Fuego contra fuego en economía: dos mundos chocan en balotaje argentino

  • La Argentina económica se estremece en la disyuntiva de hierro del balotaje presidencial entre cambio o continuidad, con financistas tan deseosos de ver un dólar liberado como industriales temerosos de una reapertura importadora.

Es un fuego contra fuego que se dirime el domingo entre el oficialista Daniel Scioli, un peronista que defiende el papel del Estado en la economía, frente al opositor de derecha Mauricio Macri, un hombre de la alta sociedad que cree en la libertad de mercado y la iniciativa privada como único motor.

¿Cambiar el modelo en vigor o continuarlo con reformas? Juan Nápoli (45), director del Mercado de Valores (inversionistas bursátiles), cree que gane quien gane hace falta "sincerar el tipo de cambio oficial". Está en 9,65 pesos por dólar pero dentro de la Bolsa lo cotizan a 14,60.

El caballito de batalla de Scioli es recordar que Macri prometió liberar el llamado 'cepo cambiario'. Dice que se dispararía una megadevaluación con shock inflacionario que licuaría los salarios.

"Los inversores extranjeros apuestan por Macri. Pero ambos harían caminos similares. Macri rápido, Scioli gradual", reflexiona Nápoli en su oficina.

Por mantener la resurrección fabril está Marco Meloni (57), un industrial hijo de inmigrantes italianos de la Umbría. Casado y con una hija de 11 años, levantó a pulmón una empresa textil líder en tejeduría y tintorería.

"No queremos volver al 'genocidio' industrial de los años 90 con importaciones libres. Se convalidarían productos que llegan con mano de obra esclava de Asia", dice Meloni, dueño de dos plantas en la periferia. Los economistas de Macri pregonan libre comercio. Scioli, defender empleo local.

En la Facultad de Ciencias Economías (FCE) de la Universidad de Buenos Aires, "una mayoría de estudiantes vota a Macri", afirma Mauro Sartori, de 26 años, consejero estudiantil electo del gobierno de la Facultad y expresidente del Centro de Estudiantes.

Pero aclara que "están a favor de la enseñanza pública y gratuita. No van a permitir que le toquen ese derecho. Y no creo que nadie lo intente", sostuvo Sartori.

En la calle se percibe un aire de fin de ciclo, tras 12 años de kirchnerismo, un peronismo de centroizquierda confrontativo y radical.

Al microcentro de Buenos Aires le llaman pomposamente 'La City'. Hay edificios neoclásicos y racionalistas mezclados con rascacielos. Sus angostas calles son hervideros de gentes que se chocan apuradas.

"Cambio, cambio", gritan a voz en cuello los 'arbolitos' o comerciantes ilegales de dólares. Brotaron como hongos desde 2011 por el cepo cambiario.

"Quien gane deberá arreglar con los 'holdouts' (fondos 'buitre' que litigan por deuda impaga en Nueva York). Y un blanqueo de capitales. Los mercados acompañan a candidatos de derecha como Macri", dice Nápoli.

El recinto bursátil se ve desierto. Unos pocos aburridos duermen o leen en mullidos sillones en el vestíbulo. Desilusiona a quienes vieron películas de Hollywood con agentes que vociferan y empuñan papeles. "Ahora todo es electrónico", explica Nápoli.

En el 'conurbano' sur (periferia) de Quilmes, se levanta una de las plantas de la firma Italcolore de Meloni. Operarios manejan con pantallas táctiles máquinas de tejer, urdir, limpiar, secar y teñir. Se procesan camisas de 'pima', el valioso tejido de Perú.

"En 1974 teníamos 2,4 millones de trabajadores textiles. En 2002, en plena crisis, 200.000. Ahora hay 350.000 con comercio administrado. Se invirtieron 4.000 millones de dólares en máquinas", cuenta Meloni. Teme que el macrismo abra las aduanas para combatir una inflación de más del 20% anual.

Su padre representó a la legendaria automotriz Ferrari. Su madre armenia escapó de persecuciones. Meloni cree que el secreto del éxito lo tiene Estados Unidos desde que el Norte le ganó la guerra al Sur para desarrollar la industria y protegerla 120 años, dijo a la AFP.

Otro mundo de gente hormiguea en el barrio universitario 'Clínicas'.

"Al partido de Macri no le interesa la militancia universitaria. El kirchnerismo tiene poca fuerza", relata Sartori mientras acuna en brazos a Sofía, su beba de tres meses. Rock argentino suena de fondo en el bar.

Olvidada en archivos blanco y negro quedó la estudiantina que imitaba a los rebeldes del Mayo Francés de 1968. "Soy de la Unión Cívica Radical", dice Sartori. Su partido se alió a Macri. Pero milita afuera de la Facultad. Los tiempos cambian. Como ahora, en el país.

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