La triste realidad de los niños sirios en Marruecos: buscan comida en la basura

    • Más de 6.000 sirios han intentado pasar a España desde Marruecos. Como no tienen que comer, deben buscar comida en los contenedores de basura.
    • Los niños piden algo que llevarse a la boca en los semáforos. Muchos han perdido una pierna en su largo viaje huyendo de la guerra.
Los niños sirios dependen de la ayuda humanitaria para comer
Los niños sirios dependen de la ayuda humanitaria para comer

La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha señalado que hasta agosto de 2015 más de 6.000 sirios, de los más de 10.000 que se estima que pueden estar en el país, han intentado llegar a España a través de Marruecos huyendo de la guerra en su país.

Debido a la fuerte presión que ejerce Marruecos en la frontera con España, pocos han podido cruzar a Europa. Eso ha provocado que se dispersen por el país alauita y se congreguen en las grandes ciudades esperando poder ganarse la vida.Rebuscan en los contenedores de los hoteles

La imagen en Casablanca es desoladora. Decenas de niños se agolpan en los semáforos y en las puertas de los hoteles. Suelen ir en grupos de seis y muchos de ellos no superan los cinco años. No piden dinero. Solo buscan algo que comer.

La mayoría de los turistas pasa impasible ante ellos y los porteros los apartan de malos modos, temiendo que incomoden a la selecta clientela. Cuando cae la noche, mientras dos vigilan, el resto se mete en los contenedores de basura de la parte posterior de los hoteles de lujo esperando encontrar algo que llevarse a la boca.Muchos han perdido alguna pierna en el viaje

Muchos tienen heridas profundas mal vendadas en sus pequeños brazos y más de uno ha perdido una pierna. En un francés chapurreado explican que fue durante el viaje pero cuando se les pregunta más abren mucho los ojos, con el miedo todavía reflejado en ellos, y se quedan mudos, sin saber cómo explicar, en un idioma que no es el suyo, el horror que han vivido. El temor es parte de su día a día: a que les toquen por si les pegan, a no tener dónde dormir, a no saber si van a poder comer…

Cuando algún turista les ofrece un bocadillo lo cogen corriendo, como si se fuera arrepentir. Comen con el ansia de quien tiene hambre porque lleva sin probar bocado más de una semana. Y por primera vez sonríen.

Por su parte, este país no sabe qué hacer para gestionar el drama de los refugiados sirios. Está esperando a ver qué hace Europa para atajar el problema, mientras se debate en dar asilo a estas personas o escuchar a las crecientes voces en su país que cuestionan que se ayude económicamente a los huidos de la guerra en lugar de invertirlo en políticas activas de empleo en Marruecos. Pero mientras se decide, cientos de niños buscaran en la comida por si hay suerte y encuentran algo que comer una noche más.

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