Tras la odisea de la compra en Venezuela, solo quedan productos para ricos

    • La población de Venezuela sufre de un preocupante desabastecimiento de productos básicos en sus supermercados, sobre todo en zonas del interior, alejadas de la capital.
    • Para poder comprar alimentos básicos, cuya distribución y precio están regulados por el Estado, hay que saber dónde están y a qué horas los ofrecen.
Largas colas en el estado occidental venezolano de Táchira ante los supermercados
Largas colas en el estado occidental venezolano de Táchira ante los supermercados

En los supermercados de Venezuela uno no compra lo que busca, sino lo que encuentra.

Los venezolanos pueden encontrar productos importados o gourmet, solo aptos para la clase media-alta. Sin embargo, los alimentos básicos, como arroz, harina, huevos o leche, no son fáciles de conseguir. En los súper falta de todo.

La población de Venezuela sufre de un preocupante desabastecimiento de productos básicos en sus supermercados, sobre todo en zonas del interior, alejadas de la capital, Caracas.

Para poder comprar alimentos básicos, cuya distribución y precio están regulados por el Estado, hay que saber dónde están y a qué horas los ofrecen. Casi siempre hay que hacer cola. O conocer a alguien.

[Te interesa: "Venezuela controlará con huellas dactilares la compra en supermercados"]

Aparte de alimentos, tampoco es fácil dar con productos de limpieza, de arreglo personal o medicinas, si no se quiere recurrir a los productos extranjeros, inalcanzables por su alto precio para la mayoría de los venezolanos.

La población vive en un estado de constante zozobra. "Vivimos pensando si llegará la leche a un sitio o el aceite tal otro", afirma Mercedes Malavé, periodista y docente venezolana de la Universidad de Monteávila. "Se nota en todo, la gente no puede más, siempre está esperando en colas para comprar y eso les hace llegar tarde a sus trabajos".

"Este Gobierno ha conseguido arruinar las aspiraciones de la gente", dice la periodista. "Ha conseguido que la gente solo piense en conseguir lo más básico: en conseguir alimentos y medicinas para sobrevivir".Contrabando de alimentos y gasolina

Para Malavé, esta escasez se debe principalmente a dos razones: el "fallido" sistema económico del gobierno bolivariano de Maduro y el creciente contrabando entre las fronteras de Venezuela y Colombia.

Por la frontera pasa de todo, desde arroz hasta cemento, aunque lo más lucrativo es, con diferencia, la gasolina. El ministro de Energía venezolano, Rafael Ramírez, ha señalado que el equivalente a 100.000 barriles de gasolina pasan de Venezuela a Colombia cada día.

Malavé afirma que la harina de maíz producida en Venezuela se vende diez veces más cara en el mercado negro de Colombia.

La causa de tanto contrabando entre los dos países es el mantenimiento de los subsidios estatales a este tipo de productos, que, teniendo en cuenta el impacto electoral que genera, no parece que Maduro vaya a cambiar.

El Gobierno venezolano advierte que un 40% de los alimentos básicos se pierde a manos del contrabando.

Desde hace algo más de una semana, el Gobierno de Maduro lleva limitando el movimiento de personas y bienes por la frontera. El Ejército venezolano ya ha desplegado 17.000 tropas a lo largo de los 2.200 kilómetros de frontera que comparte con Colombia.

No obstante, Malavé precisa que la unión cívico-militar del Gobierno está corrompida y que es problable que los líderes contrabandistas tengan relación tanto con el Ejército venezolano como con el Gobierno.La 'captahuella' en los supermercados

En cambio, el Gobierno culpa a la población de la escasez en los supermercados. Acusa a la venta ambulante y al acaparamiento de alimentos -en despensas- por parte de particulares. Para remediarlo, opta por más controles a las clases qué más afecta esta alarmante situación.

Maduro anunció la semana pasada la instauración de un mecanismo de control con huellas dactilares en los supermercados que registrará qué persona, en qué cantidad y con qué frecuencia se compra cada producto.

El sistema, que será implementado en todos los establecimientos públicos y privados, impedirá que una persona compre el mismo producto dos veces durante la misma semana, sin que haya una cuota fija de volúmenes asignada.

"No se dejen manipular por la manipulación de la derecha. El captahuella no es para restringir compras, es para capturar contrabandistas", ha escrito en la red social Twitter el vicepresidente del Gobierno, Jorge Arreaza.

El sistema de máquinas captahuellas, que debe estar operativo a partir del 30 de noviembre, "se aplicará para identificar a quienes juegan, roban y se lucran con los alimentos del pueblo. ¡Vamos tras las mafias!", ha insistido Arreaza."La corrupción y el contrabando necesitan mecanismos de control para seguir robando"

Esta "venda", según Malavé, no cerrará la hemorragia y únicamente tiene fines propagandísticos. Malavé recalca que el sistema biométrico solo afectará al pueblo y el contrabando continuará sin problemas, puesto que actúa directamente en la distribución. "La captahuella es una agresión al ciudadano de a pie, y una caricia al contrabando que no pisa un supermercado".

La periodista asegura que la escasez es prueba irrefutable del "fallido" sistema económico de Venezuela, que, gracias al petróleo, se mantiene a flote, de momento.

"El gobierno ciego de Maduro no se atreve a traicionar sus ideales comunistas", afirma Malavé.Colas sin cola

La odisea para comprar en Venezuela ha derivado en un incremento de la ya fuerte economía sumergida.

En las largas colas para entrar en los supermercados ha proliferado un servicio singular, el "Colas sin cola", que consiste en hacer la cola por el cliente, hasta que llegue su turno. Cuando falta poco, lo llama por teléfono y se intercambian el lugar.

Fue inventado, según El Nacional de Venezuela, por Silvestre Jaime, un extaxista de San Cristóbal que percibió la indignación de la población durante la espera, que puede superar las cinco horas.

El negocio comenzó con un pequeño aviso clasificado en los diarios nacionales donde ofrecía sus servicios. Ahora tiene una gran demanda en varios estados del país, tiene asalariados e incluso ofrece packs de descuentos. Una hora de espera cuesta 500 bolívares, entre 6 y 10 dólares, dependiendo del tipo de cambio.

Mostrar comentarios