El Tesoro Público ha pasado con nota la prueba de fuego a la que se enfrentaba: ha conseguido colocar 3.500 millones de euros en bonos a cinco años, el máximo importe previsto, a un tipo de interés medio del 3,657%, un 3,5% superior al tipo que el mercado exigió pagar a España para colocar su deuda a medio plazo en la anterior emisión de principios de mayo.
Si tomamos como referencia el tipo de interés marginal, el mercado hoy ha exigido a España un 3,727%, lo que supondría un 4,1% más que en la subasta de hace dos meses, cuando la cifra se situó en el 3,58%.
Pero esta buena colocación no pilla por sorpresa al mercado. Los analistas ya habían asegurado que, en principio, el Tesoro no tendría que sudar mucho la camiseta para colocar la cantidad prevista, que se situaba en una horquilla entre 2.500 y 3.500 millones de euros.
En este sentido, Pablo García, director de renta variable de Oddo España, explicaba que "las últimas emisiones se han colocado bien, así que no debería haber problemas en esta colocación. Además, hay un cierto clima de relax en los niveles de la prima de riesgo, lo que convierte a la deuda española en rentable para los inversores, aunque cara para el Estado".
Mientras que Iván San Félix, analista de Renta 4, consideraba que "la emisión tiene buena pinta y se puede cubrir bastante bien, lo mismo que ha ocurrido en las anteriores subastas de letras a corto plazo y bonos a largo plazo".
España no sólo ha tenido que pagar más que en la anterior subasta por colocar esta deuda a medio plazo, sino que además la oferta se ha reducido en medio punto.
Hoy la demanda de las entidades financieras ha ascendido a los 5.968,88 millones de euros, lo que supone 1,7 veces más que la oferta, superando así las expectativas, que no eran demasiado positivas después de que la agencia de calificación Moody's haya anunciado que pone bajo revisión la deuda española, a la que podría bajar la nota en el este trimestre.
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