El Gobierno rumano anuncia que no hay gas de esquisto en el país

  • El primer ministro rumano, Victor Ponta, ha anunciado que no hay gas de esquisto en el país, cuya posible explotación ha provocado un tenso debate medioambiental, aunque la petrolera Chevron insistió hoy en que el resultado de las prospecciones no se sabrá hasta el próximo año.

Bucarest, 10 nov.- El primer ministro rumano, Victor Ponta, ha anunciado que no hay gas de esquisto en el país, cuya posible explotación ha provocado un tenso debate medioambiental, aunque la petrolera Chevron insistió hoy en que el resultado de las prospecciones no se sabrá hasta el próximo año.

"Parece ser que no tenemos gas de esquisto", declaró Ponta anoche en una entrevista televisada que reproduce hoy el diario Adevarul.

"Nos hemos peleado duramente por algo que no tenemos. No creo que hayamos discutido por algo que existe", precisó el primer ministro, especificando que no puede dar más detalles sobre el asunto.

Por su parte, fuentes de la empresa Chevron, única compañía que ha realizado exploraciones para hallar yacimientos de gas pizarra, se limitaron a comentar a Efe que los resultados de las prospecciones no se conocerán hasta el año próximo.

Durante la entrevista, Ponta insistió en que Rumanía debe asegurar su independencia energética con los yacimientos de hidrocarburos en el Mar Negro, que también están en fase de exploración.

"Los recursos existentes en el Mar Negro aseguran la independencia energética del país para, al menos, 30 años, mientras que el gas de esquisto representa un tema polémico", aseguró el primer ministro.

El pasado julio, Chevron finalizó las actividades de búsqueda de gas de esquisto en la provincia de Vaslui, tras dos meses de perforación hasta los 3.000 metros de profundidad.

Ahora, los expertos de la compañía están analizando el potencial del yacimiento.

Los habitantes de Vaslui se han manifestado reiteradamente contra la extracción de gas de pizarra, que se realiza mediante la fracturación hidráulica, una técnica que implica el riesgo de contaminar las capas freáticas e incluso provocar terremotos.

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