El Palacio de Minería, dos siglos siendo testigo de la historia mexicana

  • Nacido para albergar la primera escuela de minería de México cuando este país era una potencia en explotación de minerales, en sus 200 años recién cumplidos el Palacio de Minería de la capital ha sido testigo de muchos de los pasajes históricos más representativos de estos siglos.

Paula Escalada Medrano

México, 7 abr.- Nacido para albergar la primera escuela de minería de México cuando este país era una potencia en explotación de minerales, en sus 200 años recién cumplidos el Palacio de Minería de la capital ha sido testigo de muchos de los pasajes históricos más representativos de estos siglos.

"El edificio ha sido testigo de muchos acontecimientos históricos que han pasado por México, pues tiene más años que la Independencia, que la reforma y que la Revolución", dijo a Efe Víctor Manuel Rivera, jefe de la división de Educación Continua y a Distancia de la facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de México (UNAM).

Ubicada en el centro histórico de la capital mexicana, esta edificación, una muestra del más puro estilo neoclásico, no es una de las más antiguas, pero sí una de las más importantes por su conservación y el uso que aún se le da, según Rivera.

Hoy, 200 años después de que se abriera como internado y sede de estudios de la explotación de las minas, especialmente de las élites terratenientes del siglo XIX, todavía siguen impartiéndose clases.

Sobre sus 7.539 metros cuadrados de superficie, el arquitecto valenciano Manuel Tolsá (1757-1816) diseñó un edificio que tiene 17.929 metros cuadrados de superficie construida.

En la primera década del siglo XIX, México era una de las potencias más importantes en minas de plata, oro y cobre y el apetito que había de estudiar la explotación de estas era muy grande.

Por ello, el palacio se convirtió en el lugar al que los hijos de los dueños de minas de todo el país iban a estudiar.

Si bien el colegio de minería empezó en 1792 en otro centro, ante la necesidad de ampliarse en 1797 se inició la construcción del Palacio, que se prolongó 16 años, hasta la inauguración oficial de 1813.

Como muchos otros edificios ubicados en el centro capitalino, fue construido sobre el lecho seco de un lago y en 1830 tuvo que ser sometido a una intervención para reforzarlo porque se estaba hundiendo, unas obras que duraron 30 años y en las que siempre se conservó y respetó el estilo neoclásico inicial de Tolsá.

En los años de la intervención estadounidense (1846-1848), el Palacio de Minería fue ocupado por el Ejército del vecino país y durante unos meses fue su cuartel general.

Tras las leyes de reforma impulsadas por Benito Juárez, que buscaban la separación de la Iglesia y el Estado, la educación pasó de ser católica a laica y la escuela comenzó a tomar distancia con la religión, lo que se refleja en la antigua capilla, donde a un lado está la Virgen de Guadalupe y al otro el escudo nacional.

Entre finales del siglo XIX y principios del XX, el Palacio de Minería pasó a ser parte de la Secretaría de Fomento y en la primera década del nuevo siglo se instaló en una de sus salas la Cámara de Diputados, cuyos sillones todavía permanecen intactos.

Fue allí donde el general Porfirio Díaz tomó protesta por última vez como presidente en el año 1910.

En 1929 se dictó la autonomía de la UNAM y el colegio pasó a formar parte de ella en una época en la que comenzaron a desarrollarse otros campos de la ingeniería en este edificio.

En aquella época el Palacio tenía piscina, salón de juegos, gimnasio y una vez al año era sede del popular y exclusivo "Baile de blanco y negro".

En 1954 algunas carreras adscritas a la Escuela Nacional de Ingeniería se trasladaron al campus de la UNAM del sur de la ciudad hasta que en la siguiente década abandonó por completo el recinto.

En la década de los setenta vivió seis años de intervención arquitectónica para albergar la oficina de Educación Continua de Ingeniería de la Universidad, donde se imparten cursos de formación.

Rivera coordina la conmemoración de los 200 años del Palacio de Minería, que incluye un amplio programa de actividades académicas y culturales durante todo el año, como congresos, coloquios, seminarios, talleres sobre distintas disciplinas de la ingeniería, así como tres exposiciones y un concierto.

Este edificio, que solo puede visitarse bajo petición o en algunas visitas organizadas los fines de semana, será sede en verano de exposiciones de los pintores españoles Rafael Ximeno y Planes (1759-1825) y Ignasi Pinazo i Camarlench (1849-1916) y del fotógrafo Joaquín Bérchez.

También habrá un concierto de la Orquesta Sinfónica de Minería y se editará un libro conmemorativo, que se ha elaborado con toda la información guardada por todos estos años y estudiada ahora para contar cómo los diferentes espacios se han modificado a través del tiempo.

Y es que los distintos espacios del Palacio han ocupado diversas funciones como muestra la hoy biblioteca, que comenzó siendo un comedor de los estudiantes, después un laboratorio, hasta albergar hoy los documentos y libros acumulados en estos dos últimos siglos.

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