Cinco razones por las que no se debe poner ahora peajes a las autovías

  • La propuesta del Ministerio de Fomento de poner tasas a las carreteras de alta capacidad ha desatado las iras y, además, puede hacer un flaco favor en el corto plazo a las arcas del país.

La A-30 registra un kilómetro de retención al inicio de la operación especial con motivo del puente de mayo
La A-30 registra un kilómetro de retención al inicio de la operación especial con motivo del puente de mayo
Ruth Ugalde

El remedio puede terminar siendo peor que la enfermedad. O, al menos, los efectos secundarios son lo suficientemente peligrosos como para andarse con cuidado.

Esto es lo que puede ocurrir con la idea del ministerio de Fomento de poner tasas a las autovías, una propuesta que han recibido con gusto algunas comunidades como Madrid, y que ante el revuelo levantado, el Gobierno ha preferido retrasar.

Este nuevo golpe al bolsillo de los consumidores, que sus defensores justifican por la necesidad de conseguir fondos para mantener las carreteras e invertir en obra pública, amenaza con desatar cinco grandes malas consecuencias:

1-. Penaliza el consumo: desde que estaba en la oposición, el equipo de Mariano Rajoy ha criticado el abuso de políticas recaudatorias, consciente de que penaliza el consumo en un momento en el que españa no puede permitirse ese lujo.

Sin embargo, desde que llegó al Gobierno ha subido el IRPF, el IBI, ha impuesto el copago farmacéutico, ha incrementado el precio de la energía, las tasas universitarias, las aéreas... Además, cada comunidad autónoma también está encareciendo la vida, con Cataluña a la cabeza, con medidas como el copago sanitario, o la subida del transporte público.

Si también se pone peaje a la autovías, los españoles son cada día más pobres y su consumo, en consecuencia, cada vez es menor.

2-. Lastra la recaudación de impuestos especiales: El elevado precio de los carburantes, los disparados impuestos que soporta la gasolina, el paro y el menor poder adquisitivo han hecho ya que muchos españoles dejen el coche aparcado en casa.

Esta política de ahorro golpea directamente a las arcas del Estado, que tiene en las cargas sobre la gasolina una de sus principales vías de ingresos. Como muestra, un botón: sólo en 2011, el consumo de carburantes en España se ajustó en un 6,3%, lo mismo que se redujeron los ingresos que el Estado percibió por este concepto.

Las caídas son más pronunciadas si se amplía la perspectiva cinco años atrás, en aquella época previa a la crisis: entre 2007 y 2011, el gasto en combustible ha adelgazado un 14%.

Imponer una tasa a los turismos por circular por las autovías cercenará todavía más las ganas de coger el coche, lo que seguirá tirando a la baja la recaudación por impuestos especiales y, por tanto, los planes del Gobierno para elevar en 8.000 millones los ingresos de este tipo en 2013.

3-. Es un agravio comparativo con Europa: Aunque todavía está por ver si se implantan estos nuevos peajes y cómo se hace, las fuentes del sector aseguran que la ministra Ana Pastor rechaza imponer la euroviñeta y quiere ceñir los peajes a los turismos.

No obstante, los técnicos de su Ministerio también han estudiado, dentro de los proyectos que han remitido al Gobierno, el escenario de esta carga que defiende Europa y que, de hecho, ya se ha implantado en la mayoría de nuestros países socios.

El temor a una huelga de camioneros, con el poder que tienen para bloquear gran parte de la actividad del país, hace que políticamente dé auténtico miedo aplicar esta medida. Pero, si sólo se cobra a los particulares, se comete un agravio comparativo no sólo entre tipos de conductores, sino respecto al resto de Europa, donde los transportirtas españoles sí que deben saldar los peajes, mientras que los extranjeros circulan gratis por las nuestras.

Además, el empeño de Bruselas de aplicar las tasas al transporte pesado (no así a los particulares) responde a que es el medio por carretera que más contamina y el que más desgasta las vías. Por tanto, entiende Europa, debe ser el que más pague.

4-. Atraganta a las grandes ciudades: En ciudades como Madrid, la implantadión de peajes a las autovías obligaría a todos los habitantes de las localidades cercanas, muchas ellas ciudades dormitorio, a tener que pagar obligatoriamente el pejae, debido a la inexistencia de redes alternativas, un principio que siempre ha imperado a la hora de establecer algún tipo de pago en las carreteras españolas.

Suma y sigue, porque el problema se agrava en aquellas comunidades donde, además, los Ejecutivos regionales también prevén cobrar por sus propias vías.

5-. Golpea a la inflación: La implantación de tasas en las autovías tiene un efecto directo en el IPC (índice de precios al consumo), indicador que el Banco Central Europeo quiere mantener a raya por debajo del 2% (algo que confía conseguir el próximo año).

El Centro de Investigación del Transporte, TRANSYT, de la Universidad Politécnica de Madrid, estima que si se aplicara a los vehículos de más de 3,5 toneladas (lo que entran dentro de la euroviñeta) unas tarifas de entre 0,08 y 0,12 euros por kilómetro, el IPC se incrementaría entre el 0,14% y el 0,21%.

¿Cuánto más podría encarecerse la vida si en vez de a los transportes se cargara a los particulares?

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