Los griegos salen a la calle tras recibir Syriza el no de Alemania y el BCE a su plan

    • Al menos 5.000 personas salen a la calle para protestar contra el BCE y su cierre del grifo.
    • Alemania ha dejado a Syriza que las promesas no las pagan los demás. Y que hay que decir a los griegos que dependen de los demás.

Grecia se ha echado a la calle en protesta por lo que considera que es un ahogo claro a Grecia por parte del BCE y de Alemania. No y no. Es la realidad. Si esperaba Tsipras que Merkel iba a decir que sí a aumentar el número de funcionarios, a subir el salario mínimo, a no hacer más recortes... y recibir el dinero en buenas condiciones, es que no sabía cómo funciona Europa.

Déjennos hacer lo que queremos hacer o vendrán los nazis. En eso no le falta razón porque es cierto que Amanecer Dorado ya es la tercera fuerza política en Grecia. Pero en un país machacado por la austeridad (pero incapaz también de tener una hacienda seria, de pagar impuestos y de dejar de vivir del Estado a base de funcionarios) no se entiende que ahora se le pida algo por recibir dinero. Y por mucho que se ponga Tsipras altisonante al grito de no aceptamos órdenes, si quiere el dinero que pide tendrá que ceder. Ya lo empieza a entender Varoufakis, que ha dicho que más de un 60% de las reformas tienen que hacerse.

Unas 5.000 personas, según la Policía, respondieron el jueves en Atenas a un llamado a través de las redes sociales para protestar contra lo que calificaron de "chantaje" del Banco Central Europeo (BCE), que decidió restringir la financiación de los bancos griegos a medidas de urgencia.

Los manifestantes se congregaron en silencio en la plaza Syntagma, ante el parlamento, escenario de grandes manifestaciones antiausteridad en los últimos años. Austeridad no, pero ¿malgobierno desde hace décadas sí? se pregunta el resto de Europa. Alemania sigue siendo tajante y no es la única: no vamos a pagar los demás sus promesas, señor Tsipras, porque si no mañana ningún político hará reformas dolorosas.

Esta manifestación ocurre tras la gira de Alexis Tsipras y del ministro griego de Finanzas Yanis Varoufakis por Roma, París, Bruselas y Berlín en busca de apoyos a su proyecto de renegociación de la deuda griega. Que hayan dejado a Alemania para el final indica dos cosas: que esperaban llegar a Berlín subidos a la ola del apoyo del resto de países (no ha sido así porque nadie quiere pagar nada al otro por nada) o para demostrar que Syriza no teme a Alemania. Debería, es al que más dinero debe. Y quieren cobrar.

La decisión de la BCE, el miércoles por la noche, de privar a los bancos griegos de una de sus formas de financiamiento, asestó un duro golpe a la iniciativa diplomática del gobierno griego. Es solo una forma de negociar. Aunque ahora Draghi puede dar 60.000 millones a los bancos griegos, nadie le dejará que Syriza deje en evidencia al resto de Europa y abra la puerta a nuevas Syrizas. Aunque los griegos, que se sienten humillados, y no les falta razón, salgan a la calle en silencio.

El gobierno de Alexis Tsipras anunció el fin de las privatizaciones, impuestas por los acreedores del país, así como medidas para enfrentar la "crisis humanitaria" que vive Grecia luego de seis años de recesión y una política de austeridad drástica a cambio de préstamos internacionales.

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