El pavo de Cascajares se hace un hueco en el día de Acción de Gracias

  • Cuenta con 100 empleados, prevé vender 15.000 pavos el día de la más tradicional fiesta estadounidense, 65.000 maletines en la Navidad española.
Cascajares
Cascajares

En 15.000 hogares norteamericanos el pavo de acción de gracias hablará español. No, no es que el animal que se comen los canadienses y los estadounidenses en el Thanksgivinday (el Día de Acción de Gracias, que se celebra el segundo lunes de octubre en Canadá y el cuarto jueves de noviembre en los Estados Unidos) haya pasado por una sede del Instituto Cervantes antes de ser asado en el horno. No. Pero tiene el sello de Cascajares. La empresa palentina, con sede en Dueñas, que en 2008 dio el salto al otro lado del Atlántico para instalarse también en Canadá, donde inauguró en 2011 una planta de elaboración propia en el estado de Quebec, y desde allí tratar de conquistar el mercado norteamericano.

“15.000 pavos es una cantidad insignificante”, en un mercado en el que se consumen 48 millones, apenas llega al 0,05%, “pero estamos contentos porque estamos abriendo brecha comercial poco a poco y en continuo crecimiento desde los 1.000 pavos que vendimos el primer año o los 12.000 de 2016”.

A pesar de que Cascajares, pese a que en su día corrió el rumor de que así fue, no logró vender su pavo de acción de gracias a Barack Obama cuando éste era el inquilino de la Casa Blanca, sí que ha logrado meter una pequeña cuña en el mercado norteamericano con este producto. “Algo así como llevar uvas de postre cuando estás vendimiando o vender hierro en el País Vasco o carbón en Asturias o en León”. Y su producto ha

conseguido, entre otros hitos, “recibir el premio a la innovación de la Universidad de Quebec”.

Quién así habla es Alfonso Jiménez, dueño, socio y fundador de Cascajares. La empresa que surgió, casi como un juego, en 1994, cuando el propio Jiménez y Francisco Iglesias, que apenas contaban con 21 años entonces, compraron 100 capones para venderlos tras engordarlos. Aquello fue un éxito y vinieron 100 capones más, luego otros 100… Y aquellos dos jóvenes emprendedores se “liaron la manta a la cabeza” y compraron 1.000 capones de golpe.  “Invertimos todo lo que teníamos, 160.000 pesetas de entonces, en la idea. Aquello fue una locura porque no había mercado para tanta oferta.

El fracaso era seguro. Conseguieron vender los 100 habituales y con mucho esfuerzo, otros 200 más, pero los otros 700 no había manera de colocarlos. "Los animales, vivos, empezaban a ser una rémora, había que alimentarlos, lo que acabó provocándoles una quiebra técnica: “No teníamos ni para pagar el maíz con el que dar de comer a los animales”, explica.

Cascajares: Los primeros intentos
Cascajares: Los primeros intentos

Capón confitado, la solución

A Alfonso y a Paco se les ocurrió entonces que la solución era venderlos en conserva. Así, “dejábamos de alimentarlos y no se nos estropeaban”. Aprovecharon la proximidad de una fábrica francesa en Palencia que hacía confit de pato y les convencieron para que les hicieran capón confitado: produjeron una tirada de 700 latas de medio capón y 300

de capón entero. Las vendieron en 15 días. Prácticamente se las quitaron de las manos.

Éramos como una empresa de servicios: vendíamos un producto industrial, pero lo fabricaban otros a los que pagábamos un dinero por cada lata que envasaban con nuestra marca. Las primeras ventas fueron entre amigos, pero poco a poco empezamos a visitar los restaurantes de la zona y a entrar en el circuito horeca (hostelería, restauración y

cafetería)”, añade.

Luego vino el alquiler de una nave para fabricar sus productos; más tarde la fábrica propia en Dueñas (Palencia) y después la referida de Canadá, que supuso una inversión de 3 millones de euros. Ahora, “tras pasar momentos muy complicados durante la crisis, sobre todo porque las ventas a la hostelería bajaron muchísimo”, Cascajares prevé cerrar

el año con una facturación cercana a los 12 millones de euros, el pasado año fueron algo más de 10; mantiene 100 empleos entre sus dos plantas y tiene el objetivo de vender estas navidades 65.000 maletines, un 10% más que el pasado año, de sus pavos, capones, pulardas, cochinillos o lechazos ‘cascajares’. El 66% de la facturación de Cascajares viene de allende nuestras fronteras. 4 millones de euros de las ventas en Norteamérica y otros tantos de sus exportaciones a países, principalmente de la Unión Europea.

