Ninis vocacionales y ninis a la fuerza: los que no quieren y los que no pueden

    • M. E. tiene 24 años. Dejó el colegio a los 16 años y solo ha trabajado durante muy cortos periodos de tiempo. No quiere estudiar, pero ahora busca trabajo, que no encuentra por falta de formación.
    • A. M. no tiene trabajo y está sobrepreparada. Dos carreras, dos másters y cinco idiomas. Las empresas ven un perfil brillante, pero reclaman experiencia previa.

M. E. tiene 24 años. Dejó el colegio a los 16 años y solo ha trabajado durante muy cortos periodos de tiempo como dependienta. Recientemente ha tenido un bebé y trata de encontrar un trabajo, pero la crisis y su nula formación se han convertido en barreras infranqueables.También sin trabajo, pero en circunstancias muy distintas se encuentra A. M. de 28 años. Estudió filología inglesa, pero a mitad de la carrera fue interesándose por la política, así que en cuanto concluyó su primera Licenciatura, se matriculó en Ciencias Políticas. Con el título en el bolsillo y media de sobresaliente, se especializó con dos máster en Cooperación y Desarrollo. Además, habla perfectamente cinco idiomas. Ahora, busca trabajo, pero "es imposible".Son dos de los 608.000 ninis -jóvenes que no estudian ni trabajan- que hay en España, una cifra preocupante que, pese a todo, se ha reducido en más de 50.500 durante el último año.Existen los ninis vocacionales u originales, como el caso de M. E., a los que la vida o las circunstancias familiares, les permiten no estudiar y tampoco buscar trabajo. Para ellos cualquier excusa sería buena para no aceptar un trabajo, incluso si tuvieran la suerte de encontrarlo.

Un segundo grupo, el mayoritario, se encuentra en esa situación a la fuerza. No encuentran trabajo y en el momento de tener que acceder a la universidad, no pueden permitírselo.

Por último, un tercer grupo que ha aflorado mayoritariamente con la crisis y al que podríamos incorporar jóvenes de hasta 30 años, es el que tiene estudios superiores o ciclos formativos, no accede a un máster para completar su formación por causas económicas y no encuentra empleo.

La subida de las tasas universitarias y las nuevas regulaciones educativas se han convertido durante la crisis en un nuevo freno para estos jóvenes, bastantes de ellos dispuestos a seguir formándose ante un escenario en el que lograr un empleo era prácticamente imposible.'Ninis vocacionales'M. A hasta los 13 años iba bien el colegio, "con asignaturas que se le daban mejor y peor". Sin embargo, a esa edad, por diversos problemas en casa y malas compañías, dejó de ir al colegio."Empecé a saltarme las clases que no me interesaban y a ir a los recreativos con mis amigos. Poco a poco empecé con los porros y fumaba, y fumo, bastante al día. El colegio no me motivaba así que había meses que ni lo pisaba. Mi madre nunca me controló mucho, así que hacía lo que me daba la gana. Fue repitiendo curso hasta que con 16 años dejé el colegio e hice un curso de estética, que no terminé", explica esta chica.Aunque alguna vez tuvo algún trabajo temporal como dependienta, nunca duró "más de tres meses, como mucho", reconoce. Simplemente, madrugar por las mañanas y esforzarse durante todo el día, "no me apetecía".Con 18 años le dieron el graduado escolar gracias a un programa de garantía social. "Me apunté para hacer el bachillerato, pero lo dejé antes de diciembre. No me gustaba mucho y refería estar en mi casa", cuenta.Sin trabajar y sin estudiar, viviendo de su madre, pasó varios años. Hasta que hace un año se quedó embarazada. "Decidí tener a mi hijo. Quiero trabajar para darle un buen futuro, pero no tengo formación. Ahora me dedico todo el día a cuidar del pequeño. Estoy pensando hacer algo online y he intentado buscar trabajo, pero con la crisis es imposible", dice.'Ninis a la fuerza'A. M. de 28 años. Estudió filología inglesa y luego se matriculó en Ciencias Políticas. Sacó unas notas exceletntes yse especializó con dos máster en Cooperación y Desarrollo. Habla cinco idiomas."Busco trabajo, pero es imposible". "En todas las entrevistas a las que voy me dicen que mi formación es estupenda y que mi perfil es muy interesante, pero que me falta experiencia. ¿Cómo voy a tener experiencia si no me dan la oportunidad de trabajar? Es desesperante", se queja.De vez en cuanto, da algunas clases particulares, "porque me da vergüenza tener que pedirle dinero constantemente a mis padres", pero, según explica, "no gano ni para tabaco".Asegura que no se plantea ahora mismo hacer otro máster, aunque quizá sí el doctorado. "Por ahora, estoy mirando opciones para irme fuera. Es muy duro haberte esforzado durante años para ser buena en tu campo y que nadie te quiera contratar. Me han llegado a decir que tengo demasiados estudios", concluye.

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