¿Qué tienen en común las economías de Grecia y Reino Unido?

  • Los funcionarios británicos están preparando movilizaciones por los recortes que el Gobierno de David Cameron tiene preparados. El sindicato mayoritario de Reino Unido no quiere que los trabajadores paguen una crisis creada, en su opinión, por los banqueros.
Los funcionarios británicos están preparando movilizaciones por los recortes que el Gobierno de David Cameron tiene preparados.
Los funcionarios británicos están preparando movilizaciones por los recortes que el Gobierno de David Cameron tiene preparados.
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Michael Goldfarb, Londres (Reino Unido) | GlobalPost

El primer ministro británico David Cameron celebró una rueda de prensa la semana pasada e inevitablemente salió el tema de la crisis del euro. "Gran Bretaña sufre cuando Europa pasa apuros", dijo.

Un impago de la deuda por parte de Grecia tendría un serio impacto en los bancos franceses y alemanes, con una enorme cantidad de deuda griega en su poder. Se ralentizaría la recuperación económica de Europa. Además, el lento crecimiento de la economía británica se vería seriamente dañado, ya que el principal receptor de sus exportaciones es la zona euro. Pero si bien Reino Unido comparte los problemas de la crisis de la deuda griega, Cameron insiste en que no formará parte de la solución.

Pero, irónicamente, los líderes británicos están a punto de enfrentarse a algunos de los mismos problemas que tienen sus colegas griegos. Al igual que los funcionarios griegos se concentran en la plaza Syntagma para protestar contra los despidos y los recortes de sus sueldos y pensiones, los empleados del sector público británico están preparando acciones de huelga para que el Gobierno de Cameron no imponga medidas similares.

Mientras Cameron se reunía con la prensa, Unison (que con 1,3 millones de afiliados es el mayor sindicato del sector público británico) estaba celebrando su reunión anual en Manchester. Su secretario general, Dave Prentis, aseguraba ante los delegados que "iremos a la huelga para defender nuestras pensiones". "Negociaremos. Pero nos vamos a preparar para lo peor", advirtió.

El líder sindical rindió homenaje a sus colegas de Irlanda, España, Portugal, Italia y Dinamarca, que estaban entre el público. Entre los sindicatos a lo largo del continente se está extendiendo el consenso de que los trabajadores son los que están pagando por los errores de los banqueros.

"Sabemos quién es el enemigo. Son los banqueros quienes destrozaron nuestro mundo", dijo Prentis a los delegados. Tambiénpidió a Cameron "que vaya de nuevo a los bancos, a los vividores, a los especuladores, y les diga en nuestro nombre: 'Vosotros montasteis este lío, y ahora lo limpiáis'".

Y para demostrar que no apoya a ningún partido concreto, se reservó un poco de sarcasmo para el ministro de Hacienda laborista en la sombra, Ed Balls, quien ha pedido a los sindicatos que no caigan en la trampa de ir a la huelga. "Cuando queramos tu consejo, Ed, te lo pediremos". Y añadió: "En el futuro sólo apoyaremos a candidatos laboristas que apoyan nuestros valores, nuestra gente y nuestro sindicato".

Prentis no estaba expresando su enfado con la intención de presionar las negociaciones. Él cree que el público apoyará a los sindicalistas si luchan contra el frente político que conforman los partidos Conservador, Liberal Demócrata y Laborista.

No está muy claro hasta qué punto el público británico comparte el enfado de los griegos, aunque las cartas al director del pasado martes en el periódico de izquierdas The Guardian mostraban cierto apoyo.

Tom Burde, de Leeds, escribía: "Los griegos ricos siempre han tratado al sistema fiscal del país como el cepillo de la iglesia: lo que dan es siempre estrictamente opcional. Esta laguna se pudo ir cubriendo mientras Grecia pudo lograr crédito barato… Nuestra situación es parecida. En Gran Bretaña, tanto los impuestos individuales como los de las grandes fortunas y de las empresas bien podrían describirse como 'opcionales'".

Peter Robbins, de Londres, señalaba: "¿Por qué debemos de depender de manifestantes que se enfrentan a las porras de la policía y a los gases lacrimógenos para denunciar lo que es profundamente obvio, que las soluciones a estos problemas están más allá de la oferta diaria de los políticos de más versiones del estatus quo?"

Ese quizás sea el comentario más intuitivo. Si hay una solución a la crisis económica, quizás esté más allá de la imaginación de los tecnócratas políticos que tienen el control de las economías nacionales en Europa y en EEUU. Centrándose exclusivamente en las cifras (en el déficit, las tasas de interés, de inflación y las tablas de esperanza de vida) y no en la gente, los políticos y sus analistas quizás terminen logrando soluciones que funcionan como modelos automatizados, pero no en el marco de la realidad en el que viven los seres humanos.

Los políticos y sus asesores corren el peligro de perder el apoyo del público en gran parte de Europa porque han fallado en la reforma del sector de los servicios financieros y en gravar los ingentes bonos que los banqueros se han estado pagando a sí mismos. No parece justo. Una de las mayores diferencias entre las sociedades europeas y la estadounidense es que la justicia económica es todavía una parte importante del contrato social no escrito. Quizás la experiencia de la muerte y la destrucción masiva por la primera y segunda Guerra Mundial, seguida por la Guerra Fría, ha hecho que los europeos piensen que la estabilidad se sustenta sobre un sentido de justicia económica, porque en un mundo injusto la gente tiende a refugiarse en las ideologías extremistas.

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