Accionistas de Nexen aprueban la venta de la compañía a empresa estatal china

  • Los accionistas de la empresa canadiense Nexen, dedicada a la explotación de recursos energéticos, aprobaron hoy su venta a la empresa estatal China National Offshore Oil Company (CNOOC) por alrededor de 15.100 millones de dólares canadienses.

Toronto (Canadá), 20 sep.- Los accionistas de la empresa canadiense Nexen, dedicada a la explotación de recursos energéticos, aprobaron hoy su venta a la empresa estatal China National Offshore Oil Company (CNOOC) por alrededor de 15.100 millones de dólares canadienses.

Nexen dijo a través de un comunicado que el 99 % de sus accionistas comunes acordaron aceptar la oferta de CNOOC de adquirir cada acción de la compañía por 27,5 dólares canadienses.

Ahora el Gobierno canadiense tiene que decidir si permite la venta de Nexen.

Ottawa puede bloquear la venta de empresas nacionales a inversores extranjeros si considera que la operación no representa un "beneficio neto" para el país.

Desde que en 2006 el Partido Conservador de Canadá llegó al poder, Ottawa ha bloqueado la venta de dos grandes empresas. El primer caso se produjo en 2008 cuando el Gobierno impidió la venta de la empresa aeronáutica MacDonald Dettwiler and Associates Ltd, a la estadounidense Alliant Techsystems.

En 2010, Ottawa también impidió la adquisición de Potash Corp., el mayor productor de potasas del mundo, por parte de la multinacional australiana BHP Billiton.

La venta de Nexen a CNOOC ha despertado preocupación en Canadá porque representaría la entrada de Pekín en los yacimientos petrolíferos de las arenas bituminosas de Alberta, las terceras mayores reservas de crudo del mundo tras las de Arabia Saudí y Venezuela.

La operación también es considerada por los expertos como un primera paso en lo que podría ser la adquisición por parte de China de empresas mayores y con una mayor participación en los yacimientos canadienses.

El primer ministro Stephen Harper ha expresado en el pasado parte de esas preocupaciones al señalar que las empresas estatales chinas tienen que demostrar que seguirán las reglas del juego canadienses.

Pero Harper también ha utilizado el apetito chino por materias primas y recursos energéticos para fomentar el desarrollo de sus yacimientos petrolíferos.

En diciembre de 2011, el primer ministro advirtió de forma pública a Washington sobre las consecuencias de la decisión estadounidense de retrasar la construcción de un oleoducto, el controvertido Keystone XL, para conectar los yacimientos de Alberta con las refinerías del Golfo de México.

Harper dijo entonces que si Estados Unidos seguía poniendo trabas al proyecto, Canadá venderá sus "productos energéticos a China".

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