Las diez razones por las que Syriza y la Troika están condenados a entenderse

    • ¿Cuánto tiempo puede asumir el gobierno griego el desplome del precio de los activos financieros y la fuga de liquidez de los bancos?
    • La banca griega mantiene el tipo gracias a los 56.000 millones de euros que hoy le inyecta la institución presidida por Mario Draghi.
Tsipras asegura que la renegociación de la deuda será una de las prioridades
Tsipras asegura que la renegociación de la deuda será una de las prioridades

Tres días después de las elecciones generales,los mercados griegos son un polvorín.La prima de riesgo ha superado los 1.000 puntos, la rentabilidad del bono heleno se sigue acercando al nivel del 11% y la Bolsa de Atenas sigue en caída libre. Mientras, continúan las especulaciones sobre cómo y en qué condiciones aceptaría la Troika un cambio en las reglas del juego que hoy rigen para elpago de los cerca de 317.000 millones de euros de deuda.

Syriza necesita que su electorado escuche lo quiere oír: que el Gobierno ha torcido el brazo de Merkel y sus huestes mejorando sensiblemente las condiciones de devolución. Peroel margen de Tsipras es reducido.Estas son las diez razones por las que Grecia y la Troika (las dos tienen mucho que perder) están condenadas a entenderse y por las que en los mercados mundiales impera la calma en forma de suaves recortes tras la subidas previas provocadas por el programa de compras del BCE.

-Los plazos aprietan.Syriza y la Troika tienen el mismo interés en llegar a un acuerdo para ampliar la fecha del rescate heleno antes de su vencimiento el próximo 28 de febrero. El Gobierno no pueden seguir asumiendo el desplome del precio de los activos financieros y la fuga de capitales que están sufriendo los bancos desde antes de los comicios.

-El sistema financiero, muy tocado.Las entidades bancarias helenas están sufriendo caídas del 15% en bolsa en la sesión del miércoles. No es más que un nuevo capítulo de un nuevo desplome que pone aún más en entredicho su muy delicado estado de salud. Sin un sistema financiero medianamente fuerte, las expectativas de recuperación de la economía griega se reducen mucho.

-En manos del BCE.Si hay acuerdo para ampliar el rescate, el BCE podrá seguir financiando a la maltrecha banca griega, que sobrevive gracias a los 56.000 millones de euros que hoy le enchufa la institución presidida por Mario Draghi y sin los que la arquitectura de la banca helena (que en noviembre de 2014 contaba con cerca de 165.000 millones en depósitos de familias y empresas) saltaría por los aires.

-Compras de deuda.El BCE pondrá marcha la máquina de hacer billetes para comprar 60.000 millones de euros de deuda pública el 1 de marzo. Es decir, inmediatamente después de que expire el plazo para acordar o no la ampliación del rescate. A buen entendedor… Es Draghi quien decide qué deuda se compra y por qué importes. Grecia se juega una rebaja muy relevante de sus costes de financiación si los bonos griegos entran en el zurrón del BCE.

-Los vencimientos.Grecia afronta unos vencimientos de deuda de 17.000 millones de euros, de los que algo más de una cuarta parte corresponden al próximo mes de marzo. O llega a un acuerdo o Syriza tendrá que optar por el impago, lo que dispararía la incertidumbre sobre el futuro del país.

-Los peligros de una quita.El gran temor de la UE es que hacer concesiones a Grecia en forma de una quita (de alrededor de un 30%) tendría tres grandes efectos. Uno, dar la razón a Tsipras, que vendería la medida como una victoria. Dos, apoyar el crecimiento en otros países en dificultades de partidos como Syriza. Y tres, desincentivar a los países que como España están realizando un gran esfuerzo fiscal para dejar la crisis atrás.

-El veto de los grandes.Merkel es la principal defensora de no perdonar un solo euro a Grecia. Sabe que cuenta con el apoyo del electorado, como ocurriría en otros países ricos de la Eurozona como Holanda o Finlandia. Los tres países citados pueden bloquear en sus Parlamentos cualquier movimiento que suponga una rebaja de la deuda griega. Por lo tanto, las aspiraciones de Tsipras chocan con la evidencia de que el proceso podría alargarse hasta plazos desesperantes.

-Más tiempo, menos intereses.En este sentido, los analistas creen que aunque Syriza mantendrá una actitud desafiante, las posturas se acercarán a medida que se acerque el día 28 de febrero. Creen que no habrá quita, pero dan por hecho que se ampliarán los plazos de pago y que los intereses de la deuda se reducirán a la mínima expresión. Este lunes, el miembro del comité ejecutivo del BCE, Benoit Coeuré, ya anunció que no se excluye la discusión sobre una hipotética "reprogramación" de la deuda.

-¿Cincuenta años?Como ha señalado el ministro irlandés de Finanzas, Michael Noonan, la cuestión para Grecia no es la cancelación, sino que su pago "sea asequible". Es decir, mucho más de lo que lo es ahora. A lo largo de los cuatro procesos de reestructuración que ha vivido la deuda griega desde 2010, los vencimientos ya se han extendido hasta el año 2041 y el interés de la deuda se ha reducido desde los 400 hasta los 50 puntos básicos. ¿Hay más margen? Syriza plantea incluso la supresión del pago de intereses o que el ritmo de abono de la deuda se ajuste al nivel de crecimiento futuro del país. La otra opción es abrir la mano en los objetivos de déficit público. Algo que el Gobierno griego sólo conseguiría manteniendo el programa de reformas que exige Bruselas.

-Negociación casi a dos bandas.Los expertos creen que una de las grandes ventajas a la hora de negociar los plazos y los tipos de interés es que la mayoría de la deuda está en manos de la Troika, por lo que el peso del sector privado es muy reducido. Una estructura que favorece las negociaciones y permitiría sacar adelante los acuerdos a la máxima velocidad posible.

Mostrar comentarios