El economista mikel buesa dice que un país vasco independiente perdería un 10% del pib


El economista Mikel Buesa sostuvo hoy que un País Vasco independiente perdería un 10% del PIB por deslocalización de empresas y tendría “dificultades muy importantes” para reunir el dinero necesario para costear la estructura de un Estado.
Buesa, que es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid, valoraba así que el PNV haya anunciado que, en el marco de la ponencia de autogobierno que se ha creado en el Parlamento vasco, vaya a solicitar la elaboración de un estudio sobre las consecuencias económicas de la independencia vasca.
A este respecto, Buesa, que ha estudiado durante años tanto este asunto como el impacto económico del terrorismo de ETA, sostuvo que la independencia del País Vasco sería “muy perjudicial” para esta comunidad autónoma, debido a los lazos comerciales tan intensos que mantiene con el resto de España.
En declaraciones a Servimedia, el economista recordó que ya estudiaron este asunto cuando se presentó el llamado ‘plan Ibarretxe’ en 2004, según el cual el entonces lehendakari quería convertir a las provincias vascas en un “estado libre asociado” al resto del territorio español.
COMO EN LA ANTIGUA YUGOSLAVIA
En este sentido, Buesa indicó que, en caso de independencia del País Vasco, esta comunidad “experimentaría un retroceso en su economía derivado de la aparición de fronteras”.
Indicó que esto conllevaría la reducción de su comercio “con el resto de España y con el resto de Europa, que son las dos áreas fundamentales de exportación vasca”. En esta línea, el economista indicó que las encuestas reflejan que, en caso de independencia, un número destacado de empresas medianas y grandes se irían de territorio vasco, lo que podría llegar a representar hasta un 10% del PIB de esta comunidad autónoma.
Además, “el País Vasco tendría dificultades muy importantes para obtener los recursos económicos que se requieren para ejercer la estatalidad”, porque la independencia provocaría una “drástica reducción” de sus relaciones comerciales. Según Buesa, esto se ha acreditado en los casos de la división de Checoslovaquia o de la desintegración de Yugoslavia.

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