La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, sigue con las espadas en alto en la guerra por la expropiación de YPF a Repsol. Aunque cada día es más consciente de que necesita sentarse a negociar con la compañía española un precio justo por haberle arrebatado la filial, sigue poniendo condiciones.
La última, la cabeza del mismísimo Antonio Brufau, presidente de la petrolera controlada por La Caixa, cuya presencia ha vetado en un eventual proceso de negociación.
Así lo asegura el rotativo argentivo La Nación, que achaca el odio de Fernández de Kirchner hacia el ejecutivo español a las declaraciones que hizo éste, asegurando que la expropiación de YPF sobrevino después de que Repsol se negase a pagar sobornos por la provisión de gas licuado.
El mismo medio recuerda las diferencias que en el pasado caracterizaron las relaciones entre Isidro Fainé, presidente de La Caixa, y Antonio Brufau; y el malestar del méxicano Carlos Slim, accionista de la entidad catalana y fortuna a la que recurrió Repsol para financiar la entrada de la familia Ezkenazi en YPF, como cartas que pueden jugar en contra del directivo español.
El incumplimiento por parte de Ezkenazi de los compromisos de pago del crédito que le fue concedido para hacerse con una parte de la filial llevaron a la ejecución de sus títulos.
De hecho, gracias a esta ejecución, Repsol se volvió a hacer con un 12% que le permite seguir teniendo fuerza dentro de la filial. Este porcentaje resulta de sumar el 6% que se ha ejecutado a Grupo Petersen, más el 6,4% que la compañía española todavía controla, ya que la expropiación llevada a cabo por el Gobierno argentino no llegaba a la totalidad de la participación que tenía Repsol en YPF.
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