Las bermudas entran en las oficinas de Río de Janeiro durante el verano

  • Verano en Río de Janeiro, sol de justicia, termómetros por encima de los 40 grados centígrados, sensación térmica mayor y pantalones largos para ir a trabajar, una combinación que muchos quieren cambiar, empezando por el alcalde de la ciudad, Eduardo Paes.

Aitor Álvarez García

Río de Janeiro, 29 ene.- Verano en Río de Janeiro, sol de justicia, termómetros por encima de los 40 grados centígrados, sensación térmica mayor y pantalones largos para ir a trabajar, una combinación que muchos quieren cambiar, empezando por el alcalde de la ciudad, Eduardo Paes.

La discusión está servida en la ciudad suramericana de playa por excelencia, dónde es muy habitual que cariocas y turistas vayan a restaurantes, al cine o a pasear en bañador, chancletas y hasta sin camiseta.

El alcalde Paes apareció con bermudas en una fiesta de fin de año que organizó a finales de diciembre pasado el hotel Copacabana Palace, el más lujoso de la ciudad, y fue el único de los invitados que no se vistió de gala en un día de temperatura agradable y en el que el verano austral estaba aún en su comienzo.

Fue su reivindicación particular para dar un poco de rienda suelta a las formas, por lo menos en verano, en una serie de acciones y declaraciones que muchos consideran populistas y una forma de llamar la atención, pero que han abierto el debate en la llamada "ciudad maravillosa".

El Ayuntamiento de Río de Janeiro autoriza desde 2003, en un decreto que tiene que renovar cada año, el uso de bermudas por parte de los funcionarios municipales, aunque casi ninguno las usa, y los conductores y cobradores de autobús, taxis o furgonetas turísticas.

Algunas empresas privadas también permiten el uso de bermudas en el trabajo, aunque con restricciones.

Es el caso de AMS Kepler, una compañía de ingeniería de sistemas localizada en el barrio de Barra de Tijuca, en la zona oeste de Río y en la que su director, Antonio Machado, recibe a los nuevos trabajadores en bermudas cuando llegan a la oficina, lo que les da pistas sobre cual es el código de vestimenta.

"La empresa siempre autorizó el uso de bermudas", asegura a Efe la gerente de mercado de AMS Kepler, Monica Cosacarella, quien matiza que "a veces hay que dejarlas en casa, como cuando hay una visita de un cliente, porque no se puede hacer ese feo".

La agencia de publicidad NBS permitió el uso de bermudas a los trabajadores la semana pasada y "nadie usó pantalones largos el día siguiente a la recepción de la nueva norma", relató a Efe la directora de comunicación corporativa de la empresa, Marilena Senra.

Sin llegar a tocar la vestimenta de las piernas, el Tribunal de Justicia del Estado de Río de Janeiro autorizó el pasado 21 de enero que los abogados transiten en su sede sin corbata ni americana, en una decisión sin precedentes y que se extenderá hasta el fin del verano brasileño, en marzo.

El alcalde Paes asegura no usar bermudas en el trabajo "a pesar de estar permitido", aunque reconoce que "tal vez sea una buena idea, porque combina con el estilo de los cariocas".

En pleno debate, un grupo de tres amigos, creativos publicitarios brasileños, lanzó hace una semana la campaña "bermuda sim" (bermudas sí), que reivindica que en Río de Janeiro se normalice el uso de esta prenda en el trabajo.

Para ello, crearon los "diez bermudamentos", en un juego de palabras con los mandamientos de la Biblia, entre los cuales se puede leer "bermudas a partir de los 29,8 grados centígrados", "día de reunión, nada de bermudas", o "uniforme de un equipo de fútbol no son bermudas".

Los responsables por "bermuda sim" envían sus propuestas al jefe de una empresa sin identificar al trabajador que lo ha pedido.

Uno de los impulsores, Ricardo Rulière, asegura a Efe que "el sistema de funcionamiento busca que el jefe no sepa qué empleado hace la petición, para que el superior no se moleste y el empleado se atreva a pedirlo".

Ricardo, de 26 años, asegura que ya han enviado "más de 2.500 correos electrónicos a jefes de diferentes empresas de Río de Janeiro" y se enorgullece de haber recibido "200 respuestas que en general son muy positivas".

Algunas marcas de ropa se están interesando en patrocinar la iniciativa, aunque Ricardo dice que "de momento" no lo van a aceptar, ya que "perdería credibilidad".

También celebra que "en otras ciudades, como Sao Paulo, también se estén enviando peticiones", cosa que entiende como una evidencia de que la iniciativa "se está convirtiendo en nacional".

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