El despegue económico de Zimbabue, en el alero a la espera de las elecciones

  • La recuperación de la maltrecha economía de Zimbabue, antaño uno de los países africanos más prósperos, está en el alero a la espera de las elecciones del próximo 31 de julio, a las que concurre el incombustible presidente, Robert Mugabe.

Oliver Matthews

Harare, 29 jul.- La recuperación de la maltrecha economía de Zimbabue, antaño uno de los países africanos más prósperos, está en el alero a la espera de las elecciones del próximo 31 de julio, a las que concurre el incombustible presidente, Robert Mugabe.

El país ha conseguido superar en el último lustro las estrecheces económicas del periodo 2004-2008, cuando en las estanterías de las tiendas escaseaban productos de primera necesidad.

En aquel momento, la tasa de desempleo rebasó el 80 por ciento y la inflación llegó a dispararse hasta el 231 millones por ciento, espoleada por las polémicas políticas de Mugabe, como la confiscación de tierras de granjeros blancos, que arruinó la producción agrícola y ahuyentó la inversión extranjera.

La economía de Zimbabue, envidia de sus vecinos en el pasado merced a su industria minera (posee una de las mayores reservas de platino del mundo), su rica agricultura y un floreciente sector turístico, empezó a levantar cabeza en 2009.

La recuperación fue posible gracias al Gobierno de coalición que se creó ese año bajo la supervisión de la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional (SADC) y la introducción del dólar estadounidense en sustitución del dólar zimbabuense, que se había derrumbado arrastrado por la hiperinflación.

El nuevo Ejecutivo obligó a la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF), de Mugabe (en el poder desde 1980), a compartir el poder con el opositor Movimiento por el Cambio Democrático (MDC), del primer ministro, Morgan Tsvangirai.

Ese acuerdo se alcanzó tras la violencia política que acabó con la vida de al menos 200 simpatizantes del MDC, después de que el presidente perdiera la primera vuelta de los comicios de 2008, y hundió al país en una profunda crisis económica, política y social.

Tras la formación del Gobierno de unidad, la economía comenzó a reactivarse y llegó a registrar crecimientos anuales superiores al cinco por ciento.

La tasa de desempleo se sitúa hoy día en el 9 por ciento, según aseguró el pasado junio el ministro zimbabuense de Economía, Tendai Biti, aunque algunas organizaciones no gubernamentales no dan credibilidad a ese dato y cifran el paro en el 85 por ciento.

En un tono menos optimista, Biti advirtió el pasado mayo de que el producto interior bruto (PIB) se contrajo un tres por ciento durante el primer trimestre de 2013, lastrado por la preocupación y la incertidumbre sobre los comicios del 31 de julio.

"Va a hacer falta mucho para que los inversores crean realmente que el país se ha convertido al final en un lugar seguro para invertir", dijo a Efe el economista zimbabuense John Robertson.

Cinco años después de las trágicas elecciones de 2008, Mugabe, de 89 años, se enfrentará por tercera vez en las urnas a su eterno y principal rival, Tsvangirai, de 61 años.

Ambos han prometido transformar la economía nacional, aunque sus propuestas para lograr ese objetivo se hallan en las antípodas.

Mugabe basa su programa electoral en la idea de que el poder económico debe estar en manos de la población indígena zimbabuense, es decir, la mayoritaria población negra.

La piedra angular de ese programa es la política de "indigenización", que obliga a las empresas extranjeras con activos por valor de más de 500.000 dólares que operan en el país africano a ceder al menos el 51 por ciento a entidades locales.

Con esa política, la ZANU-PF busca recaudar 1,83 billones de dólares y crear unos dos millones de empleos en cinco años, un objetivo demasiado ambicioso para un país en el que el salario medio apenas asciende -según los expertos- a unos 550 dólares mensuales.

Tsvangirai, por su parte, ha prometido un "Zimbabue abierto a los negocios" que atraerá inversión local y extranjera.

"El mundo no puede hacer negocios con un régimen díscolo", afirmó el líder del MDC en un mitin el pasado 5 de julio en el norte del país, en alusión a la tensa relación que Mugabe mantiene con Occidente.

El plan económico de Tsvangirai aspira a generar un millón de empleos antes de 2018 y un PIB de 100.000 millones de dólares antes de 2040.

De momento, como apunta el profesor de Economía zimbabuense Tony Hawkins, Zimbabue no es más que de un "actor minúsculo" en el panorama económico mundial, con un PIB cercano a los 12.000 millones de dólares.

Con todo, según el MDC, la suerte de la economía de Zimbabue podría cambiar si el próximo Gobierno sabe explotar con acierto y transparencia un yacimiento muy rico en diamantes descubierto en la zona de Marange (este) en 2006.

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