La presión sobre la deuda lusa cae al nivel más bajo de los últimos 22 meses

Lisboa, 14 dic.- La presión sobre la deuda de Portugal volvió a aliviarse hoy, en línea con lo ocurrido durante las últimas semanas, lo que le ha permitido alcanzar su nivel más bajo desde febrero de 2011.

En el mercado secundario, donde se compran y venden los títulos adquiridos en subasta pública, las obligaciones lusas a diez años -plazo utilizado habitualmente como referencia- llegaron a cotizar por debajo del 7,2 %, algo que no había ocurrido en los últimos 22 meses.

Justo por aquellos días el entonces ministro de Finanzas luso, el socialista Fernando Teixeira dos Santos, advirtió de que pagar más de un 7 % por la deuda a diez años era insostenible para cualquier país, una profecía que acabó por convertirse en realidad y derivó en la petición del rescate financiero de Portugal, en mayo de 2011.

Pese a la llegada del préstamo de 78.000 millones de euros concedido por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional a cambio de un severo programa de ajustes y reformas, los inversores siguieron exigiendo elevados intereses para adquirir títulos lusos por considerar que presentaban un alto riesgo.

Esta tendencia al alza alcanzó su punto más alto en enero de 2012, cuando la deuda lusa a diez años cotizaba al 17 %, a cinco años al 22 % y a dos años al 21 %.

Estas tasas contrastan con las registradas hoy, cuando la penalización de sus obligaciones a dos años cayó hasta el 3,62 % -un nuevo mínimo desde noviembre de 2010-, mientras que a cinco años bajaban al 5,56 %.

Desde principios de año el país ha visto cómo la presión sobre sus títulos a largo plazo -es decir, con vencimiento superior a dos años- se relajaba de forma sostenida en el mercado secundario.

Sin embargo, expertos y analistas recuerdan que estas tasas siguen sin ser sostenibles, lo que arroja algunas dudas sobre las posibilidades de Portugal de volver a emitir directamente deuda a largo plazo -algo que no hace desde abril de 2011- a partir del segundo semestre de 2013, tal y como prevé el Gobierno luso.