Sindicatos y empresarios de EEUU, visiones enfrentadas a los 20 años de TLCAN

  • Cuando se cumplen 20 años de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio en América del Norte (TLCAN), todavía se perciben opiniones contrapuestas sobre sus efectos en la economía estadounidense.

Alfonso Fernández

Washington, 26 dic.- Cuando se cumplen 20 años de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio en América del Norte (TLCAN), todavía se perciben opiniones contrapuestas sobre sus efectos en la economía estadounidense.

Por un lado, empresarios y políticos defienden los avances logrados y el significativo aumento en el comercio entre Estados Unidos, México y Canadá como uno de sus principales éxitos.

La Cámara de Comercio de Estados Unidos celebró en un reporte las "enormes nuevas oportunidades" generadas por el acuerdo, sellado en 1993 por el entonces presidente estadounidense Bill Clinton y que entró en vigor el 1 de enero de 1994.

La patronal subrayó que el comercio entre los tres países se ha más que triplicado en las dos últimas décadas al pasar de 270.000 millones de dólares a más de un billón en la actualidad.

Solo en 2010, más del 60 por ciento de las importaciones de México y más del 50 % de las de Canadá procedía de Estados Unidos, según datos de la Oficina del Representante de Comercio Exterior estadounidense.

"El TLCAN construyó economías de escala en Norteamérica para hacerse competitiva en un mundo rápidamente cambiante", aseguró Peter Cowhey, decano de la Escuela de la Relaciones Internacionales de la Universidad de California San Diego y quien fuese representante de comercio exterior de la Administración del presidente Barack Obama entre 2009 y 2010, en una charla en la que se abordaron los 20 años del acuerdo.

En el momento de su aprobación, se produjo un acalorado debate acerca de la pérdida de trabajos que generaría la firma del acuerdo, que se temía que se trasladaran principalmente hacia México debido a los menores costes laborales.

Clinton, sin embargo, defendió la necesidad de sellar el Tratado para aumentar las ventas de productos estadounidenses e impulsar la competitividad de la economía del país en un contexto de creciente globalización.

"Si no aprobamos el TLCAN, esa pérdida de empleos todavía seguiría ocurriendo. Los bajos salarios y los menores costes de producción todavía se mantienen. Pero si la aprobamos, significará ver incrementarse de manera dramática la venta de los productos estadounidenses hechos en Estados Unidos", afirmó Clinton.

Por contra, los sindicatos reiteran los consecuencias perversas del acuerdo de libre comercio entre las economías norteamericanas.

"Ha sido un desastre", señaló Bob King, presidente de la Unión de Trabajadores del Automóvil, en una entrevista con la radio pública NPR.

"Los sindicatos como el del automóvil y de la metalurgia han visto realmente socavada su capacidad de negociación por el TLCAN. Ahora, cuando vamos a negociar con las compañías de suministro de recambios de automóvil, nos dicen: 'bueno, podemos irnos a México y hacer esto más barato", agregó King.

No obstante, Washington parece decidido a continuar en la senda de la liberalización comercial, con la reciente firma de dos nuevos acuerdos de libre comercio con Corea del Sur y Panamá.

Y, además, se encuentra inmerso en negociaciones para dos nuevos tratados mucho más ambiciosos y de amplio calado: el de libre comercio para Asia Pacífico (TPP) y el Tratado Transatlántico sobre Comercio e Inversión (TTIP).

A medio camino entre las alabanzas y críticas se ubica el informe del Servicio de Investigación del Congreso (CRS, en inglés), órgano no partidista.

"EL TLCAN no causó las enormes pérdidas de empleo temidas por sus críticos ni los enormes beneficios económicos previstos por sus promotores. El efecto neto en la economía parece haber sido relativamente modesto", señaló este organismo.

Aunque el informe sí apunta a sus efectos a largo plazo a la hora de provocar acuerdos comerciales similares.

Lo que sí inició fue "una nueva generación de acuerdos comerciales en el Hemisferio Occidental y otras partes del mundo, influyendo en las negociaciones en áreas como el acceso a los mercados, las normas de origen, los derechos de propiedad intelectual, la inversión extranjera y la protección medioambiental", precisó el CRS.

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