La economía de Turquía navega en búsqueda de una transición

  • Turquía, el gigante eurasiático que negocia desde hace años su entrada en la Unión Europea (UE), vive épocas de bonanza con algunas sombras, mientras que sus posibles socios comunitarios pasan por su peor momento en décadas.

Ilya U. Topper y Dogan Tilic

Estambul, 31 may.- Turquía, el gigante eurasiático que negocia desde hace años su entrada en la Unión Europea (UE), vive épocas de bonanza con algunas sombras, mientras que sus posibles socios comunitarios pasan por su peor momento en décadas.

Hace apenas dos semanas, el Gobierno del islamista moderado Recept Tayyip Erdogan anunció el pago de la última cuota de su deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), 426 millones de dólares.

Fue un acto que el propio Erdogan celebró como señal inequívoca del éxito económico de Turquía.

La capacidad de enjugar una deuda de 52 años y convertirse en país contribuyente del FMI evidencia la confianza de los inversores en la decimosexta economía del mundo.

La "marca Turquía" parece estar en auge, con ejemplos como la aerolínea de bandera Turkish Airlines, que ya es la quinta del mundo en número de destinos, o el desarrollo de armamento turco, como tanques, blindados y fragatas, aún en fase de pruebas pero probablemente pronto artículos de exportación.

Tasas de crecimiento por encima del 8 por ciento en 2010 y 2011, junto a un paro del 8,5%, suscitaban enormes esperanzas, y aunque la expansión cayó al 2,2% en 2012, el Gobierno turco prevé que pueda estabilizarse alrededor del 5%.

Uno de los factores que empujan la economía turca es la demografía de este país de 73 millones de habitantes, explica el economista Esen Çaglar, analista del centro TEPAV en Ankara.

"La natalidad va bajando, la gente empieza a casarse menos, los núcleos familiares se reducen, y esto se traduce en más consumo, más viviendas y más electrodomésticos", señala Çaglar a Efe.

La construcción y urbanización, que avanzan a un ritmo espectacular comparado con el resto de Europa, es uno de los motores del crecimiento.

Pero precisamente este detalle preocupa a muchos analistas que admiten que existe un riesgo real de que pueda crearse una burbuja, como ocurrió en España.

"Lamentablemente no se estudia mucho este riesgo. De momento la tendencia se mantiene gracias a la inversión extranjera desde Europa y de los países árabes del Golfo", reflexiona Çaglar.

Más escéptico es un empresario con inversiones en varios países, quien prefiere no dar su nombre porque teme que su versión crítica podría perjudicar sus relaciones con el Gobierno turco.

"Comparado con Europa, la economía turca aparenta portarse de maravilla, pero la pregunta es cómo lo hace. Creo que la magia detrás de esto es el 'dinero caliente' árabe. No es un éxito basado en la producción de bienes y todo puede derrumbarse si este dinero sale del país", considera el analista.

Añade que "también hay un 'boom' en la construcción: emergen ciudades enteramente nuevas en las periferias urbanas. En Estambul aún se pueden vender las viviendas, pero temo que se están construyendo más de las necesarias", advierte en conversación con Efe.

La economía turca se apoya principalmente en el consumo interno y en las inversiones que llegan desde fuera, confirma también el analista Emre Deliveli, mientras que el sector manufacturero y de exportación deja que desear.

"Hasta los años 1980, Turquía exportaba sobre todo productos agrícolas. El gran salto vino con la unión aduanera con la UE, firmada en 1996", recuerda Deliveli.

"Ahora se exporta mucho textil y maquinaria poco sofisticada, como coches. La rentabilidad no es muy alta, sin embargo, porque hay que importar muchísimas piezas para ensamblar un coche", agrega.

El dinero extranjero llega sobre todo en forma de fondos de inversión que se han fijado en Turquía por el elevado crecimiento.

"Turquía es atractivo para los fondos de inversión, porque sus bonos tienen una rentabilidad del 5%, muy por encima de Estados Unidos, Alemania o Italia, que ofrecen entre el 1,4 y 4%", detalla este economista independiente.

También el economista Mustafa Sönmez critica en una entrevista con Efe que "el flujo de capital hacia Turquía está concentrado en los sectores financieros de la UE, mientras que las inversiones turcas en otros países son más bien simbólicas y apenas se reflejan en el Producto Nacional Bruto".

"En los últimos 10 años, Turquía ha realizado inversiones en el extranjero por valor de 18.000 millones de dólares, pero ha recibido unos 100.000 millones", constata.

La deuda exterior, que se sitúa en casi 340.000 millones de dólares, alcanza el 43% del Producto Nacional, una cifra notablemente por debajo de la media europea, pero aún así problemática, porque dos tercios corresponden al sector privado y son préstamos a corto plazo con altos intereses, advierte Sönmez.

Por eso, Turquía debe cambiar el paradigma de su comercio exterior, promover más la exportación industrial y de servicios, y reducir el control de la moneda, señala Sönmez.

"Turquía no ha conseguido dar el salto a una exportación de alto valor agregado, como Corea del sur; el Gobierno quiere fomentar este rumbo, pero no tiene claro cómo hacerlo. La mayoría de los economistas piensa que no es factible por ahora porque falta mano de obra cualificada", agrega Emre Deliveli.

La geografía tampoco juega en estos momentos a favor de Turquía, un país situado entre el sureste de Europa y el noroeste de Oriente Medio, fronterizo con países como Irán, Irak o Siria.

"El sureste de Turquía está totalmente por desarrollar y tiene un gran potencial, pero es un callejón sin salida, porque las fronteras hacia Armenia e Irán están cerradas. Con el conflicto en Siria, también la frontera sur está cegada", expone el analista del TEPAV.

Pero sí hay una casilla esperanzadora en el ajedrez geopolítico: la negociación de la paz con la guerrilla kurda, "la única perspectiva favorable a corto plazo", destaca Çaglar.

De hecho, la resolución del conflicto podría impulsar el comercio con el Kurdistán autónomo de Irak y facilitaría el acceso de empresas turcas a los grandes yacimientos de hidrocarburos en esa zona.

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