¿Recuperación? El salario mínimo español, el cuarto que menos sube de la UE

    • Ha crecido apenas un 8% desde 2008, según publica Eurostat.
    • Entre los principales países de la UE, Francia ha incrementado esta referencia un 14% en los últimos siete años, el Reino Unido un 11% y Países Bajos un 13%.
Canarias es la comunidad donde más cae el número de trabajadores afectados por ERE en 2014 con un 69,1% menos
Canarias es la comunidad donde más cae el número de trabajadores afectados por ERE en 2014 con un 69,1% menos
Q.R.

El salario mínimo en España ha crecido apenas un 8% desde el año 2008, lo que supone el cuarto menor incremento de toda la Unión Europea, según datos publicados este jueves por Eurostat.
Sólo tres países europeos registraron un menor crecimiento del salario mínimo, encabezados por Grecia que rebajó este indicador un 14% en este periodo. Por su parte, Irlanda lo mantiene estable y Croacia lo ha incrementado un 4%.
Esta evolución del salario mínimo contrasta con la de otros países como Bulgaria, donde el aumento asciende al 64%, Eslovaquia, con un incremento del 58%, o Letonia y Rumanía, con un crecimiento del 57%.
Entre los principales países de la UE, Francia ha incrementado esta referencia un 14% en los últimos siete años, el Reino Unido un 11% y Países Bajos un 13%. Otros países como Italia, Finlandia, Suecia o Dinamarca no tienen establecido un salario mínimo, mientras que Alemania lo instauró el año pasado.
En cuanto a su cuantía, el salario mínimo más elevado es el de Luxemburgo, con 1.923 euros, seguido por Países Bajos y Bélgica con 1.502 euros, Alemania con 1.473, Irlanda con 1.462 y Francia con 1.458. También por encima de mil euros está Reino Unido, con 1.379 euros, mientras que los siguientes países están a gran distancia, con Eslovenia en 791 euros y España en 757 euros.El debate sobre el salario mínimo

El debate sobre la conveniencia de incrementar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en España para que los trabajadores menos cualificados aumenten su poder adquisitivo; o reducirlo para que las empresas tengan más alegría a la hora de contratar nuevos empleados en la débil recuperación económica que se ha iniciado, vuelve las miradas hacia los países de nuestro entorno para comparar si en nuestro país es elevado y puede ser un freno al empleo o es bajo y dificulta la capacidad adquisitiva d elos trabajadores, perjudicando el consumo.Los países escandinavos carecen de salario mínimo común


Algunos países modélicos en lo que a materia laboral se refiere, como los escandinavos, carecen de un salario mínimo nacional común, pero es regulado en cada sector económico. La misma situación se da en otros países más ricos y con mayores niveles de empleo que España, como Italia y Austria, aunque en este último caso nadie, por Ley, puede cobrar menos de 1.000 euros mensuales.


Tampoco lo hay hasta ahora en Alemania. Pero la necesidad de la canciller Merkel de alcanzar un pacto con el partido socialdemócrata para gobernar tras las últimas elecciones ha propiciado la aprobación, por primera vez, de un salario mínimo que entrará en vigor el año que viene y que será de 8,50 euros la hora, un 60% superior al español. No obstante, en el último momento se han introducido matizaciones que lo han descafeinado un tanto. No se aplicará a los parados de larga duración durante los seis primeros meses de su nuevo contrato; ni a los menores de 18 años de edad sin formación; ni a los famosos minijobs.


Los Estados que sí tienen esta figura y en los que su cuantía está por encima de la española son más ricos que España, además de Irlanda y la citada Eslovenia. Esto es, Luxemburgo, Bélgica, Holanda, Reino Unido, Francia y Estados Unidos.
También Suiza, que lo tiene situado en 3.200 francos suizos (unos 2.600 euros) y votará si elevarlo a 4.000 francos (unos 3.300 euros mensuales), aunque las encuestas prevén que sea rechazado.¿Salario mínimo o más paro? El otro debate

El debate sobre la conveniencia de incrementar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en España para que los trabajadores menos cualificados aumenten su poder adquisitivo; o reducirlo para que las empresas tengan más alegría a la hora de contratar nuevos empleados en la débil recuperación económica que se ha iniciado, vuelve las miradas hacia los países de nuestro entorno para comparar si en nuestro país es elevado y puede ser un freno al empleo o es bajo y dificulta la capacidad adquisitiva d elos trabajadores, perjudicando el consumo.


Algunos países modélicos en lo que a materia laboral se refiere, como los escandinavos, carecen de un salario mínimo nacional común, pero es regulado en cada sector económico. La misma situación se da en otros países más ricos y con mayores niveles de empleo que España, como Italia y Austria, aunque en este último caso nadie, por Ley, puede cobrar menos de 1.000 euros mensuales.


