Gazprom, Eni, EDF y BASF lanzan proyecto de gasoducto ruso South Stream

  • Las corporaciones rusa Gazprom, italiana Eni, francesa EDF y alemana BASF firmaron hoy un acuerdo vinculante para el lanzamiento del proyecto de gasoducto ruso South Stream, que será tendido a través del mar Negro.

Moscú, 16 sep.- Las corporaciones rusa Gazprom, italiana Eni, francesa EDF y alemana BASF firmaron hoy un acuerdo vinculante para el lanzamiento del proyecto de gasoducto ruso South Stream, que será tendido a través del mar Negro.

El primer ministro ruso, Vladímir Putin, presidió la firma del acuerdo durante el X Foro Económico Internacional "Sochi-2011", según las agencias rusas.

El documento fue suscrito por el jefe de Gazprom, Alexéi Miller; el presidente de Eni, Paolo Scaroni; el director general de EDF, Henri Proglio; y el presidente del consejo supervisor de Wintershall BASF, Harald Schwager.

Gazprom, el mayor productor de gas del mundo, y Eni fueron los iniciadores del proyecto en 2008, mientras que EDF y BASF se sumaron más tarde.

El acuerdo es una "garantía de la realización del proyecto", ya que estipula los derechos y obligaciones de los participantes en South Stream, que compite con el proyecto europeo Nabucco.

Miller aseguró que la primera tubería del South Stream será puesta en funcionamiento en 2015, al igual que Nabucco.

La infraestructura tendrá un coste de 15.500 millones de euros, prácticamente el doble de los 8.600 millones previstos inicialmente.

El gasoducto deberá bombear primero 30.000 millones de metros cúbicos de gas anuales y luego 63.000 millones desde Rusia a Bulgaria, a través del mar Negro, y luego a los Balcanes y otras zonas de Europa.

Precisamente, esta misma semana la Unión Europea (UE) concedió a la Comisión Europea (CE) el mandato para que negocie con Azerbaiyán y Turkmenistán el tendido de un gasoducto que traiga carburante a Europa a través del mar Caspio eludiendo territorio ruso (Nabucco).

El comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, ha criticado el South Stream, al que describió como un intento de frustrar los planes europeos de crear el llamado Corredor Sur de gas, cuyo objetivo es reducir la dependencia europea de los hidrocarburos rusos.

La UE importa de Rusia el 25 % del gas que consume y, de ese total, el 80 % llega a los Veintisiete a través de territorio ucraniano (el 20 % restante lo hace vía Bielorrusia).

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