Consultores ven en cierre de plantas de autos una solución a sobrecapacidad

  • El cierre de plantas, medida dolorosa y difícil de acometer por la difícil conciliación de los intereses empresariales nacionales y la competencia entre fábricas de la misma marca, es la solución de partida al problema de la sobrecapacidad productiva de la industria automovilística europea.

Madrid, 1 abr.- El cierre de plantas, medida dolorosa y difícil de acometer por la difícil conciliación de los intereses empresariales nacionales y la competencia entre fábricas de la misma marca, es la solución de partida al problema de la sobrecapacidad productiva de la industria automovilística europea.

Esta opinión ha sido compartida de forma unánime, en declaraciones a Efe, por los socios responsables del área automovilística de las filiales españolas de consultoras como Accenture, Deloitte, Ernst and Young y KPMG.

Todos los consultados señalan que este problema de la sobrecapacidad productiva en Europa, actualmente en el entorno del 20 % - 25 %, es una asignatura que tuvo que abordar antes la industria de Estados Unidos y la solución pasó por el cierre de instalaciones.

Igualmente, la posición de unanimidad se ciñó al hecho de que este problema representa una "preocupación real" del sector y no una excusa para facilitar la fuga del tejido industrial hacia los llamados mercados emergentes.

José Luis Sancho, de Acenture, opina en favor de esta línea de actuación no solo en la vertiente productiva, sino en la comercial.

Por Deloitte, Miguel Pereira, asegura que "no se define el tipo de reestructuración a acometer y nadie toma la iniciativa, porque resulta incómodo asumir la pérdida de puestos de trabajo. Hay 'lobbys' nacionales que ejercen una importante presión".

Ramón Massip, de Ernst and Young, dijo que el sector automovilístico está en "un momento crítico que pasa por la competitividad, no sólo en el marco de los fabricantes, sino entre las plantas de las propias marcas".

El socio responsable del automóvil de KPMG, Francisco Roger, asegura que "en Europa las Administraciones Públicas eluden la cuestión por temor a la conflictividad social que puede generar".

La extensión del problema a la industria automovilística española es vista desde diferentes prismas por los consultores.

Así, Roger dice que las fábricas españolas "han hecho los deberes, son competitivas, están a la altura de las mejores de Europa y atraen nuevos modelos, pero no se puede bajar la guardia".

Massip contrapone la peor situación de España por sus costes productivos y logísticos más altos, por lo que su apuesta se basa en atraer producción de mayor valor añadido.

Pereira se apunta también al inconveniente de los altos costes y a que la producción está demasiado inclinada al factor exportador en detrimento del doméstico.

Sancho puntualizó que el riesgo reside en las marcas con producto por definir, que "habrá que ver cómo evolucionan en el futuro", en las que más han sufrido la caída de ventas y en las que ahora compiten por espacios industriales próximos como, por ejemplo, el norte de África, pero vio también el lado positivo en que no se han producido cierres aún, pese a la crisis.

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