Indonesia y Greenpeace inauguran una era de colaboración tras sellar la paz

  • La llegada a Yakarta del buque insignia de Greenpeace, el Rainbow Warrior III, ha sido el paso definitivo para zafar los años de desencuentros entre Indonesia y la asociación ecologista e inaugurar una era de colaboración en uno de los países con más biodiversidad del mundo.

Paula Regueira Leal

Yakarta, 9 jun.- La llegada a Yakarta del buque insignia de Greenpeace, el Rainbow Warrior III, ha sido el paso definitivo para zafar los años de desencuentros entre Indonesia y la asociación ecologista e inaugurar una era de colaboración en uno de los países con más biodiversidad del mundo.

"Pido a Greenpeace que siga colaborando con Indonesia en su tarea de recordar y criticar las cosas que este país tiene que mejorar", declaró el presidente de Indonesia, Susilo Yudhoyono, durante su visita a bordo de la embarcación el pasado viernes.

Un gesto del mandatario indonesio cargado de simbología tras la expulsión años antes, en 2009 y 2011, de varios activistas de Greenpeace mientras participaban en campañas contra la deforestación en este país, causada principalmente por las compañías papeleras y las plantaciones de palma de aceite.

En 2010, además, el mismo Ejecutivo indonesio negó el amarre del Rainbow Warrior II y ordenó al Ejército escoltar el buque hasta aguas internacionales.

Varios grupos de radicales islamistas, incluso, declararon la guerra a Greenpeace e instaron a la asociación ecologista a que abandonase sus actividades en Indonesia al considerarlo un agente que representaba los intereses extranjeros.

"El Gobierno de Indonesia y la gente se han dado cuenta del rol estratégico de Greenpeace", apuntó a Efe Bustar Maitar, uno de los dirigentes de la organización en el archipiélago asiático.

"Hemos superado una época de amenazas y difícil para nosotros aquí, pero todos los riesgos que hemos tenido que afrontar forman parte de nuestro compromiso para cambiar a las compañías que dañan al medio ambiente, a los gobiernos que no quieren escuchar", señaló Maitar.

El Rainbow Warrior (Guerrero del arcoíris, en español) permanece atracado en el puerto de Tanjung Priok, en la capital del país, a la espera de que miles de personas se acerquen a visitar la embarcación y conocer cada detalle del barco a través de las explicaciones de la propia tripulación.

El presidente indonesio agradeció en su visita la labor de la agrupación ecologista "por el mundo en general y por Indonesia en particular" y anunció que tomará nuevas medidas de protección del medio ambiente antes de que termine su mandato el año que viene.

"Indonesia alberga algunos de los enclaves más ricos en biodiversidad de la Tierra, pero la continua deforestación para hacer espacio a plantaciones industriales y la sobrepesca en sus aguas lo ponen todo en riesgo", apuntó Longgena Ginting, director de Greenpeace en Indonesia.

"Confiamos en que la visita del presidente ayudará a alentar la voluntad política que se necesita para salvar esta preciosa parte del mundo", apostilló el ecologista.

Indonesia, que alberga el 10 por ciento de los territorios selváticos del mundo, ha perdido 15 millones de hectáreas de bosque entre los años 2000 y 2009, cerca del 15 por ciento de su superficie forestal, según la organización Forest Watch Indonesia.

El Rainbow Warrior III es un velero motorizado de casi 58 metros de eslora, que cuenta con los últimos avances tecnológicos medioambientales en diseño, motores náuticos y un helipuerto y tiene capacidad para alojar a 30 tripulantes.

Pintada de color verde y con un arcoíris en la proa, la nave es la primera desarrollada desde cero por Greenpeace y su coste, calculado en unos 23 millones de euros, fue financiado en su totalidad por las donaciones de socios y simpatizantes.

Entre otras acciones, el Rainbow Warrior III ha sido empleado para perseguir a las empresas que trafican vía marítima con químicos peligrosos y para defender los santuarios marítimos de la pesca pirata.

El Rainbow Warrior III está de gira por el Sudeste Asiático para promover su campaña actual por la defensa de los océanos y su próxima parada será el puerto de Hong Kong. EFE

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