Intermón cree que el hambre en el mundo se puede reducir a la mitad en cinco años

Madrid.- El mundo puede reducir el hambre a la mitad en los próximos cinco años, según un informe de Intermón Oxfam, que advierte, no obstante, de que ello será posible gracias más a la suerte que a las decisiones políticas.

El informe "Reducir el hambre a la mitad: ¿aún es posible", hecho público hoy, coincide con las nuevas cifras de la FAO, según las cuales el número de hambrientos en el mundo descendió en unos 98 millones el último año, por lo que se estima que hay un total de 925 millones de personas que pasan hambre.

Oxfam celebra que el número de personas hambrientas en el mundo haya descendido por primera vez en 15 años, después de que en 2009 se alcanzara la cifra más alta de la historia, con 1.020 millones de afectados.

Sin embargo, lanza una voz de alarma porque "el descenso se debe en gran parte a la suerte", ya que en los dos últimos años se han conseguido muy buenas cosechas que ha provocado un descenso del precio de los alimentos a escala global.

"Cualquier disminución del número de personas hambrientas es siempre una buena noticia, pero no podemos olvidar que la crisis alimentaria no ha acabado. Que haya todavía 925 millones de personas que pasan hambre es un escándalo", según la directora general de Intermón Oxfam, Ariane Arpa.

Esta ONG recuerda que el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) tiene como meta reducir a la mitad el porcentaje de personas hambrientas en el mundo hacia el 2015, pero desde que se aprobaron hace 10 años solo ha disminuido en medio punto.

El informe pone ejemplos de países como Vietnam, que han alcanzado el ODM o están en camino de conseguirlo, gracias a políticas de apoyo a los pequeños productores y a la asistencia social.

Oxfam hace un llamamiento a los líderes mundiales, que se reúnen en Nueva York del 20 al 22 de septiembre, para que apoyen un plan de acción global contra el hambre como parte de un paquete más amplio de rescate de los ODM.

Para la ONG, el plan de acción debería apoyar el desarrollo de planes nacionales para reducir el hambre global y asegurar que estos planes cuenten con fondos suficientes procedentes de un aumento de la ayuda oficial al desarrollo y de las inversiones nacionales.

El plan, además, debería desarrollar las políticas globales que se necesitan para afrontar las amenazas mundiales a la seguridad alimentaria.

"La lucha contra el hambre debe ser parte de un paquete más amplio de rescate de los ODM. No podemos pedirle a una madre que escoja entre alimentar a su hijo o enviarlo a la escuela. No podemos permitirnos el fallar ni en uno solo de los ODM", ha dicho Arpa.