La no-ficción "da más trabajo" porque obliga a investigar según Roncagliolo y Barroso

  • Madrid.- La novela de no-ficción "da más trabajo" al autor porque conlleva más investigación y la búsqueda de testigos de la historia, según Santiago Roncagliolo y Miguel Barroso.

La no-ficción "da más trabajo" porque obliga a investigar según Roncagliolo y Barroso
La no-ficción "da más trabajo" porque obliga a investigar según Roncagliolo y Barroso

Madrid.- La novela de no-ficción "da más trabajo" al autor porque conlleva más investigación y la búsqueda de testigos de la historia, según Santiago Roncagliolo y Miguel Barroso.

Los dos escritores comparecieron hoy en Madrid ante el público lector en la mesa redonda "A sangre caliente", celebrada en la Casa de América con el tema de "La literatura y la política en la novela de no-ficción".

En una conversación previa con Efe, Roncagliolo y Barroso, que acaban de presentar sus últimos libros, "Memorias de una dama" y "Un asunto sensible", respectivamente, coincidieron en que tanto en la ficción como en la no-ficción "las historias reales son buenas cuando parecen de mentiras y las de mentiras son buenas cuando parecen reales".

"Una parte del juego es que cada lector decida qué es lo que quiere que sea real o qué no", afirmó el autor peruano.

Ambos mencionaron al estadounidense Truman Capote (1924-1984), a quien reconocen como precursor del género y que lo que consiguió, según el peruano Roncagliolo, fue darle "una forma mucho más novelística" a la crónica de un crimen en un libro en el que "no importa qué hicieron los protagonistas, sino el tema del mal; en lo que convierte a alguien en un asesino".

Miguel Barroso, que en "Un asunto sensible" narra el asesinato de cuatro estudiantes revolucionarios en los últimos días del régimen de Fulgencio Batista, en la Cuba de 1958, aseguró que llegó al género de no-ficción casi sin darse cuenta.

Según el novelista español, "a diferencia del periodismo, los personajes tienen una carga simbólica; no son simplemente fulano de tal con nombre y apellido, sino que encarnan algún principio moral o un juego dramático".

En el caso de la novela de no-ficción, añadió Barroso, el escritor recurre a los cánones del género utilizados ya por Capote, como el protagonismo del relator de la historia, la estructura dramática y la dosificación de los datos como recurso para implicar al lector".

Al hablar del paralelismo entre la no-ficción y los grandes reportajes, Roncagliolo citó al también estadounidense Tom Wolfe, abanderado del Nuevo Periodismo, quien decía que en las redacciones de periódicos que frecuentó los periodistas "siempre esperaban el momento en que tendrían argumento para escribir su gran novela".

Sin embargo, Wolfe -recuerda Roncagliolo- creía que "esa gran novela" estaba en el material con el que esos periodistas trabajaban a diario.

Según el escritor peruano, esa corriente literaria no cambió la manera de escribir, sino coincidió con un momento en el que la gente se dio cuenta de que las historias reales contadas por Wolfe, por Norman Mailer o por Hunter S. Thompson "eran historias con una calidad estética como las historias de ficción".

Por otra parte, Barroso destacó que mientras la ficción permite "proyectar o calcular" los temas, los personajes, la narración, "una novela de no-ficción se te aparece en la vida, te elige".

Con respecto a su novela centrada en Cuba, Barroso dijo que su intención era crear una ficción "inspirada, eso sí, en un suceso real", pero en el proceso de documentación se encontró con una historia real que le intrigó hasta tal punto que no pudo parar hasta que desentrañó los hechos y se puso a escribir.

"En la realidad -acotó Roncagliolo- las historias son tan buenas que tu imaginación sólo conseguiría estropearlas".

De todos modos, Barroso aseguró que "como no hay nada que obligue al autor a escribir de tal o cual manera", él procura "ajustarse mucho a la realidad", con menos licencias, con la certeza de que "todo lo que se cuenta es verdad aunque no sea toda la verdad".

Mostrar comentarios