Fidel Castro y su rebelde vida en México

  • A los 28 años y recién salido de la cárcel, Fidel partió de Cuba hacia México. 1958, una época en la que sus mayores preocupaciones eran esquivar a la policíamexicana y escatimar tanto dinero como armas.
Fidel Castro
Fidel Castro
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Nick Miroff, La Habana (Cuba) | GlobalPost

Fidel Castro tenía 28 años y acababa de salir de la cárcel cuando salió de Cuba hacia México en julio de 1955.

Regresaría un año y medio después con un bote lleno de hombres armados - entre ellos Ernesto "Che" Guevara - para librar una guerra de guerrillas y, eventualmente, ganar contra todas las probabilidades su Revolución Cubana.

Los acontecimientos de esos 18 meses en México reciben un tratamiento amplio en el nuevo libro de memorias, de dos volumen y que ocupa 1.000 páginas, publicado por el ex "comandante" "Guerrillero del Tiempo", de 85 años.

Un número limitado de copias han comenzado ahora a extenderse como la pólvora en la isla.

El libro únicamente lleva a los lectores hasta 1958, dejando la Bahía de Cochinos, la Crisis de los Misiles de Cuba y otros sucesos críticos del Gobierno de 47 años de Castro.

La enfermedad obligó a Castro a ceder el poder a su hermano menor Raúl en 2006 - primero temporalmente, después de forma permanente - y desde entonces sus ausencias de la vida pública han provocado periódicamente rumores sobre su muerte.

El lanzamiento de "Guerrillero del Tiempo"debería sofocar los rumores durante un tiempo.

Las memorias no son el capítulo más dramático de la historia de la vida de Castro, al menos en comparación con su fallido asalto al Cuartel Moncada de Cuba en 1953 o la campaña de la guerrilla 1956-1958 para derrocar a Fulgencio Batista.

Sin embargo, la crónica de Mexico de Castro es una lectura sobre el hombre antes de que fuese un mito, cuando sus mayores preocupaciones eran esquivar a la policía mexicana y, escatimar tanto dinero como armas - no enfrentándose contra Estados Unidos.

Una versión más personal y menos retórica del hombre.

Los preparativos de la joven insurgencia en México conforman una de las secciones más interesantes del libro, un recordatorio a los lectores de la historia de América Latina de que la revolución de Cuba probablemente no hubiera sido posible sin la Revolución Mexicana que lo precedió 50 años antes.

"México era un país que había llevado a cabo una gran revolución en la segunda década del siglo XX, una revolución que tenía mucho prestigio y bajo la que había una gran cantidad de pensamiento progresista y un gobierno estable", recuerda Castro, explicando que él no había elegido a México como su plataforma de lanzamiento sólo por conveniencia geográfica.

"Todas las demás naciones en la región estaban gobernadas por tiranos".

Tan sólo 22 meses después de que Castro y sus seguidores fuesen arrestados después de organizar su ataque desastroso en la guarnición militar, matando a varios soldados cubanos, Batista cedió a la presión pública y dejó que los rebeldes saliesen de la cárcel.

Castro permaneció en la isla durante un tiempo, pero pronto se fue a México para embarcarse en su gran plan de construcción de un ejército rebelde y derrocar al gobierno de Batista respaldado por Estados Unidos.

Embarcado en un vuelo turístico a la pequeña ciudad mexicana de Mérida el 7 de julio de 1955, Castro prometió a los periodistas: "Uno no vuelve, o si uno lo hace, es con la tiranía descabezada a tus pies."

A los pocos días Fidel Castro estaba en Ciudad de México, viviendo con arroz y frijoles, tratando de recaudar dinero para la causa. Frecuentaba puestos de tacos y aprendió a degustar la cocina picante del país, acudiendo a corridas de toros con su hermano menor Raúl los domingos.

Desde México Castro realizó una gira de recaudación de fondos en EEUU, parando en Nueva York, Filadelfia, Miami y otras ciudades, pidiendo a los inmigrantes cubanos que apoyaran su causa.

"Fue difícil pedirles dinero ya que la mayoría eran tan pobres, pero ellos hicieron pequeñas contribuciones", recuerda Castro. "El viaje fue un éxito político, pero no tanto económico, ya que la mayoría de nuestro público eran personas pobres y humildes. Creo que recogimos alrededor de 1.000 dólares".

Fue en México donde Castro fue presentado a Guevara, un joven médico argentino que había presenciado el golpe de estado de 1954 apoyado por la CIA para derrocar al presidente izquierdista de Guatemala.

Los cubanos quedaron impresionados con el joven radical, pero Castro lo recuerda como "sufriendo asma y muy pobre".

Que Castro diese varias responsabilidades clave a Guevara - un argentino - planteó algunos refunfuños entre los cubanos que "no querían que un extranjero les diese órdenes", dice Castro.

Con el tiempo, añade, "nadie tenía dudas acerca de luchar junto con el Che y recibir órdenes suyas".

Pero Guevara también causaría problemas a Castro cuando las autoridades mexicanas atraparon a los cubanos almacenando armas y les arrestaron a ellos, un enorme revés para Castro.

Guevara  "¡pensaba  que era su deber discutir con la policía y los jueces!" recuerda Castro, explicando que fue gracias a  las "fervientes proclamas marxistas-leninstas de Guevara" que los dos hombres acabaron pasando varias semanas adicionales en la cárcel.

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