La crisis estuvo a punto de dar al traste con todo el trabajo hecho hasta entonces y fueron años muy complicados para Cascajares. “Las ventas en hostelería se desplomaron y no se han vuelto a recuperar al nivel de antes de la crisis, las de los hogares también, sobre todo el año que los funcionarios no recibieron la paga extra de Navidad. Nosotros estábamos además inmersos en la inversión en Canadá… Pero decidimos no darnos por vencidos e incidir en la internacionalización, el I+D+I. Perseveramos y salimos adelante, no sin un gran esfuerzo”.

Cascajares: es hora de envasar
Cascajares: es hora de envasar

La boda real de 2004, el gran despegue

El gran despegue de la compañía se produjo en 2.004 y en ese punto de inflexión, también tuvo mucho que ver el cambio de público objetivo: “Hasta ese momento, nuestro cliente era exclusivamente horeca, pero a partir de entonces empezamos con los asados para el hogar y se forjó el lema que ahora preside la compañía: Disfruta de tu tiempo libre, Cascajares cocina por ti”.

La entrada en los hogares supuso una expansión meteórica y en apenas cuatro años pasaron del millón de euros de facturación y 12 personas en plantilla, a los seis millones y 50 empleados en 2008, “cuando el 95% de nuestras ventas se realizaban en España y apenas el 5% en el extranjero”. Magnitudes que, 10 años después, han doblado y pretenden seguir aumentando, ya que el objetivo de Cascajares es “crecer un 10%

anual”.

Pero, ¿cuál fue el evento que supuso el espaldarazo definitivo para Cascajares? La boda en 2.004 de los entonces Príncipes de Asturias y hoy Reyes, Felipe y Letizia. “Cuando se anunció el compromiso nos propusimos estar ahí y tras convencer al restaurante Jockey, que era el encargado del banquete, y a la Casa Real, logramos que nuestro capón relleno estuviera presente en el banquete siendo el plato de carne principal y fuera degustado por representantes de las monarquías de todo el mundo y por las personas más poderosas e influyentes de nuestro país”.

Alfonso Jiménez reconoce que aquello “nos lanzó definitivamente”, hasta tener claro que, sin la boda real “igual hoy no estábamos aquí”. Fue, sin duda, una jugada maestra a nivel publicitario y de marketing, pero Alfonso Jiménez huye de que Cascajares sean sólo eso, imagen. “Sin publicidad y sin darte a conocer no logras nada. Es una parte importante de nuestro éxito, pero lo fundamental es la calidad de nuestros productos.

Eso es lo principal. Nuestro capón, nuestra pularda, el lechal, el cochinillo, el jarretón de ternera, las carrilleras de ternera o de cerdo…

Productos tradicionales de nuestra gastronomía que hemos recuperado como las crestas de gallo, nuestros aperitivos y entrantes… Así hasta un catálogo de cerca de 50 productos. Son de calidad máxima y están muy ricos. Y así lo atestiguan los numerosos premios que hemos recibido del Ministerio de Agricultura y de otros organismos por ello”.

Cascajares ha conseguido que sus productos “sean un clásico en muchas mesas de nuestro país por Navidad y el objetivo ahora es que lo sean durante todo el año”. Y es que además de su calidad son fáciles de preparar –en apenas 20 minutos de horno está dispuesto para ser degustado su famoso capón relleno con sus diferentes guarniciones-,

“lo que en estos tiempos es muy atractivo para personas que ya no quieren pasarse mucho tiempo en la cocina o carecen del tiempo necesario para ello”.

La actual fábrica de Cascajares
La actual fábrica de Cascajares

Venta online

En este sentido, Cascajares ha logrado estar en vanguardia tanto en tecnología como en comercialización. Y es que la venta online es su principal ‘supermercado’ más allá de que sus productos puedan estar en las estanterías de los ‘súper’ o de las tiendas especializadas. Ya vende hasta por Amazon. De hecho, los rectores de la empresa fueron los elegidos por Amazon España para dar el pistoletazo de salida a la campaña del Black Friday y de Navidad de la principal tienda online del mundo.

Cascajares se introdujo también, en el año 2009, en el catering aéreo y muchas de las más importantes compañías de todo el mundo ofrecen sus productos gourmet a viajeros de la clase business. La empresa palentina no deja de lado tampoco su lado solidario “y el 30% de nuestros

trabajadores” en la fábrica de Dueñas tiene algún tipo de discapacidad física o psíquica.

A finales de noviembre se celebrará igualmente la tradicional subasta de capones Cascajares en el hotel Palace, de la mano de Sothebys. Una subasta que el pasado año logró recaudar 40.000 euros por 10 capones vivos, lo que permitió que tres discapacitados pudieran cursar estudios universitarios de grado.

El producto hoy día
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