Sangriento motín en México pone en tela de juicio prometida reforma penitenciaria

  • El encarnizado motín que se desató el jueves en una cárcel de México muestra que la guerra entre cárteles no tiene tregua, incluso tras las rejas, y deja en entredicho la promesa del gobierno de reformar el sistema penitenciario tras la segunda fuga del capo Joaquín "El Chapo" Guzmán.

En las superpobladas cárceles de México cohabitan delincuentes comunes y criminales de alta peligrosidad. Esto, aunado a la corrupción y la escasez de guardias, hace de las prisiones mexicanas tierra de cultivo para motines y fugas, según expertos.

El gobierno ha demostrado "la poca capacidad que tiene la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) de controlar la estructura de los penales y pone en evidencia, una vez más, que está por los suelos la estructura penitenciaria del país", estimó para la AFP Raúl Benítez Manaut, experto en seguridad nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Por su parte, Alejandro Hope, un exagente de inteligencia de México, consideró que los graves "problemas sistémicos" de las prisiones mexicanas ya se había diagnosticado en julio de 2015, cuando se fugó por segunda vez "El Chapo" Guzmán de una cárcel de máxima seguridad, a través de un kilométrico túnel cavado desde la ducha de su propia celda.

"Si así estaba la mejor prisión del país... ¿cómo estará el resto?", se preguntó el experto.

El jueves, cerca de medio centenar de reos murieron y otros resultaron heridos en el penal Topo Chico, en el estado de Nuevo León (norte), tras una cruenta batalla entre células antagónicas del cártel Los Zetas.

Este incidente se registró un día antes de que el papa Francisco inicie una visita de cinco días a México, durante la cual visitará una cárcel en la fronteriza Ciudad Juárez, que durante años fue considerada una de las prisiones más violentas de América Latina.

Aunque las autoridades lograron recapturar a "El Chapo" en enero, el gobierno de Peña Nieto sufrió el bochorno de ver expuestas las grandes fallas de su estrategia de seguridad y se comprometió a reformar el sistema carcelario.

"Pero todo quedó en buenas intenciones", lamentó Francisco Rivas, director general de la ONG Observatorio Nacional Ciudadano, al denunciar que México tiene "centros de readaptación que no readaptan y solo concentran a los delincuentes en un solo espacio".

En octubre de 2015, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) alertó sobre el grave hacinamiento carcelario: con una capacidad para 203.084 personas, las prisiones de México albergan 254.705 internos, un déficit de 51.621 lugares, es decir una sobrepoblación del 25,4%.

Un 40% de los reos en el país no han recibido sentencia. Si se les permitiera seguir su proceso en libertad, habría 100.000 personas menos en las cárceles, estimó Hope, quien asegura que hay un custodio por cada 13 reos en promedio a nivel nacional.

La batalla en el sobrepoblado penal Topo Chico, con 3.800 reos y 100 custodios, surgió entre dos miembros del cártel Los Zetas que se disputaron el "control" del penal.

"Muchos presos pertenecen a organizaciones criminales, se están matando entre ellos, pero también aprovechan que hay dentro de las cárceles gente muy vulnerable para sumarla a estos motines", asegura Benítez Manaut.

En los años recientes, las prisiones mexicanas han registrado diversos motines. En febrero de 2012, 44 presos murieron y otros 30 escaparon de la cárcel de Apodaca, también en Nuevo León.

"El poder que tienen los presos en los penales llega a tal nivel que generan una especie de autogobierno", destacó Benítez Manaut, al ejemplificar el caso de "El Chapo".

Guzmán "estaba preso pero con una cantidad de privilegios que le permitía hacer lo que quería y desde la cárcel gobernaba el cártel de Sinaloa como si fuera desde su casa", afirmó.

Y desde las cárceles de Tamaulipas, vecino de Nuevo León, "salen el 50% de las llamadas de extorsión" en el país porque no se aplica la ley de bloqueadores de señal telefónica, subrayó Francisco Rivas.

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