Un sucinto y brillante pregón

  • Patricio Peñalver.

Patricio Peñalver.

La Unión (Murcia), 1 ago.- La escritora María Dueñas, con un sucinto y brillante pregón, fue la encargada de propagar a los cuatro vientos del planeta de los cabales que la quincuagésima segunda edición del Festival del Cante de las Minas de la Unión alzaba definitivamente su telón, en la llamada Catedral del Cante, ante un expectante público que llenaba el recinto.

María Dueñas comenzó su pregón diciendo: "Me honra inmensamente estar aquí en esta noche de verano. Me honra porque me gusta el flamenco, porque durante años he sido una asidua asistente a este festival, porque respeto enormemente al pueblo de La Unión, porque me preceden pregoneros inolvidables, y por unas cuantas razones adicionales que poco a poco les voy a desgranar".

Y así la autora de la famosa novela: "El tiempo entre costuras", su gran éxito editorial que ha cautivado a muchísimos lectores, fue desgranando sus razones, y sus palabras sonaban a verdad, cuando recordaba sus orígenes mineros: "Yo vengo además de una familia muy estrechamente vinculada a la minería. Mi abuelo paterno trabajó durante toda su vida en la mina Asdrúbal de Puertollano. Nunca lo hizo en los pozos, siempre arriba, en las oficinas, como jefe de administración.

Él era quien llevaba las cuentas y ordenaba los pagos, quien sabía mejor que nadie lo que daban de sí los pozos y lo que valía el sudor de cada hombre en cada jornal.

Mi padre, muy joven aún, a la vez que estudiaba en aquellos tiempos duros de posguerra y pluriempleo, trabajó un tiempo en las minas también. En la oficina técnica, echando una mano en lo que le mandaran, lo mismo hacer un recado que sacar copias de planos o ayudar a croquizar piezas para después enviarlas a los talleres",

Después de recordar sus orígenes, relató porque había aceptado el reto del pregón y porque se sentía tan identificada con estos cantes, añadiendo: "Pero además, como decía en un principio, hay una serie de factores que en cierta manera vinculan mi vida y mis orígenes con este festival.

Yo soy hija de un pueblo minero. De un pueblo que se llama Puertollano, que está en una zona distante de ésta en kilómetros y en muchas cosas más. Se trata de una cuenca distinta efectivamente que, sin embargo, es hermana a la vez, porque a la hora de adentrarse en la tierra y sacarle sus entrañas, apenas hay distinciones.

Aquí las excavaciones se llamaban Las Matildes y Agrupa Vicenta, y en el pueblo del sur de La Mancha del que yo vengo, tenían nombres como Mina Asdrúbal, Pozo Norte, o Pozo María Isabel. Aquí se extraía plomo, minerales de hierro, plata y zinc, y en mi tierra carbón".

Y ya ante un público cautivado por la palabra, concluyo diciendo: "muchísimas gracias a todos: alcalde, autoridades, artistas y aficionados, descendientes de mineros, amigos del flamenco y de los libros. Que todos ustedes disfruten la quincuagésimo segunda edición de este grandísimo festival.

Después del pregón, como es tradición, actuaron los ganadores de los máximos trofeos del pasado año. La primera en salir al escenario fue gaditana Lucía Álvarez "La Piñona" la ganadora del Desplante, máximo trofeo de baile, que lo hizo muy bien por alegrías, con vestido de bata de cola y mantón, y por seguiriyas, siendo muy aplaudida en sus desplantes.

A continuación le llegaba el turno al granaíno Juan Torres "Habichuela Nieto", ganador del Bordón Minero, que ejecutó de manera soberbia una rondeña y una taranta, premiadas con palmas por el respetable.

Hasta que llegó el cante, el excelente cante de la joven extremeña Celia Romero, ganadora de la Lámpara Minera, que cantó por minera, tangos extremeños, bulerías, terminando su gran actuación por fandangos.

Y concluyo la velada, con el gaditano Sergio Monroy, ganador del premio Filón al mejor instrumentista flamenco, que toco al piano una taranta y una bulería. Una buena noche de flamenco en la que los cuatros protagonistas revalidaron sus éxitos de la pasada edición.

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