Oviedo, 14 feb.- El cocinero Martín Berasategui, que suma siete estrellas Michelín en restaurantes de su firma, inaugurará en marzo próximo uno nuevo en República Dominicana, concretamente en Punta Cana, y prepara proyectos en China y en Azerbaiyán.
Así lo ha explicado en entrevista con Efe el propio Berasategui, que hoy entrega en Oviedo el premio Antroxu 2012 al cocinero asturiano José Abel Soto.
El chef donostiarra abrió en 2009 un restaurante en Shanghái y a finales de 2013 inaugurará el de Pekín, que estará en una isla donde las "importantes firmas" de varios sectores que se instalarán allí han elegido su marca para la restauración.
Además, Berasategui prepara, junto a unos socios inversores, la apertura de otro restaurante en Azerbaiyán, su tercera iniciativa en Asia.
En Punta Cana, donde la inauguración está prevista para principios de marzo, el socio de Berasategui es la cadena hotelera Meliá, la misma con la que hace tres meses abrió otro restaurante en Playa del Carmen (Quintana Roo, México), que le propone proyectos "a los que no puedo decir que no".
Mientras el viento de la crisis económica a unos les lleva a esconderse en una cabaña, a otros les sirve para mover las aspas del molino, dice metafóricamente el cocinero para explicar su situación.
De hecho, Berasategui no limita sus proyectos a los restaurantes de su firma y está colaborando con los departamentos de I+D de varias empresas de alimentación.
Un papel transparente y reutilizable que se coloca sobre las cocinas de inducción y evita la suciedad es una de las ideas que quiere comercializar Berasategui a un precio barato, según ha explicado en una conferencia en la Cámara de Comercio de Oviedo.
"Juego en todas las divisiones, en la 'champions' de la Michelín y a que la máquina haga 'ring ring'", reconoce Berasategui con una onomatopeya de las tragaperras al explicar sus proyectos empresariales.
Consiguió la tercera estrella Michelín para su restaurante de Lasarte (Guipúzcoa) en noviembre de 2001 -el mejor momento de su vida, confiesa- y cuenta también con dos estrellas en un restaurante de Barcelona, con una en el de Sevilla y con otra en el de Tenerife.
Al repasar su trayectoria profesional el nombre más repetido por Martín Berasategui es el de su mujer y 'maître', Oneka Arregui, a quien, asegura, debe el 50 por ciento de su éxito, aunque hay quien piensa que hasta el 90.
"Desde pequeño en casa daba la brasa con que quería ser cocinero, la escuela obligada de los curas no era interesante", rememora a los 51 años, recordando cómo se hizo cargo del bodegón que tenía su familia en San Sebastián cuando de adolescente abandonó los estudios.
Sobre las dificultades para conseguir un primer préstamo como emprendedor, dice que necesitó el aval de un pastor, Eusebio; mientras que en relación con sus creaciones gastronómicas se detiene en las que le dieron fama: los cristales de escamas comestibles, los raviolis de chipirón o la ensalada de tuétanos de verdura cruda; que, asegura, pese a las innovaciones, seguirán en su menú.
"Mi filosofía de vida es disfrutar cada segundo, en la cocina y fuera; siempre he tenido una actitud mental positiva, las personas negativas son tóxicas, y yo intento que no estén al lado mío", resume Martín Berasategui, que, dice, tiene más proyectos que brazos un pulpo.
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