La venta de Portugal Telecom a Altice permite a Oi ingresar 7.400 millones

  • La venta de la operadora Portugal Telecom (PT) a la luxemburguesa Altice aprobada hoy a regañadientes por los accionistas permitirá a la brasileña Oi, dueña del negocio de PT en suelo luso, ingresar 7.400 millones.

Lisboa, 22 ene.- La venta de la operadora Portugal Telecom (PT) a la luxemburguesa Altice aprobada hoy a regañadientes por los accionistas permitirá a la brasileña Oi, dueña del negocio de PT en suelo luso, ingresar 7.400 millones.

La otrora joya empresarial de Portugal, que cuenta con más de un millón de clientes con los operadores de cable Meo y Sapo, pasará a manos de Altice -siempre que obtenga la aprobación de los regulares- después de un complejo y demorado proceso de venta.

La aprobación de los accionistas de Portugal Telecom (PT) SGPS era el mayor escollo que Oi debía superar para vender la jugosa parte operativa de PT, que, por los acuerdos de fusión, le pertenecía desde mayo del 2014.

"Mejor tener un dueño con capacidad para invertir, que uno que no tiene capacidad", dijo a los periodistas Rafael Mora, administrador de Ongoing, uno de los dos mayores accionistas de PT SGPS, junto al Novo Banco (antiguo BES), ambos con participaciones en torno al 10 %.

Los accionistas de PT SGPS, escisión financiera resultante de los acuerdos de fusión cuyo principal activo es una valiosa participación del 25 % en Oi, se reunieron hoy por segunda vez en diez días para decidir la polémica venta, a la que los pequeños accionistas se opusieron.

Del en torno del 44 % del capital representado en la Asamblea, un 97,81 % votó a favor de la venta, tras horas de discusión, en las que la administración de Oi intentó persuadir a los accionistas para dar luz verde a una operación que le permitirá reducir sus altos niveles de endeudamiento.

Los grandes accionistas aceptaron el envite, aunque reconocieron que habían optado "por la solución menos mala".

PT y la brasileña Oi habían alcanzado en el 2013 un acuerdo para fusionarse con el propósito de crear un gigante de las telecomunicaciones a nivel mundial, objetivo que en la práctica está olvidado.

Uno de los puntos de mayor fricción entre Oi y PT SGPS ha sido la relación financiera de esta última empresa con el colapsado Grupo Espírito Santo, socio histórico de la operadora lusa.

Aparte del 25 % de Oi, PT SGPS tiene un pasivo de 900 millones procedentes de una inversión fallida en un conglomerado del Grupo Espírito Santo (Rioforte), que está en fase de insolvencia.

Esa deuda no reembolsada a la operadora lusa provocó una reorganización de los negocios entre ambas menos favorable para la operadora portuguesa, y encendió las alarmas en ambas compañías.

El negocio ha suscitado también dudas entre la portuguesa Comisión del Mercado de Valores (CMVM), que vio falta de información, y la propia mesa de Asamblea de accionistas de PT SGPS, cuyo presidente António Menezes Cordeiro dijo que la "reversión mutua" del acuerdo de fusión con la brasileña Oi sería "posible" por incumplimientos de los acuerdos.

Sin embargo, la administración de Portugal Telecom (PT) SGPS había optado por una posición más pragmática al avisar de que romper los acuerdos de fusión con la brasileña Oi -y abortar la venta- llevaría a ambas empresas a un "litigio de duración imprevisible" que generaría "un inevitable proceso de destrucción de valor para todas las partes implicadas".

Ante la inminencia del concretarse el negocio, Portugal Telecom (PT) SGPS se disparó en la Bolsa de Lisboa el 23,94 %, después de haber cerrado en las últimas jornadas a mínimos inéditos.

A pesar de los llamamientos a intervenir para impedir la venta, el Gobierno luso había asegurado en la víspera que iba a mantenerse al margen de la decisión.

No obstante, el primer ministro, Pedro Passos Coelho, llegó a considerar que la fusión de PT y Oi había quedado "bastante lejos de las expectativas".

PT decidió asociarse a Oi a partir de 2010 para permanecer en el emergente mercado de Brasil, tras haber cerrado la venta de su parte en la operadora brasileña Vivo a la española Telefónica a cambio de 7.500 millones.

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