Renovalia, Mivisa, Talgo, T-Solar o la filial de energías verdes de Enel. Todas ellas quieren aterrizar en la bolsa española cuando antes mejor, si lo mercados lo permiten. El momento parece bueno.
A pesar de las dudas sobre la capacidad de crecimiento de las grandes economías mundiales, los expertos no creen que la bolsa pueda sufrir grandes ataques en lo que queda de año. La volatilidad se ha reducido y la calma ha vuelto a los mercados de deuda.
Además, los empresarios no pueden estar más animados después de que un gigante en pérdidas como General Motors haya iniciado los trámites para dar el salto al parqué. O a la vista de que el banco chino Agricultural Bank (AgBank) ha completado este verano la mayor salida a bolsa de la historia: 17.294 millones de euros.
En otra escala más baja, Skype, el grupo de telefonía en Internet más grande del mundo del mundo, también ha presentado ya el folleto que le permitirá desembarcar en bolsa si un competidor –Cisco Systems la está rondando- no la engulle por el camino.
Y, para rematar la faena, la última gran salida a bolsa del mercado español- excluidas las empresas del Mercado Alternativo Bursátil- ha dejado un buen sabor de boca. Se trata de la central de reservas de viajes Amadeus, que sube más de un 20% desde su debut el pasado mes de abril. Es, de momento, la única oferta pública de venta (OPV) del año.
Pero, desgraciadamente, la rentabilidad de Amadeus es también una excepción. Porque la terca realidad dice que de las 22 salidas a bolsa registradas en el último quinquenio, sólo cuatro ofrecen rentabilidades positivas. El balance no puede ser más pobre y saca los colores a la mayoría de las compañías que han vendido parte de su capital en los últimos cinco años.
Las cifras son concluyentes y demuestran que el grueso de los debutantes en el parqué ha bajado más de lo que lo ha hecho el Ibex desde el día del debut.Por ejemplo, sólo dos de las siete empresas que salieron a bolsa en 2006, Grifols y Técnicas Reunidas, ofrecen hoy rentabilidades positivas a los inversores.
Ese año, el Ibex subió casi un 32%, más un 7,3% el año siguiente.Luego vendría el devastador 2008, con una caída del 39,4%. El resultado es que las once salidas a bolsa del año anterior están en negativo, una situación que no consiguió revertir la recuperación de las cotizaciones de casi el 30% en 2009.
La conclusión es que las empresas, o bien vendieron caro, o bien no han convencido a los mercados con sus proyectos. Dos defectos que están abocadas a limar las aspirantes a dar el salto hoy.
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