Papadimos dice que 2012 será difícil y los primeros tres meses, "críticos"

  • El primer ministro griego, Lukás Papadimos, advirtió hoy a los ciudadanos helenos de que 2012 será un año difícil y especialmente los primeros tres meses, que calificó de "críticos" y determinantes para que Grecia pueda mantenerse en la zona del euro.

Atenas, 31 dic.- El primer ministro griego, Lukás Papadimos, advirtió hoy a los ciudadanos helenos de que 2012 será un año difícil y especialmente los primeros tres meses, que calificó de "críticos" y determinantes para que Grecia pueda mantenerse en la zona del euro.

"Los próximos tres meses serán críticos. Las decisiones que tomaremos determinarán el futuro de Grecia para las próximas décadas", dijo Papadimos en su discurso a la nación con motivo del Año Nuevo.

"Defenderemos nuestra participación en la Unión Europea. Nuestra moneda es el euro. La Europa de los países desarrollados es nuestra casa común", subrayó el jefe del Gobierno y exvicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), quien se mostró confiado en que su país superará las dificultades que lo han llevado al borde de la quiebra.

"Con esfuerzo colectivo, objetivos bien definidos, y con la cooperación de las fuerzas políticas podemos transformar 2012 en un año de esperanza", dijo.

En el año que concluye hoy, "los esfuerzos y los sacrificios del pueblo griego y la solidaridad de nuestros socios nos permitieron evitar una catástrofe económica y dar los primeros pasos de salida de la crisis", añadió.

Papadimos pidió solidaridad con los que más sufren las consecuencias de la crisis, pues los ingresos han sido reducidos y el paro se incrementó. "Miles de familias estos días están sufriendo", reconoció.

El primer ministro recordó también las luchas y los esfuerzos que el pueblo ha afrontado en el pasado y señaló que "atravesamos la crisis nacional e internacional más aguda desde la Segunda Guerra Mundial. Podemos salir de la crisis. Pero no hay soluciones mágicas", alertó Papadimos.

Atenas deberá en los próximos tres meses negociar los detalles de un acuerdo para que sus acreedores privados accedan a condonar el 50 por ciento de su enorme deuda, requisito previo para recibir un préstamo de rescate de unos 130.000 millones euros, necesario para evitar la bancarrota del país.

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