Tampoco lo hay hasta ahora en Alemania. Pero la necesidad de la canciller Merkel de alcanzar un pacto con el partido socialdemócrata para gobernar tras las últimas elecciones ha propiciado la aprobación, por primera vez, de un salario mínimo que entrará en vigor el año que viene y que será de 8,50 euros la hora, un 60% superior al español. No obstante, en el último momento se han introducido matizaciones que lo han descafeinado un tanto. No se aplicará a los parados de larga duración durante los seis primeros meses de su nuevo contrato; ni a los menores de 18 años de edad sin formación; ni a los famosos minijobs.


Los Estados que sí tienen esta figura y en los que su cuantía está por encima de la española son más ricos que España, además de Irlanda y la citada Eslovenia. Esto es, Luxemburgo, Bélgica, Holanda, Reino Unido, Francia y Estados Unidos.
También Suiza, que lo tiene situado en 3.200 francos suizos (unos 2.600 euros) y votará si elevarlo a 4.000 francos (unos 3.300 euros mensuales), aunque las encuestas prevén que sea rechazado.El Círculo de Empresarios han pedido rebajarlo



El Círculo de Empresarios ha pedido recientemente rebajar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en España, que ya ha sido congelado en los años 2012 y 2014. Por primera vez desde la década de los años 60 no dejaba de actualizarse anualmente por dos veces prácticamente consecutivas.

Mientras, el PSOE ha presentado una propuesta apoyada por toda la oposición, pero rechazada en el Congreso de los Diputados con la mayoría del Partido Popular, para incrementarlo en un 2,5%. Una iniciativa que va en una línea absolutamente contraria a las peticiones de los empresarios, que son quienes contratan y generan empleo, no lo olvidemos, no los políticos; y que se sabía que no sería aprobada.

Entonces, ¿por qué plantearla ahora? Porque estamos en plena campaña electoral. En una campaña en la que el PSOE perderá votos a favor de Izquierda Unida y en la que ha basado su mensaje en un discurso claro de izquierdas para intentar evitar esta fuga de apoyos. Y en Francia, el presidente Hollande no le ha hecho ningún favor nombrando un nuevo primer ministro encargado de llevar a cabo el mayor paquete de recortes sociales de los países no rescatados, precisamente por un Gobierno de izquierda.

Pero creo que en una situación como la actual, con cerca de 6 millones de parados, cuestiones como las reformas laborales o los salarios mínimos interprofesionales deberían ser cuestión de Estado en la que primase el pragmatismo y la eficacia por encima de las cuestiones ideológicas. Es una emergencia y no podemos, como sucede en el sistema educativo, estar cambiándolos en cada relevo de los gobiernos de turno.


Los jóvenes



El increíble índice de desempleo juvenil y la necesidad de los jóvenes de acumular sus primeras experiencias laborales para no quedarse al margen del mercado de trabajo durante demasiado tiempo y evitar que se haga realidad el vaticinio de la generación perdida, requieren tomar nuevas medidas ahora que la economía se reactiva, pero es una incógnita el ritmo al que se recuperará el empleo perdido y en qué medida se recuperará.

Uno de los argumentos principales esgrimidos en este sentido es que no se debería garantizar el mismo salario mínimo a un joven que acaba de entrar en la empresa y aún no tiene experiencia ni aporta la misma productividad que el resto de la plantilla.

Pero en España muchas veces ya existen mecanismos para dar rienda a cuestiones para las que se reivindican nuevas normas. En la FP se ha introducido el pasado curso académico el sistema dual en el que los jóvenes estudian y trabajan al tiempo, con una retribución no obligatoria, y que lógicamente está por debajo del salario mínimo interprofesional, entre 250 y 600 euros según los primeros datos del Ejecutivo central.

Para los estudiantes de últimos años de carreras universitarias existen las prácticas, un sistema calificado como ideal por las empresas a la hora de ir creando una cantera de futuros empleados. Que ofrece la posibilidad a los jóvenes de aprender la realidad del mundo empresarial y a los empleadores de probar y conocer a sus futuros candidatos.

Otra cosa son los jóvenes que dejaron los estudios, los conocidos como ninis, sin formación. Para ellos se ha creado el contrato de formación y aprendizaje, pero no se ha tocado el salario mínimo. Quizá sea éste el único caso en el que tendría sentido rebajarlo, o eliminarlo. Como, además, es necesario reducir y simplificar el número de tipos de contratos de trabajo en nuestro país, tal vez podrían matarse dos pájaros de un tiro y crear un contrato pensando en este colectivo que permitiese retribuir por debajo del salario mínimo o que éste se pactase según las necesidades y características de cada sector de actividad como hacen ya algunos países europeos.

