meta en medio de una severa crisis.

La nueva previsión difundida por los ministerios de Planificación y de Hacienda borró el ahorro proyectado de 2.237 millones, equivalente al 0,15% del producto, y determinó un rojo de 51.800 millones de reales (13.248 millones de dólares) por una caída aguda de la recaudación ligada a la recesión económica que comenzó en el segundo trimestre del año.

"Experimentamos una contracción extremadamente atípica de la economía y de difícil previsión, hasta por sus aspectos no económicos", señala el proyecto de ley oficial distribuido por el gobierno.

Los problemas fiscales de Brasil llevaron a la agencia Standard & Poor's a retirarle el grado de inversión el mes pasado. Las otras grandes calificadoras, Moody´s y Fitch, bajaron al país al último escalón del grado de inversión y lo dejaron al borde de perder el sello de buen pagador.

Según el FMI y el sector privado local, la economía brasileña terminará el 2015 con una aguda contracción del 3%, algo más que el 2,8% que estima el gobierno según su última actualización.

El anterior recorte había llevado la meta a un exiguo 0,15% del PIB y las autoridades económicas se habían guardado la posibilidad de cerrar con déficit si el fisco no conseguía los ingresos necesarios.

La proyección original indicaba que el ahorro fiscal previo al pago de intereses de la deuda sería del 1,2%.

Con una inflación cercana a los dos dígitos, el desempleo en alza, una depreciación del real ante el dólar cercana al 30% y una crisis política que derrumbó el apoyo al gobierno de Dilma Rousseff al 8,8%, la séptima economía global tiene pocos motivos para mirar el 2016 con expectativas positivas.

Analistas esperan que la inercia de la caída de la actividad se arrastre durante el año próximo.

Mientras la crisis no da señales de estabilizarse, Rousseff busca maniobrar en un ambiente político adverso para que el Congreso termine de aprobar un plan de ajuste que permita sanear la economía. Pero la fragilidad que la acompañó desde el inicio de su segundo mandato en enero han dificultado el trabajo del oficialismo en el parlamento.

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