Reino Unido quiere profesores más duros y Francia, que los malos alumnos no repitan

    • En España, la ley para defender al profesor, casi nunca se cumple. Los profesores no quieren una ley de mano dura, sólo que se cumpla la actual legislación que aboga por el respeto.
    • El Gobierno galo aboga porque repetir curso sea algo excepcional, mientras el Observador educativo británico pide imponer mano dura para evitar que se pierdan horas lectivas.
Colegio público
Colegio público

La forma en la que los profesores deben enfrentarse al alumnado, sobre todo el más rebelde o el menos preparado, ha abierto un debate en media Europa, dónde parece que nadie, excepto en España, aboga por una postura equidistante entre dureza y la máxima flexibilidad.

Mientras que en Francia, el Gobierno galo quiere que sólo repitan aquellos alumnos que han faltado a "un periodo importante de su aprendizaje escolar" y que esto ocurriría con el permiso escrito de los padres, para evitar costes innecesarios; en el Reino Unido, el observador educativo ha advertido que tolerar determinadas actitudes y los malos comportamientos del alumnado hace perder tiempo y dinero, por lo que insta a una menor tolerancia.

Mientras, en España se ha abogado por una ley para defender la autoridad del profesor, una norma que difícilmente se cumple, en un país en el que uno de cada cinco profesores reconoce que es incapaz de dar clase -responsabilizando en buena parte al alumnado- y dónde las depresiones y el estrés de los maestros es demasiado frecuente.Más dureza en el Reino UnidoOfsted, que es el observatorio educativo británico, ha llegado a la conclusión de que los profesores del Reino Unido son demasiado permisivo con los alumnos alborotadores, que interrumpen una y otra vez las clases. Esto motiva que se pierda al menos una hora lectiva al día y, por tanto, dinero y formación para el alumnado.

El informe concluye que los profesores son demasiado blandos, algo que no ha gustado a todos, especialmente a los sindicatos que representan a los maestros.

Asegura el observatorio, que los directores escolares que no imponen disciplina en sus colegios y "desdibujan las líneas entre la amabilidad y la familiaridad"con alumnos con mal comportamiento están tolerando actitudes que interrumpen las lecciones y roban tiempo valioso de enseñanza.

Según Sir Michael Wilshaw, director de la institución, se pierde hasta una hora al día de enseñanza por estos malos alumnos. Ante la contundencia del estudio, los sindicatos de enseñanza acusaron de querer instigar miedo y acusaron al inspector jefe de "decir tonterias".

El secretario general del sindicato de profesores, Chris Keates, criticó duramente estas declaraciones y el informe "el inspector jefeestá, como es habitual, diciendo tonterías cuando sugiere que los profesores aceptan esto y que están fallando a la hora de hacerle frente".

"Cada hora pasada con un alumno que molesta y quiere atención es una hora que aleja al resto de alumnos que quiere una educación decente", aseguró Wilshaw".

En el informe concluye que "demasiados jefes de colegios, especialmente de educación secundaria, subestima el impacto negativo de un mal comportamiento de baja intensidad. Muchos profesores han aceptado este comportamiento de bajo nivel como parte del día a día de la clase".Flexibilidad en Francia

Mientras, en Francia, la actitud que se proponer para enfrentarse a la situación podría ser justo la contraria, y se aboga por la permisividad. Los alumnos franceses podrían no tener que repetir curso, según las nuevas medidas anunciadas por la Ministra de Educación, Najat Vallaud Belkacem, que llegó al puesto el pasado mes de agosto.

La ministra juzga "ineficaz" y "costoso" el actual sistema, por el que los alumnos tienen que repetir, cosa que de ahora en adelante podría ser excepcional. El objetivo es que sólo repitan aquellos alumnos que han faltado a clase durante "un periodo importante de su aprendizaje escolar". Además, para repetir, sería necesario el permiso escrito de los padres. Según una encuesta, el 62% de los progenitores franceses está a favor de reformar la medida.

El Gobierno galo quiere dejar pasar de curso prácticamente a todos los alumnos y para contrarrestar el efecto, mejorará el apoyo a los alumnos, con acompañamiento personalizado y seguimiento pedagógico. Cada año, 150.000 alumnos franceses salen del colegio sin un diploma educativo.En España, la ley parece no cuajar

En España, una importante del profesorado reconoce que padecen estrés y ansiedad, ante las situaciones a las que se deben enfrentarse cada día. Alumnos rebeldes, provocadores, conflictivos o, simplemente, que nos están interesados por lo que quiere transmitir el profesor, propician situaciones que en algunos casos pueden ser graves.

Ante esta situación la Asociación Nacional de Profesores Españoles (ANPE) decidió crear el Defensor del Profesor, un servicio de atención inmediata y gratuita para docentes víctimas de situaciones de conflictividad y violencia en las aulas.

En nuestro país se aplican los denominados decretos de convivencia, un 'paraguas' jurídico que las omunidades autónomas -en cuyas manos recaen las competencias educativas- impulsaron para normalizar la situación y frenar a los alumnos rebeldes.

Madrid fue pionera en fomentar estos decretos de convivencia. Lo hizo en 2010. Se trata de otorgar autoridad a profesor y de determinar las obligaciones del alumno -asistencia a clase, el cuidado a las instalaciones, la puntualidad y respeto a los docentes--

Sin embargo, y después de siete años en marcha, Sonia Gómez, secretaria de Comunicación de ANPE, asegura que la ley no se pone en práctica y que muchas veces lo recogido en la norma no se cumple.

Gómez, en Te Interesa, reconoce que "el alumnado desconoce esas normas de conducta. Conoce muy bien sus derechos pero desconoce sus obligaciones".

La legislación sobre la autoridad del profesor se reforzó a través de la Ley de Autoridad del Profesor, que protege aún más, en el marco jurídico, la figura del docente.

Según informa Iñigo Zulet en Te Interesa, esta ley recoge la presunción de veracidad del docente. Es decir, la palabra del profesor está por encima de la del alumno. Por otro, el que denuncia tiene que demostrar los hechos, y la denuncia puede acabar en delito penal y no simple falta en los peores casos. "Delitos que acarrean incluso la cárcel y una indemnización y no solo una multa", explica Inmaculada Suárez, coordinadora del servicio del Defensor del Profesor,¿Es necesaria una ley más dura?

Frente a las reclamaciones del observatorio educativo británico, la ANPE no apuesta por la vía de lamano dura. El sindicato aboga por el respeto, el diálogo, el entendimiento y la comprensión. Su secretaria de comunicación propone algunas medidas: "Hablar con el alumno si no lo entiende, implicar a su familia, incluso a sus compañeros, hacérles ver que ese comportamiento no es aceptable",¿La solución?

No hay una 'fórmula mágica' para que los alumnos más alborotadores no interrumpan la lección. "Es importante la concienciación de la sociedad", señala Suárez, quien echa la culpa a los políticos porque "muchas veces" desprestigian la figura del profesor en sus declaraciones.

Parte de la responsabilidad es también de los padres, según los responsables de los profesores. "Los padres deben entender que al educar a sus hijos, tanto ellos como los profesores van unidos", afirma Suárez. Los padres también necesitan 'ir a clase'.

La concienciación no es la única vía. Suárez propone introducir trabajos sociales en los centros educativos. Es decir, "añadir al régimen de expulsión la realización de trabajos positivos que sean válidos de cara a la sociedad", porque "trabajar para los demás es importante para fomentar el compañerismo".

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