Sin permiso para salir de tu país por una factura pendiente

  • Es lo que les puede llegar a pasar a los israelíes si no pagan una deuda reclamada por una empresa. Y aún hay más, mucho más.
Más de cien mil personas piden justicia social en las calles de Israel
Más de cien mil personas piden justicia social en las calles de Israel
Noga Tarnopolsky, Jerusalén | GlobalPost
Noga Tarnopolsky, Jerusalén | GlobalPost

Llegas al aeropuerto listo para volar, pero eres abruptamente apartado a un lado y detenido. Un control de tráfico rutinario de la policía te deja a un lado de la carretera sin tu permiso de conducir. Sacas tu tarjeta de crédito para pagar la cuenta en un restaurante y el maître la rechaza tranquilamente y te confisca tu tarjeta.

Si eres muy afortunado, un hombre se presenta en tu casa y sin inmutarse te ofrece una medida cautelar: tu cuenta bancaria ha sido embargada. Tu seguro de vida ha sido retirado y ha diezmado. ¿Qué está pasando en Israel, donde todos los meses miles de ciudadanos sorprendidos tienen que hacer frente a estos dilemas?

Una ley aprobada por la Knesset (el Parlamento israelí) a mediados de 2010 ha permitido a los bancos y a las grandes empresas acceder a la información privada previamente clasificada relativa a la vida de los deudores y que permite aplicar medidas draconianas, a menudo sin previo aviso.

La ley parece contravenir disposiciones importantes de la Ley Fundamental de la nación, el cuerpo de jurisprudencia que ocupa el mismo lugar que una constitución escrita, como la libertad de movimiento. Todavía no ha sido impugnada en los tribunales.

Sin embargo, es una de las realidades de la vida israelí que provocó la sensación de alienación que impulsó las protestas sociales de los últimos seis meses. Las empresas y las grandes corporaciones pueden sacar grandes beneficios, pero sus clientes se sienten engañados.

"Sólo estoy esperando que alguien con recursos presente una gran demanda colectiva por daños y perjuicios", dice el abogado de Jerusalén Abraham Zada Harpaz, que está especializado en estos casos. "En los últimos dos años ves a la gente reducida simplemente a harapos, despojada de hasta su último trozo de pan por culpa de esta ley".

Bancos, empresas y organismos deudores tienen ahora vínculos directos informáticos con los registros guardados por la Autoridad Nacional del Orden Público y de Cobro de Morosos". Una empresa reclama una deuda insignificante, incluso antigua, puede fácilmente revocar el permiso de una persona para salir del país o suspender el permiso de conducir.

Tal es el caso de Ilanit, nombre ficticio para una mujer cuya historia fue destacada en una exposición del periódico israelí Yeditoh Acharonoth sobre estas prácticas. De 2001 a 2005, Ilanit era cliente de la compañía de cable Yes. Después de cancelar el servicio, se inscribió en una empresa rival, Hot. El 1 de diciembre de este año, recibió una notificación informándole de que su permiso de viaje había sido suspendido debido a una deuda con Yes.

Al preguntar, se le dijo que Yes había reclamado que ella les debía un conversor, ahora de seis años de antigüedad, y que su padre, Eli, había recibido una notificación de la deuda. "Les devolví el conversor cuando abandoné la compañía y el nombre de mi padre ni siquiera es Eli", relató a Yeditoh Acharonoth. La ley exige la oportuna notificación firmada de tales requerimientos a los deudores, no a un miembro de la familia.

Mi descubrimiento de las nuevas medidas se produjo el pasado marzo, mientras intentaba cruzar la frontera con Jordania. Separado de un grupo de amigos, me condujeron a una pequeña oficina y me informaron de que no se me permitía abandonar el país. ¿Por qué? Los oficiales me dijeron que tenía una deuda pendiente en la oficina Rehovoth de las Autoridad de Cobros.

Traté de recordar la última vez que había estado en Rehovoth, posiblemente hace 10 años. El oficial de policía de fronteras no me podía decir la cantidad de la deuda, a quien se le debía ni por qué. No había manera de pagar la deuda y cruzar la frontera entre Israel y Jordania. De hecho, estaba detenido.

Investigaciones posteriores revelaron que Cellcom, una empresa de telefonía móvil con la que corté relaciones hacía 12 años, después de su ineficacia para reparar un mal funcionamiento del teléfono que todavía estaba bajo garantía, reclamaba una deuda de 8.500 shekels (2.250 dólares). Como la mayoría de la gente involucrada en este entramado, no tenía antecedentes penales.

"Ellos juegan rápido y libremente con estas notificaciones", denuncia Harpaz. "Esa es la peor parte. Y dejan que la deuda se acumule a propósito. Es parte de la forma en que operan".

"Digamos que alguien empieza con un préstamo de un banco, o una pequeña deuda", explica. "Puedes comenzar debiendo a alguien 2.000 shekels (alrededor de 530 dólares). Nadie te informa de la deuda. El banco o la empresa te lleva a los tribunales y consigue un juicio sumario en tu ausencia. Entonces estás inmediatamente ligado a las costas legales, ajustes de tasas de interés y la vinculación del dólar. Antes de que lo sepas - literalmente, antes de que lo sepas - ya debes 10.000 shekels (2.645 dólares)".

"Te embargan tu cuenta bancaria; cobran tus pólizas de seguros, incurriendo en sanciones, y te dejan con un 20 por ciento de lo que había. Ellos tienen tu pasaporte vinculado a una lista de prohibición de viajes. Y lo gracioso es que no sabes nada al respecto. Y no hay modo de poder negociar con ellos".

Las nuevas prácticas se han vuelto tan comunes que ahora los vecinos involucrados en disputas banales están compitiendo sobre quién va a llegar a un juez en primer lugar, con el fin de reclamar una deuda, y paralizar la vida del otro.

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