El final del rescate bancario congela otro año la vuelta del crédito

    • Con la morosidad por encima del 12% y creciendo y las pruebas de estrés en Europa a la vuelta de la esquina, "todo va a seguir igual", reconoce un banquero mediano.
    • España abandona sin condiciones el programa de asistencia. Un enorme éxito formal.
De Guindos afirma que España tendrá una "salida limpia" del rescate
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Enrique Utrera

El plan de rescate del sistema financiero español ha pasado a la historia. Año y medio y 41.300 millones de euros después, España abandona sin condiciones el programa de asistencia. Un enorme éxito formal que sin embargo no esconde que el crédito no ha vuelto a regar las venas de la economía española y que la reestructuración de la banca nacional no ha terminado: Catalunya Banc y Novagalicia se enfrentan a sendos procesos de venta marcados por la más absoluta incertidumbre.

La decisión del Eurogrupo ha sido acogida entre los bancos españoles con un indisumulado ataque de euforia. "Sin condiciones" significa que la banca española puede seguir teniendo cerrado y bien cerrado el grifo crediticio."Es un alivio, porque la realidad es que no estamos para ninguna alegría. Con la morosidad por encima del 12% y creciendo y las pruebas de estrés en Europa a la vuelta de la esquina, todo va a seguir igual", reconoce un banquero mediano.

Bancos y cajas de ahorros españoles tienen el visto bueno institucional para mantener una política creciticia muy restrictiva. ¿Hasta cuándo? En el sector lo tienen claro. Como explican desde una gran caja, "desde que empezó la crisis, periódicamente se nos pide que demos más crédito. Volverán a recordárnoslo, pero no lo harán verdaderamente en serio hasta que se publiquen los test", un proceso que se extenderá según la hoja de ruta prevista hasta octubre o noviembre del año que viene.

Miel sobre hojuelas para los bancos españoles, que acaban de ganar hasta doce largos meses para seguir saneando sus balances en un momento de máxima incertimbre económica en España y Europa, cariacontecidas por la irrupción de ese fantasma y poderoso enemigo llamado deflación. Tiempos díficiles a los que los bancos españoles están dando respuesta con una política de puño cerrado que les ha permitida mejorar su solvenciay enfrentarse a los test de estrés con más garantías que sus colegas alemanes o franceses.

La ultraconservadora estrategia de los bancos españoles se refleja en todos los frentes. Tal es la aversión al crédito de las entidades, que siguen conservando depósitos en el Banco Central Europeo (BCE) por valor de 2.527 millones de euros.Se trata de la cifra más baja de los últimos años, pero con el sustancial matiz de que desde julio del año pasado estos depósitos dejaron de remunerarse en Europa precisamente para incentivar la concesión del crédito a pymes y particulares.

Dicho de otra forma, los bancos españoles prefieren mantener una parte de su liquidez en el BCE con rendimientos negativos -si se considera el impacto de la inflación- antes que prestar a sus clientes. Porque aunque los depósitos en el BCE han caído muy significativamente desde los 44.183 millones de euros al cierre del año pasado, la realidad es que la diferencia ha sido colocada por los bancos en deuda pública nacional o ha sido destinada a afrontar los vencimientos de deuda de las entidades.

Por lo tanto, las esperanzas de que el crédito vuelva al sistema en los doce próximos meses se reducen a la mínima expresión en un contexto de, todavía, baja visibilidad para el sector. Entre otras cosas, porque aún no está cerrada la venta de Novagalicia, una operación que ha sufrido ya dos retrasos y que es fuente de conflictos entre el Gobierno y los bancos españoles que pujan por el grupo gallego y ven con muy malos ojos la competencia de los fondos internacionales que están apostando muy fuerte por la pieza.

Hasta que no se desbloquee la venta de Novagalicia el Gobierno no podrá hacer frente a la de Catalunya Banc. Sólo cuándo está última sea vendida se podrá decir con propiedad que la reestructuración del sistema financiero español ha terminado. España ha dicho adiós al programa de asistencia, pero le quedan dos asignaturas pendientes de enorme calado político, económico y social. A apenas sesis semanas del cierre del ejercicio, sólo la banca gana.

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