Y como ha hecho Alemania, que ha dejado fuera de su nuevo salario mínimo a partir de 2015 los minijobs y a los jóvenes menores de 18 años sin formación. Se podría, incluso, ligar esa bajada del salario mínimo a la adquisición de la cualificación de la que se adolece, como recomiendan algunos expertos. Y se podría hacer también de forma coyuntural, hasta que España lograse cambiar su esquema de relaciones laborales y termine para siempre con sus problemas de elevado desempleo incluso en épocas de crecimiento.
Formación y políticas activas

Se daría además de esta forma un mensaje muy claro acerca de la importancia de la educación y de concluir los estudios para la empleabilidad futura de los trabajadores. Habría, además, que hacer un esfuerzo extra por acercar el sistema educativo a las necesidades del mercado laboral moderno; reformar el actual sistema de formación de trabajadores y parados para que sean políticas activas de empleo realmente eficaces en vistas a reinsertar a los no cualificados. Y deben transformarse, como reclama la Unión Europea a España, los servicios públicos de empleo para orientar y reciclar a esos colectivos que más difícil tienen acceder al mercado laboral o retornar a él.

Más allá de los jóvenes, es una urgencia nacional recuperar en nuestro país cotas de empleo aceptables en esta incipiente salida de la crisis. El debate sobre el sentido de estos salarios mínimos legales que los empleadores están obligados a cumplir a la hora de contratar trabajadores se recrudece. Unos piensan que benefician la generación de empleo. Otros que puede ser peligroso por los posibles abusos por parte de los empleadores y que no asegura los mínimos necesarios para que un trabajador subsista.
El futuro

Pero también lo es que la mora se ha disparado en la banca durante esta crisis; que hemos asistido a un rosario de desahucios por no hacer frente a los pagos de la hipoteca con el tremendo drama que suponen ese tipo de situaciones; que el consumo interno ha estado bajo mínimos y se recupera muy, muy ligeramente aún; que somos un país en el que las familias tienen un alto nivel de endeudamiento, como empresas y Estado; que no deja de crecer el número de españoles atendidos cada año por Caritas; que los españoles son instados a contratar sus seguros privados de jubilación por la difícil sostenibilidad en el futuro del actual sistema de pensiones; y que los copagos se extienden también por la complicada viabilidad del Estado del Bienestar; que es una situación anómala que los jóvenes permanezcan en el hogar familiar hasta pasada la treintena, con altos precios tanto en el alquiler como en la compra de vivienda; y que somos el país del mundo con menor tasa de natalidad. Hay razones culturales en ello, pero también económicas: ¿podría independizarse un joven con menos de 600 euros al mes? ¿Podría una familia con tres o cuatro hijos asegurar un futuro a sus descendientes con menos de 600 euros mensuales? Vivimos en una España marcada por la economía. Pero las situaciones sociales de un país y las condiciones de vida de su población, tienen también su influencia en la marcha de la economía.¿Es lógico el salario mínimo en España?

El salario mínimo en España se encuentra donde es lógico que se encuentre: por debajo de las grandes potencias y por encima de Portugal, Grecia y la Europa del Este. Por debajo de los 600 euros sería difícil crear un país rico, con alta renta per cápita, en el que sus trabajadores puedan consumir y ahorrar. La crisis es una situación coyuntural. Muy larga, pero coyuntural. Y durante años las grandes empresas y también las pequeñas han tenido muchos ejercicios de beneficios. Hay que repartir los sacrificios en la recesión, con una moderación o devaluación salarial que está siendo una realidad vía pactos entre empresas y trabajadores, o vía descuelgues de convenios. Pero también hay que compensar el trabajo en su justa medida y las cosas no van a ir siempre tan mal como lo han hecho en los últimos años. Parecía claro que la rigidez del mercado laboral español era un perjuicio para el empleo. Quizá haya habido una cierta inflación consecuencia de muchos años de vacas gordas. Pero en esos tiempos de vino y rosas casi nadie percibía la cuantía del salario mínimo en España como un problema nacional.
La pregunta que suele hacerse es: ¿prefieres la cola del paro o un empleo con un sueldo bajo? La respuesta es clara, debe ser la segunda opción. Pero, ¿garantiza la bajada del salario mínimo más contratos y empleo? Muchos empresarios dicen que no contratarán por reducirse los costes laborales, sino cuando tengan la necesidad de hacerlo porque aumente el consumo, y por tanto la demanda de sus productos o servicios, así y sus necesidades de producción.

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