El Plan de Austeridad del Gobierno pone en jaque el proyecto estrella de Fomento para salvar al sector constructor

  • El Ministerio de Fomento ha tenido que rehacer sus cuentas para poder sacar adelante el Fondo Extraordinario de financiación público-privada, que prevé invertir 15.000 millones en obra pública durante los próximos tres años, tras el recorte que deberá aplicar al Plan de Infraestructuras (PEIT).
El Plan de Austeridad del Gobierno pone en jaque el plan estrella de Fomento para salvar al sector constructor
El Plan de Austeridad del Gobierno pone en jaque el plan estrella de Fomento para salvar al sector constructor
Ruth Ugalde

El pasado 31 de enero, tras casi un año de negociaciones, la plana mayor del sector constructor esperaba que el Ministerio de Fomento le presentara los proyectos de obra pública que iba a sacar adelante con el Plan Extraordinario de Financiación Público-Privada.

Éste contempla levantar un fondo dotado con 15.000 millones y dirigido a financiar una docena de proyectos cada año durante los tres próximos ejercicios.

Diez días después de la fecha prevista, las compañías siguen sin tener noticias sobre este plan y, en el mejor de los escenarios, no esperan novedades hasta finales de febrero, como pronto.

¿El motivo? El ajuste anunciado por el Gobierno el pasado 29 de enero. Bautizado como Plan de Austeridad 2010-2013, este proyecto persigue recortar el gasto público en 50.000 millones, para conseguir reducir el déficit público desde el 11,4% hasta el 3%.

En los próximos días, cada Ministerio deberá presentar al Gobierno un documento explicando dónde va a realizar sus correspondientes recortes para cumplir este objetivo nacional.

Una tijera que afecta de manera especial a Fomento, por tratarse del principal brazo inversor del Estado, con un presupuesto de 19.300 millones para este año, que ahora deberá rebajar.

Cambio de Planes

Este cambio de tornas ha retrasado el plan estrella del organismo dirigido por José Blanco, ya que ahora deberá rehacer todos sus números y todos los proyectos que iba a financiar con esos números.

Según fuentes inmersas en las negociaciones, el fondo extraordinario de 15.000 millones iba a ser financiado en un 50% por el Banco Europeo de Inversiones (BEI), otro 25% por el ICO y entidades financieras privadas, mientras que el 25% restante lo iban a sufragar las constructoras y Fomento.

Para aportar su parte, Blanco podría recurrir al fondo de capital inversión, recogido en la Ley de Economía sostenible y dotado con 1.000 millones euros, que se repartirán entre varios proyectos, con una tope máximo de 100 millones por cada uno.

Pero estas inyecciones apenas son migajas ante el cambio de tornas aplicado a Fomento. Primero, porque sobre sus espaldas recaerá gran parte de los 40.000 millones que el Gobierno prevé ahorrar en los próximos cuatro años (los otros 10.000 millones corresponden a las comunidades autónomas).

Y segundo, porque a este ajuste se suma el retraso que ya acumula el Ministerio en la licitación de obra pública, que en 2009 ha sido en torno a un 40% inferior a la llevada a cabo en 2008.

Este retraso será especialmente difícil de compensar en un entorno de recortes presupuestarios. Dicho de otro modo, Fomento tiene que hacer los deberes del pasado con un presupuesto más ajustado de futuro. Arto difícil.

Los números ya no cuadran

Para terminar de rizar el rizo, desde el organismo dirigido por José Blanco, la respuesta que ofrecen a cómo podrán adaptarse a la nueva realidad presupuestaria es, precisamente, acudiendo al fondo extraordinario.Una manera de intentar negar la mayor sin poder hacerlo, ya que esto apenas supone trasladar a este esquema proyectos que inicialmente iban a desarrollarse dentro del Plan de Infraestructuras (PEIT), lo que supondrá dejar en el olvido las obras extraordinarias que sí iban a ir en el fondo de 15.000 millones.

Es decir, que todos aquellos proyectos que se queden en la cuneta por el recorte presupuestario intentarán sacarlos adelante con el fondo público-privado, lo que dejará fuera de juego a las obras que inicialmente iban a sufragarse con este fondo. De ahí que tengan congelado el plan y que no presentaran a los empresarios los proyectos el pasado 31 de enero.

De hecho, la hoja de ruta que tenía Blanco podría prácticamente quedar en el olvido, ante la necesidad de sustituir las obras que inicialmente iban a financiarse con los 15.000 millones extraordinarios por otras que inicialmente estaban en la agenda presupuestaria normal del Ministerio.

Las compañías son todavía menos optimistas que Fomento y temen que el Plan de Austeridad congele durante este año el fondo extraordinario, es decir, que ni siquiera confían en que éste pueda sacarse adelante con los proyectos caídos del PEIT.

"A Blanco no le va a quedar más remedio que dedicar 2010 a sacar adelante la financiación ya prevista y esperar a tiempos mejores para temas extraordinarios", señala una fuente empresarial.

Sea como fuere el esquema que termine adoptando el Ministerio, la realidad es que tendrá menos presupuesto para sacar adelante el plan de rescate del sector constructor, y los recortes deberán venir o por el lado tradicional de las licitaciones o por el fondo extraordinario.

Y mientras decide qué camino tomar, todas las grandes promesas de Blanco siguen congeladas.

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