Creciente preocupación de los rumanos por la apuesta en los gases pizarra

  • La búsqueda de una mayor independencia energética han llevado al Gobierno de Rumanía a apostar por los gases pizarra, cuyos riesgos han sido denunciados por grupos ecologistas y la oposición, despertando una creciente preocupación en la población.

Marcel Gascón

Barlad (Rumanía), 24 mar.- La búsqueda de una mayor independencia energética han llevado al Gobierno de Rumanía a apostar por los gases pizarra, cuyos riesgos han sido denunciados por grupos ecologistas y la oposición, despertando una creciente preocupación en la población.

El presidente rumano, Traian Basescu, y la gubernamental Agencia para los Recursos Minerales (ANMR) se han decantado por la explotación de los gases pizarra mediante el polémico método de la fractura hidráulica, con alto riesgo contaminante, según advierten organizaciones ecologistas y medioambientales.

La petrolera estadounidense Chevron ha comenzado ya las prospecciones en los alrededores de la ciudad de Barlad, en el deprimido noroeste rumano, lo que ha movilizado en contra del proyecto a autoridades locales y activistas de la zona.

Unas 5.000 personas participaron el pasado jueves en una concentración en Barlad, a la que se unieron representantes del Ayuntamiento, gobernado por la oposición, y varias asociaciones civiles, para protestar contra la explotación de gas pizarra.

"Se trata de un método peligroso y es curioso cómo las autoridades gubernamentales mantienen el secreto y no explican a la gente de la zona las ventajas y los riesgos", declaró a Efe Adrián Salomon, diputado del opositor Partido Social Demócrata (PSD).

Salomon es ponente de un proyecto de ley para prohibir la explotación de gases pizarra mediante la fractura hidráulica, según el modelo de la ley aprobada por Francia el pasado verano.

Rumanía no tiene hasta el momento una ley que regule este tipo de explotación, lo que supone un motivo más de alerta para quienes temen sus consecuencias.

A pocos kilómetros de Barlad, en el pueblo de Banca, donde Chevron ha realizado los primeros sondeos del subsuelo, la mayoría de vecinos consultados por Efe se declararon contrarios a la explotación y se mostraron preocupados por sus efectos sobre el agua, el suelo y las personas.

"Mejor pobres pero sanos", sentenció una anciana mientras caminaba por las calles embarradas del pueblo, donde prima la agricultura y la ganadería de subsistencia.

"En otros países no les han dejado hacerlo, ¿por qué nosotros deberíamos permitirlo aquí?", dice Viorel Ichim en referencia a la prohibición de Francia y Bulgaria, mientras trabaja en el campo.

"Movilizaremos a la gente del pueblo", dice el secretario municipal, Stamatin Mitica, que se queja de que el Consistorio no ha sido consultado sobre los planes de extracción del gas.

Los llamados gases pizarra, o de esquisito, se encuentran en el subsuelo entre grandes estratos de este mineral. La facturación hidráulica extrae el gas mediante la inyección de agua a alta presión con compuestos químicos.

Grupos ecologistas y muchos expertos denuncian su alto potencial contaminante, que ha llevado a países como Francia y a Bulgaria a renunciar a estos controvertidos gases.

Los ecologistas sostienen que esta técnica contamina el aire y las aguas subterráneas y de la superficie, intoxica e irradia los suelos, provoca enfermedades en las personas, destruye la flora y la fauna y eleva el riesgo de terremotos.

La de los gases pizarra no es la única polémica abierta en Rumanía entre beneficios económicos y respeto del medio ambiente.

El presidente Traian Basescu se ha pronunciado de forma repetida a favor de la explotación de las minas de oro y plata de Rosia Montana, las más ricas y antiguas de Europa.

A la espera de que el Gobierno decida sobre la explotación, buena parte de la sociedad civil se opone al proyecto por el uso de cianuro que conlleva y los daños que puede causar la extracción de metales al medioambiente en general.

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