La mejor gestora de fondos española se blinda contra los ricos nuevos

Allá por 2007, cuando la crisis era sólo un nubarrón en el horizonte, Bestinver –posiblemente la gestora más prestigiosa del mercado español- movía un patrimonio de 3.895 millones de euros y era la décima firma por tamaño del negocio nacional de fondos de inversión.

Por entonces, a la gestora participada por Acciona y liderada por Francisco García Paramés le entraban entre 50 y 100 millones de dinero nuevo todos los días. La mayoría procedía de los sectores inmobiliario y constructor, donde una emergente casta de promotores amasaba fortunas extraordinarias al calor de un boom sin precedentes en el ladrillo español.

Estos señores del ladrillo fueron los mismos que en cuestión de meses salieron despavoridos de los fondos cuando la gran crisis estalló. El resultado en que sólo en 2008, el annus horribilis de Bestinver, la gestora se dejó en el camino 1.668 millones de patrimonio gestionado, un 43% respecto al año anterior.

En el primer trimestre de 2009, perdió otros 200 millones y cayó hasta el puesto 22 en el ránking.Ni los ladrilleros entendían la bolsa y las fuertes caídas que sufría por entonces ni, sobre todo, podían mantener sus posiciones en los fondos de Bestinver, acuciados como estaban por sus acreedores en pleno pinchazo de la burbuja inmobiliaria.

Se perdieron lo que vendría después: las rentabilidades en el segundo trimestre de 2009 fueron las mejores de la historia de Bestinver. Hoy, casi dos años después, la firma ha levantado definitivamente el vuelo. En los doce últimos meses el patrimonio gestionado se ha disparado un 22,57% -la mayor subida entre las 50 mayores gestoras- hasta los 3.012 millones.

Ahora, el objetivo es que la base de inversores sea mucho más estable y diversificada. ¿Cómo? El 30% de las participaciones en los fondos son propiedad de inversores institucionales extranjeros, frente al peso del 95% que los inversores españoles tenían antes de la crisis.

Sólo dinero de calidad

"Damos importancia sólo al dinero de calidad. Es decir, de inversores que estén aquí cinco o seis años y que, si viene una caída fuerte de las rentabilidades, no se van a ir", señalan en la firma, que asegura que los fondos de Bestinver "no son para cualquier inversor".

"Mantenemos reuniones con los inversores que quieren entrar en nuestros fondos. A los que vienen pensando en el corto plazo no les damos entrada. Ahora el dinero ingresa con relativa tranquilidad -41 millones en enero- y podemos analizar quién entra. Antes de la crisis no podíamos contactar con todos porque había un aluvión de compras", dicen en Bestinver.

Por lo tanto, la gestora número 13 por patrimonio gestionado está poniendo todas las bases para vetar la entrada de potenciales nuevos ricos que, como hace dos años hicieron los promotores inmobiliarios, desestabilicen tanto la firma que puedan ponerla al pie de los caballos si vienen muy mal dadas en bolsa.

De lo que se trata es de que el perfil de sus clientes se ajuste al de la propia gestora. Es decir a su filosofía de inversión de value investing de la que Warren Buffet es el gran icono. Se trata de identificar empresas que pueden crear valor a medio y largo plazo y apostar por ellas sin que importen ni las modas ni los vaivenes de los mercados.

Las predicciones de García Paramés

En los peores momentos de la crisis –a finales de 2008-, García Paramés tuvo que tranquilizar a los accionistas de su sicav Best Value –que agrupa a cerca de 300 accionistas- en un momento en que la rentabilidad de las inversiones de Bestinver se desplomaba hasta un 50% desde sus máximos.

El jefe de Bestinver aseguró entonces que el momento era "histórico para invertir y que si se tiene liquidez no hay que durar: a finales de 2010 se habrán acumulado subidas muy importantes". Hoy, tres los siete fondos del grupo están en máximos históricos.

En plena debacle, García Paramés lanzó un mensaje duro contra el mercado español, sobre el que dijo que era muy arriesgado tener exposición ante "el ajuste duro que queda por afrontar". Entonces aseguró que el alto peso del sector inmobiliario y el alto riesgo contraído por los bancos por sus préstamos a promotores tendría efectos devastadores sobre la economía española.