La presión sobre Portugal se relaja a la espera de medidas a nivel europeo

  • Los inversores dieron hoy un ligero respiro a Portugal, que colocó mil millones de euros en letras a tres meses al menor interés conseguido en una subasta desde agosto, a la espera de que la Unión Europea adopte nuevas medidas contra la crisis.

Lisboa, 7 dic.- Los inversores dieron hoy un ligero respiro a Portugal, que colocó mil millones de euros en letras a tres meses al menor interés conseguido en una subasta desde agosto, a la espera de que la Unión Europea adopte nuevas medidas contra la crisis.

Las expectativas creadas en torno a la cumbre del viernes, en la que se debatirá cómo garantizar la disciplina presupuestaria y la posibilidad de emitir deuda de forma conjunta (a través de eurobonos), se reflejaron en un alivio de la presión a la que se ve sometida la deuda lusa en el mercado secundario.

La emisión de hoy, la penúltima del ejercicio 2011, fue interrumpida por el Tesoro luso en su montante mínimo, sin llegar al máximo de 1.250 millones previsto, y la penalización se mantuvo así por debajo del 5 por ciento, una estrategia ya seguida en otras ocasiones por el organismo.

La rentabilidad exigida por los inversores para comprar la deuda lusa fue del 4,87 por ciento, dos centésimas inferior a la emisión precedente, el 16 de noviembre, cuando Portugal colocó 773 millones de euros al 4,89 por ciento.

Pese a obtener la tasa más baja de los últimos cinco meses, Portugal sigue pagando un interés muy alto por sus letras, según los analistas.

Hace un año, con el país ya inmerso en la crisis, los inversores compraban estos mismos títulos a cambio de una penalización del 3,4 por ciento, y en diciembre de 2009 la tasa era doce veces inferior, de tan sólo el 0,41.

La evolución de los intereses pagados por Portugal en la deuda a corto plazo reflejan la presión agobiante a la que continúa sometido el país pese a su petición de rescate, en abril.

El auxilio financiero facilitado por la UE y el Fondo Monetario (FMI), de 78.000 millones de euros para un periodo de tres años, ha servido al país para dejar cubiertas sus necesidades financieras sin tener que recurrir al mercado.

El préstamo de la UE y el FMI fue concedido a cambio de un interés de entre el 4 y el 5 por ciento anual, menor en teoría del que conseguiría en la actualidad en subastas públicas, y que conllevará el pago, en total, de otros 34.000 millones de euros en concepto de intereses.

Esta ayuda, sin embargo, no es suficiente para cubrir las obligaciones financieras a corto plazo de Portugal, que un par de veces al mes emite letras del Tesoro por las que acaba pagando una alta penalización.

En el mercado secundario, donde se compran y venden los títulos adquiridos en subastas públicas como las de hoy, la presión sobre la deuda soberana lusa también caía hoy después de batir máximos históricos la semana pasada.

Las obligaciones portuguesas con vencimiento a diez años cotizaban al 13 por ciento cuando la semana pasada sobrepasaron por primera vez la barrera del 14 por ciento.

A cinco años los inversores exigían un interés del 15,88 por ciento, frente al 18 por ciento de hace unos días, que marcó otro récord desde la entrada en vigor del euro.

A dos años los títulos lusos se vendían a una tasa del 16,5 por ciento, lejos también del 19 por ciento de hace escasas fechas.

Además de los problemas financieros y la debilidad de la eocnomía lusa, la credibilidad del país ante los mercados se ha visto perjudicada por los recortes de su nota de solvencia aplicados por las agencias de calificación más importantes del mundo.

Tanto Moody's como Fitch han situado la nota de Portugal a nivel de "bono basura", es decir, inversión poco recomendable, mientras que Standard & Poor's ha amenazado con seguir el mismo camino.

Ni los mercados ni las agencias han reaccionado de forma significativa ante los sucesivos programas de ajuste aprobados en Portugal desde 2010.

Los conservadores lusos, en el poder con mayoría absoluta desde junio, aprobaron la semana pasada sus presupuestos para 2012, con nuevos y más amplios recortes, que han suscitado un fuerte rechazo en amplios sectores de la sociedad.

El propio primer ministro, Pedro Passos Coelho, admitió la dureza de los "sacrificios" aunque los consideró inevitables para recuperar el crecimiento económico a partir de 2013.

Las previsiones del Gobierno luso estiman una recesión del 1,6 por ciento este año y del 3 por ciento en 2012.

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