Margallo y pastor viajan a la libia 'posgadafi' para buscar inversiones


El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, y la titular de Fomento, Ana Pastor, inician este domingo un viaje de dos días a Libia, con el que España pretende profundizar en las relaciones con este país tras la caída del dictador Muamar Gadafi en octubre de 2011.
Fuentes de Exteriores informaron a Servimedia que los ministros mantendrán encuentros con autoridades libias, al tiempo que se pretende impulsar las relaciones económicas entre ambos países tras la caída de Gadafi.
En este sentido, el ministro de Exteriores declaró el pasado 3 de diciembre en Valencia que con este viaje a Libia pretende “seguir explorando lo que se puede hacer en el norte de África". El ministro se refirió a este asunto al inaugurar la jornada 'La seguridad en el Mediterráneo tras la Cumbre de Chicago'.
Margallo afirmó que la Unión Europea "va a invertir mucho dinero en los países norteafricanos para evitar una involución hacia regímenes extremistas". Asimismo, se refirió a que se pretende que los empresarios españoles estén en Libia “en un lugar privilegiado para encabezar esas iniciativas económicas".
Añadió, en referencia a los Estados árabes, que "tenemos una enorme oportunidad de hacerles avanzar en el tema político y aprovechar las oportunidades que en el apartado económico se van a plantear". El titular de Exteriores también señaló que ya ha realizado más viajes de estas características a Marruecos, Argelia, Túnez y Egipto.
En el caso de Libia, Margallo explicó que este país requiere infraestructuras y construcción, que es un sector donde "tenemos muy buenas empresas, sin hablar de las posibilidades energéticas que posee el país".
OPERACIÓN MILITAR
Este viaje al país norteafricano se produce después de que España participara activamente en la operación militar que la OTAN desarrolló durante gran parte de 2011 en Libia para proteger a la población civil y que culminó con el fin del régimen de Gadafi.
En concreto, el Gobierno que entonces presidía José Luis Rodríguez Zapatero llegó a tener destinados a la guerra de Libia más de 400 efectivos, tres aviones, una fragata y un submarino. En la base italiana de Decimomannu, en Cerdeña, hubo desplazados 60 militares españoles, así como dos aviones de reabastecimiento y uno de vigilancia marítima.
A su vez, en las costas de Libia la fragata Álvaro de Bazán realizó misiones para asegurar el embargo de armas sobre el país. En este barco estuvieron destinados 235 marinos españoles.
Por lo que se refiere a la presencia económica de España en Libia, la rebelión armada provocó que empresas de hidrocarburos como Repsol interrumpieran temporalmente su producción en el país norteafricano. Sin embargo, bastantes empresas españolas han normalizado ya su relación con las nuevas autoridades libias.

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