Salvados: "El lobista no vota, es el político quien ha de decidir"

    • ¿Qué es un lobby? ¿Cómo funciona y en favor de quién actúa? ¿Hasta qué punto se han infiltrado los lobbies en el Gobierno?
    • A todas estas y otras preguntas relacionadas con estos grupos de presión ha dado respuesta Salvados en 'El lobby feroz'
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Antes de comenzar a hablar acerca de los lobbies resulta fundamental conocer de qué hablamos cuando utilizamos esta palabra. "Un lobby es un grupo organizado que quiere influir en la ley para beneficiar al grupo que representa. A veces, hacer directamente la ley", aseguraba Pere Rusiñol, periodista de la revista 'Alternativas Económicas'.

Este profesional no albergaba duda alguna de cuál es el funcionamiento de las cosas: "El que paga logra cosas". Pero no solamente eso. Según explicaba Pere Rusiñol, también tienen la intención de influir en la opinión pública, para que no parezca que sus intereses de lobby vayan en sentido opuesto al interés general. Porque no solo se trata de la información que se ofrece a los agentes sociales, sino la forma en que esta se envuelve. No es tanto el fondo como las formas. "Además de dar la información se crea una infraestructura de viajes, hoteles, regalos...", aseguraba Pere, que reconocía que, en todo este embrollo, "los medios de comunicación son un factor imprescindible. Si al periodista se le hace un regalo de 600 euros, luego no te va a dar un palo".

Respecto a la regulación, este periodista reconocía que en España no hay ningún tipo de regulación. "Europa también va muy atrasada, respecto a Estados Unidos", decía. No obstante, Pere Rusiñol dudaba que esta regulación la pueda llevar a cabo el Gobierno de Mariano Rajoy porque, según afirmaba, con el Partido Popular "los lobbies han entrado en el Gobierno". Así, hizo alusión a la Ley de Costas que, pese a no estar presente en el programa del Partido Popular, el ejecutivo ha actuado con brevedad para aprobarla.

En relación a la presión que estos grupos pueden ejercer sobre los políticos, Jordi Évole charló con Cristina Narbona, ex ministra de Medio Ambiente. "Las presiones de los lobbies suelen llegar a un ministro a través de las personas cercanas al propio partido que está en el Gobierno", reconocía Narbona que durante su etapa al frente de la cartera de medio ambiente tuvo que lidiar con diferentes lobbies a la hora de aprobar la Ley de Costas. "Está en la responsabilidad de quien tenga una posición política el establecer líneas rojas", aseguraba la ex ministra.

En un ejercicio de total transparencia, Agustí de Uribe, un lobista profesional, contó a Jordi Évole cómo actuó para conseguir que finalmente se instalase un parque eólico. Cómo rebatieron los argumentos contrarios a la medida, explicárselo a los medios de comunicación, enseñar cómo sería la instalación en base a otros ya construidos... El proyecto llevaba bloqueado nueve años y a ellos les bastó con tan solo un año, "gracias a las actuaciones de un lobby, con una facturación de 90.000 euros". "Lo preocupante es que no esté regulado", aseguraba Agustí de Uribe, al tiempo que reconocía como, sin problema alguno, podría reunirse con los agentes políticos del país.

En este sentido, tras reconocer que los ciudadanos no tienen tan fácil acceder a esas instancias como ellos, este experto se excusaba alegando que "el lobista no vota, es el político quien ha de decidir su voto". Con Ada Colau, portavoz de la PAH (Plataforma Afectados por la Hipoteca), a la que Agustí de Uribe llamó 'lobista social', el equipo de Salvados pudo conocer de primera mano cómo no es tan sencillo dar a conocer a las grandes instancias políticas lo que sucede en la calle. "Nos ha costado más de cuatro años, recoger firmas...hacer un sobreesfuerzo sobrehumano para que los principales partidos nos reconozcan como interlocutores", aseguraba Colau.

Una vez conocido el 'modus operandi' de los lobistas profesionales, el equipo de Salvados se desplazó a Bruselas donde Jordi Évole pudo conocer cómo actúa la otra parte, es decir, aquellos políticos sobre los que tratan de influir estos grupos de presión.

Antes, Belén Balanyá, fundadora de CEO (Corporate Europe Observatory), demostró que los lobistas campan a sus anchas entre los eurodiputados. Según los datos que ella barajaba, existen entre 15.000 y 30.000 lobistas en la capital belga. Una horquilla sumamente amplia debido a que, pese a que existe un registro, éste es voluntario. Pero, ¿por qué existen tantos lobistas en Bruselas? "Porque los procesos de decisión son muy complejos", reconocía Balanyá.

Con David Hammerstein, ex eurodiputado y lobista, y Andrés Perelló, eurodiputado del Partido Socialista, pudo conocer el fondo y las formas de las que se sirven los lobistas para presionarles de cara a futuras votaciones. Desde 'recomendaciones de voto' hasta invitaciones a cervezas. Aunque, como confesaba Perelló, "no me puedo quejar de la presión de los lobbies". Este político defendía así su papel y el de todos sus compañeros en el Parlamento Europeo, porque si no son capaces de eludir estas presiones "yo no hago falta", decía.

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