El oro reluce, pero tampoco es lo que parece

  • La inflación invita a muchos a invertir en oro. Parece un valor más seguro que otros, pero también tienes que tener cuidado.
Gráfico de la rentabilidad a largo plazo de acciones, bonos, oro y dinero
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David Case, Boston (EEUU) | GlobalPost

La inflación, la bestia negra, esa gran destructora de riqueza, vuelve a la carga.Ciudadanos en todo el mundo vuelven a sentirla. En Europa, los precios han alcanzado su máximo en dos años y medio en abril, obligando al Banco Central Europeo a aumentar las tasas de interés. En China y Brasil la preocupación sobre la inflación ha causado el derrumbe de las bolsas. Los precios en EEUU también han aumentado, por lo de ahora a una tasa que los economistas consideran aceptable, pero que probablemente cambie.

La inflación es el enemigo de la riqueza porque afecta al bolsillo de los trabajadores, disminuyendo básicamente sus ahorros. Si trabajas duro para tener 50.000 euros en el banco y los precios se duplican, en realidad es como si sólo tuvieses ahorrados 25.000.

Se suele decir que la compra de oro es una manera de protegerse contra la inflación. La teoría es que el preciado metal mantiene su valor sean cuales sean los errores y negligencias de los gobernantes, convirtiéndolo en un buen método para acumular valor.Así pues, ¿ha llegado el momento de invertir los ahorros en oro?

Algunos grandes inversores así lo piensan. Por primera vez en dos décadas los bancos centrales están comprando más oro del que venden, según The Financial Times. Se cree que India, Arabia Saudí, Rusia, Filipinas y México están aumentando sus reservas sustancialmente. China ha duplicado sus compras y tiene ya más de 1.000 toneladas métricas de oro. Supuestamente Irán también está comprando lingotes, aunque en parte se debe al temor a que sus activos en dólares o euros puedan ser confiscados.

Los inversores a corto y largo plazo se han beneficiado del oro. Pese a los recientes titulares sobre fuertes caídas en su precio, durante las últimas semanas el oro ha recuperado gran parte de sus pérdidas. En lo que va de año su cotización ya ha subido un 5 por ciento. En resumen: los lingotes comprados en 2005 han multiplicado su valor por más de tres.

En tiempos inciertos, hay algo psicológicamente tranquilizador en poseer activos de gran valor que realmente se pueden ver y tocar. La lógica detrás de la compra de oro es que no hay que depender de otra persona para que la inversión sea rentable (asumiendo que uno guarda el oro en su caja fuerte).

Como instrumento contra la inflación, tiene sentido comprar activos que la gente necesita. Una casa comprada en la década de 1960, por ejemplo, multiplicó su valor durante la década siguiente, cuando la inflación estaba alta.

Pero la pregunta clave es: ¿qué pasará con el precio del metal amarillo en el futuro? Si la inflación crece, ¿aumentará el precio del oro más rápido? Dado que el oro no paga intereses o dividendos, su subida en espiral significa que los inversores están apostando a que su valor continuará aumentando, o que al menos será más rentable que otras inversiones. Con el oro se compra básicamente la esperanza de que en el futuro alguien esté dispuesto a pagar por él un precio aún más alto.

Al fin y al cabo, el oro es bastante poco práctico, a no ser que se comercie con el. No se puede comer. Tampoco se puede llevar al Mercadona para comprar comida. Aunque el parlamento de Utah (EEUU) ha aprobado una ley que reconoce que es una moneda legal, pagar a la cajera del súper con unos gramos del precioso metal resultaría en realidad tan poco práctico como intentar saldar una cuenta en la gasolinera con una vaca.

En el mundo de los bienes físicos, por lo tanto, es importante tener en cuenta que hay una gran diferencia entre poseer un bien básico, como una casa, y tener lingotes de oro: la gente necesita casas; la gente puede querer oro, en forma de joyas, por ejemplo, pero pocas personas realmente lo necesitan.

Pese a la reputación del oro como una caja fuerte de valor, en realidad es una adquisición muy arbitraria. Los inversores (especuladores) tienen actualmente más de la mitad del oro del mundo, según el organismo sectorial World Gold Council. El 80 por ciento del resto está en joyas.

El riesgo de apostar el futuro a algo que a la gente le gusta pero no necesita, aumenta aún más a medida que la inflación va extendiendo su manto por la economía mundial. Eso es porque cuando los precios aumentan, la Reserva Federal de EEUU y los bancos centrales suelen aumentar las tasas de interés: cuanta más alta es la inflación, más altas son las tasas. Al fin y al cabo, tienen como misión luchar contra la inflación. Y para hacerlo tienen que poner freno a la economía, algo que hace aumentando las tasas de interés, y haciendo así que a la gente le cueste más pedir dinero prestado.

A medida que los intereses suben, acumular oro se va haciendo menos atractivo. ¿Por qué? Aunque los partidarios del oro menosprecian la "moneda fiat" (la de curso legal que emiten los gobiernos), tener los ahorros en forma de divisas en realidad tiene sus ventajas. Una de las más importantes es que la gente puede "alquilar" ese dinero contante y sonante.

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