¿Qué tasas de interés necesita Portugal para evitar otro rescate?

  • Cuando sólo faltan meses para que deje de recibir la ayuda financiera de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), Portugal discute cuánto más debe bajar la presión que ejercen los mercados sobre su deuda para evitar un segundo rescate.

Óscar Tomasi

Lisboa, 11 nov.- Cuando sólo faltan meses para que deje de recibir la ayuda financiera de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), Portugal discute cuánto más debe bajar la presión que ejercen los mercados sobre su deuda para evitar un segundo rescate.

Su ministro de Exteriores, Rui Machete -que aterrizó en el cargo recientemente-, desencadenó la polémica al precisar por primera vez la tasa de interés que necesita el país. Según sus cálculos, sólo será posible no necesitar de más ayuda si las obligaciones lusas a diez años bajan en el mercado secundario hasta el 4,5 %.

Actualmente, estos mismos títulos se compran y venden al 5,9 %, una tasa todavía notablemente más alta que la de Irlanda (3,5 %), España (4,1 %) e Italia (4,1 %) pero lejos de la que pesa sobre Grecia (8 %).

Las declaraciones de Machete, realizadas este domingo durante un viaje a la India, fueron hoy desautorizadas por otros miembros del Gobierno, que se negaron a marcar de forma tan explícita una cifra límite a partir de la cual el segundo rescate sería inevitable.

"Nuestro programa de asistencia financiera tiene una fecha límite para acabar, pero no fija una determinada tasa de interés", expresó Paulo Portas, viceprimer ministro y por tanto "número dos" del Ejecutivo conservador.

El país debe volver a emitir deuda a largo plazo -es decir, con vencimiento superior a dos años- en los próximos meses, antes de dejar de recibir fondos del préstamo de 78.000 millones de euros concedido en mayo de 2011 por las autoridades internacionales.

Los analistas, sin embargo, mantienen sus dudas sobre las opciones de Portugal de lograr financiarse a cambio de intereses sostenibles y observan con atención el mercado secundario, en el que se compran y venden los títulos adquiridos en subasta pública y que es utilizado como referencia para prever a qué tasas podría colocar deuda el Tesoro.

El "terremoto" causado por sus palabras obligó al propio titular de Exteriores a rectificar hoy mismo, cuando precisó que indicó "únicamente como mera hipótesis" la tasa del 4,5 % como límite para desterrar la opción de un segundo rescate.

Filipe Silva, director de gestión de activos del portugués Banco Carregosa, explicó a Efe que "todavía no es posible pronosticar qué valores hacen falta para conseguir regresar a los mercados".

Tanto Silva como varios destacados dirigentes lusos coincidieron hoy en señalar que apuntar cifras concretas "no es demasiado conveniente".

"Hay factores de riesgo como las metas de déficit a las que se ha comprometido Portugal, o los ajustes incluidos en los Presupuestos que no se puedan implementar -en caso de que así lo decida el Tribunal Constitucional-. Hace falta crecimiento", argumentó Silva.

El país cerrará este ejercicio por tercer año consecutivo en recesión, pero su tasa de paro ha bajado recientemente y sus exportaciones continúan con su tendencia ascendente, motivos por los que espera que su economía crezca en torno a un 0,8 % en 2014.

El experto del Banco Carregosa recordó que la evolución de los intereses en el mercado secundario ha sido "positiva" durante los últimos dos meses, ya que las obligaciones lusas a diez años han pasado en este período de estar penalizadas por una tasa del 7 % a situarse ahora en el 5,9 %, en línea con lo ocurrido "en toda la periferia del sur de Europa".

"Si las tasas continúan cayendo a este ritmo, es posible que el Tesoro portugués subaste deuda a largo plazo antes de cerrar 2013", auguró Silva, quien advirtió no obstante de la "elevada volatilidad" observada durante los últimos años.

Al debate sobre si Portugal acabará por solicitar o no otro rescate se suma una tercera posibilidad que se coloca como punto intermedio: la de apostar por una especie de "línea de crédito" como la que Dublín propuso en septiembre a la UE para hacer frente a posibles imprevistos.

El Gobierno portugués ve con buenos ojos esa opción, calificada ya por el principal partido de la oposición, el socialista, directamente como imprescindible.

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