Exdirigentes europeos juegan a simular la salida británica de la Unión Europea

  • "¡Es absolutamente imposible!", lanza atronador Karel de Gucht, excomisario europeo, sobre la demanda británica de limitar las ayudas sociales a los inmigrantes europeos, durante un juego de rol simulando las negociaciones de Londres con Bruselas.

"¡Es puramente discriminación!", añade el político belga, que encarna a un representante de las instituciones europeas en este "wargame" ("simulacro de conflicto") organizado el lunes en Londres en el centro de debate Open Europe.

El juego se centra en la pertenencia del Reino Unido a la Unión Europea (UE), que se decidirá -de verdad- en un referéndum antes de que acabe 2017, y tiene dos partes: por la mañana, la renegociación para mejorar los términos de la membresía británica en la UE, y por la tarde las discusiones que seguirían a la decisión de irse del bloque, lo que se ha bautizado como "Brexit" (una contracción de "British" y "salida").

En una mesa redonda simbólicamente decorada con un mapa de Europa centrado en el Reino Unido, diez figuras políticas prominentes, entre ellas los ex primeros ministros italiano Enrico Letta e irlandés John Bruton, desempeñan el papel de sus respectivos países, bajo la supervisión de un moderador entrenado en estos "juegos de guerra".

Cada sesión comienza con una declaración del negociador británico -encarnado por dos ex ministros, Malcolm Rifkind en la primera parte, y Norman Larmont en la segunda- a la que le sigue un debate entre todos los participantes.

"Es un error creer que (el primer ministro británico) David Cameron ha organizado el referéndum por cuestiones de política interna de su partido", advirtió Rifkind, respondiendo a una creencia muy extendida. "El conjunto del Reino Unido está muy dividido sobre el tema", estimó.

Las discusiones se centran rápidamente en los cuatro pilares de las reformas exigidas por Londres: no discriminar a los países que no usan el euro, mejorar la competitividad, restaurar la soberanía del país y limitar la inmigración europea.

Como era de esperar, la competitividad parece ser el tema de más consenso, mientras que los participantes están muy opuestos a cambiar las reglas de votación en el Consejo Europeo para dar más poder a los no miembros de la zona euro o dar poder de veto a los parlamentos nacionales.

"Creemos que el 'Brexit' sería un desastre, pero no llegaremos a compromisos a cualquier precio", advierte la representante de Francia, Noëlle Lenoir, exministra de Asuntos Europeos.

La cuestión más delicada parece ser la de la inmigración, con todos los participantes tildando de discriminatorias las pretensiones británicas.

"La libre circulación de personas no es negociable", insiste Polonia, representada por Leszek Balcerowicz, padre de las exitosas transformaciones liberales tras la caída del comunismo cuando era ministro de Economía.

"Es muy peligroso alentar la xenofobia. Europa podría hundirse por su causa", asiente Lenoir, mientras que Letta denuncia que se mezcle a los inmigrantes europeos en la crisis de los refugiados actuales.

Si el tono de la primera sesión ya parece áspero, no es nada en comparación con el de la segunda, que se supone que tendría lugar justo después de una votación a favor de la salida de la UE.

Algunos dicen "respetar" la decisión democrática británica, pero todos están "muy decepcionados", incluyendo a Irlanda, que lo veía como un "desastre".

"Nos casamos, ahora estamos divorciados", se lamenta el representante de Suecia, Ewa Björling. Su homólogo polaco tiene palabras más duras, advirtiendo que él nunca estará de acuerdo con dar condiciones favorables a Londres.

Pronto, el tono sube y los participantes acusan al Reino Unido de "cherry picking", de "elegir las cerezas", una expresión británica que en este contexto significa elegir sólo lo que le conviene.

A la pretensión británica de preservar Londres como la capital financiera, Karel de Gucht, replicó: "es una ilusión, ¿cómo se puede esperar que la UE acepte que su centro financiero esté fuera de la Unión?".

"Si se van, tendrán un acuerdo comercial banal y nada más", amenaza la señora Lenoir.

"Va a ser un verdadero desastre. Os vais a embarcar en un Arca de Noé para navegar solos alrededor del mundo globalizado", advirtió la representante de España, la exministra de Exteriores Ana Palacio, criticando la visión romántica de los defensores de la salida. "Estamos en aguas desconocidas."

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